Conocí a Zarra cuando todos comenzamos a ver algo de fútbol. Era un deporte tan distinto y tan cercano a la gente porque era ... lo único que teníamos. Como jugador era alguien que no le daba mucha importancia a sus acciones en el campo. No se imaginaba que era un futbolista sensacional. Era tan bondadoso y noble que era incapaz de hacer daño. Todos le pegaban a él, y Gainza era de los que se metía por medio y le preguntaba ¿Quién te ha pegado? Era un saco de recibir por todo lo que era capaz sobre el campo. Le echabas un elefante y le daba de cabeza. Su remate era increíble. Con todos lo jugadores que han pasado por aquí no he visto uno igual. Es como si fuera a ciegas. Cosa que volaba, allí estaba su cabeza. En la época de posguerra, a diferencia de otros jugadores, era de una población rural y estaba bien alimentado, por lo que tenía fuerza.
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Aquel equipo rojiblanco era de una calidad extraordinaria. Les veíamos entrenar en San Mamés, cuando entonces el campo no tenía más que la tribuna de madera. Salíamos de estudiar e íbamos a verles. Después de acabar la sesión, Zarra se quedaba a rematar de cabeza. Tiraba el balón contra la pared de la tribuna general y le daba. Tenía unos pies muy pequeños en relación con su estatura, pero dominaba muy bien el balón.
Se le admiraba como jugador y fue una fuente de detalles. Por ejemplo, en Málaga hay muchos hinchas del Athletic que se acuerdan todavía de un partido en el que tuvo una pelota para empujar y marcar y no lo hizo porque cayó lesionado un rival. La tiró fuera. Aquel gesto se comentó como diciendo qué deportista y qué corazón tiene este hombre. Todos eran jugadores muy humildes, no eran conscientes de lo que representaban para el público. Tenían una calidad extraordinaria y, aunque fueran del equipo rival, eran amigos.
Es imposible quedarte con un gol de Zarra. Todos fueron de una gran belleza. Y fueron tantos. En una final del Copa contra el Valladolid, el Athletic empezó perdiendo y les metió cuatro. Fue uno de los grandes de la historia del fútbol español. Incluso el equipo entero era una selección.
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En Radio Juventud, la emisora en la que trabajé, tuvimos mucha relación con Zarra. Incluso nos patrocinó el trofeo al mejor jugador de la liga en Primera que entregábamos bajó el nombre de 'Irizarra', que era una tienda de deportes en la que era socio con Rafa Iriondo y que pusieron cuando se retiró. Tenía una generosidad que no se daba cuenta. Fue un amigo.
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