Fernando me convenció
En los primeros días de marzo de 1992 recibí la llamada de Fernando Ochoa, quien en nombre del Athletic me pidió tener una entrevista conmigo. ... Le recibí en mi casa de Mönchengladbach y tuvimos un primer contacto en el que pronto congeniamos y mantuvimos un diálogo fácil al hablar de fútbol y del Athletic. Tiempo más tarde supe cómo llegó a la idea de vernos y cómo realizó las gestiones para llegar a mí. Intervino mi excompañero en el Borussia Mönchengladbach, amigo personal, gran figura del fútbol y que jugó en el Real Madrid. Estoy hablando de Günter Netzer, que le facilitó a Fernando mi teléfono de contacto. Después de largas y productivas conversaciones acepté ir a Barcelona la última semana de marzo a ver el partido contra en Espanyol en el viejo campo de Sarriá. Mi experiencia fue negativa y el lunes siguiente le llamé a Fernando para decirle que estaba encantado de haberle conocido pero que declinaba su invitación. Pero… Fernando, hombre reflexivo y buen encajador, insistió días después en que fuese a ver al Athletic a San Mamés la semana siguiente que se jugaba el derbi contra la Real Sociedad en la esperanza de que un partido tan especial me hiciera cambiar de opinión y por tanto mi decisión. Y acertó. Ví San Mamés lleno, un sábado lluvioso, un partido vibrante que empezó el Athletic perdiendo, lo remontó y ganó a la Real causándome una impresión distinta y magnífica por la garra, el ambiente, un público entregado y una victoria muy importante.
«Acepté entrenar al Athletic después de que Fernando Ochoa me empujara a ver un partido en San Mamés»
en 1992
Fernando consiguió su propósito, me había ganado ese partido imaginario que estábamos manteniendo. Tuve contactos con el propio Netzer, con Bonhof que jugó en el Valencia, Uli Stielike en el Madrid, Allan Simonsen en el Barça, todos compañeros míos en el Borussia y con el gran Johan Cruyff, quien me aconsejó que aceptara la oferta de un club histórico y señor.
Mi experiencia personal la confirmé trabajando con Fernando, inteligente, trabajador, conocedor del fútbol, riguroso, discreto, fiable, educado y reflexivo, siempre con el juicio atinado, moderado en sus opiniones, conciliador y prudente. Hombre de palabra, nuestro acuerdo quedó firmado un día antes del comienzo de la Liga, impecable y perfecto.
Mi confianza en él era absoluta y puedo asegurar que su intervención y la del presidente José Julián Lertxundi fueron decisivas para ir a Bilbao y volver en 2001. Fueron dos personas fundamentales e inolvidables que me han visitado en Frankfurt, Gelsenkirchen (Schalke 04) y Munich, que han asistido a finales de Champions y que han estado en mi casa en calidad de amigos, amigos para siempre.
¡Descansa en paz inolvidable amigo Fernando!
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