Los jugadores de Osasuna celebran con su afición su clasificación para Europa. EFE

Caso Osasuna, con la UEFA no se juega

Al organismo europeo, a diferencia de lo que sucede en el ámbito español, no suele temblarle el pulso a la hora de repartir castigos por conductas irregulares

Domingo, 11 de junio 2023, 00:03

En próximos días vamos a conocer la decisión de la UEFA sobre los casos Osasuna y Barcelona, en su vertiente de saber si ambos clubes ... podrán jugar las competiciones europeas para las que deportivamente se han clasificado. Al organismo europeo, a diferencia de lo que sucede en el ámbito español, no suele temblarle el pulso a la hora de repartir castigos por conductas irregulares de quienes aspiran a jugar sus competiciones. Estamos en una de esas.

Publicidad

Los reglamentos de la UEFA establecen condiciones para participar en sus campeonatos por clubes, y coinciden en prever la posible exclusión de aquellos implicados directa o indirectamente en actuaciones tendentes a influir en los resultados deportivos, externos o internos, y ello con independencia de que domésticamente se hayan emitido resoluciones en tal sentido. En base a esta regulación, Barcelona y Osasuna son, sin duda, susceptibles de apartamiento por una temporada de la competición europea que optan a jugar. Los dos. Desde su concepto de 'elegibilidad' la UEFA se arroga esa facultad si observa una conducta irregular en grado siquiera de tentativa y de implicación «directa o indirecta». Abierto ya expediente al Barcelona con motivo del 'affaire Negreira', se ha notificado otro procedimiento de admisión a Osasuna, clasificado para la Conference League, a raíz de la sentencia del Tribunal Supremo en el caso del amaño de dos partidos por sus dirigentes, condenados incluso a penas de cárcel. No deja de llamar la atención (es un decir) que en el ámbito español no se sucediera actuación alguna a nivel competicional.

Lo cierto es que pinta mal para Osasuna. Por varias razones. En primer término porque al todopoderoso Barcelona, precisamente para dar una patada hacia adelante y que no se decida su exclusión ya en esta edición de Champions, le interesa aducir el supuesto de los navarros. Seguramente no es casual que hayan sido los medios catalanes los que han lanzado públicamente el hecho de que a Osasuna afecta una sentencia penal firme en las personas de sus directivos, es decir, una verdad judicial interna que confirma conductas de arreglo (además efectivo) de partidos, a diferencia del caso blaugrana, en el que todavía no hay sentencia judicial. Y para rato. Añádase una amenaza indemnizatoria a futuro, de resultar al final absueltos en España, y un bajarse del burro de la Superliga a tiempo. Por comentar.

Poco recorrido puede tener la alegación navarra de que Osasuna no fuera condenado como club y resultara incluso resarcido en el pleito, y ello porque, en primer lugar, no es necesaria esa imputación como persona jurídica a los ojos de la UEFA (en muchos países de Europa ni se contempla), cuando los dirigentes actuaban en nombre del club, que sí resultaba beneficiado de las irregularidades competitivas, por más que los citados directivos se lucraran y ello justificara la personación como perjudicado del club, obteniendo una reparación económica. Como tampoco puede ir más allá el que los hechos fueran diez años anteriores en el tiempo y los dirigentes expulsados, cuando la firmeza de la sentencia se produce en enero de este año y Osasuna no se clasificó para competiciones europeas en las últimas dieciséis campañas. Sólo dispondría de la baza de la perentoriedad de los plazos y las exigencias cautelares garantistas. Por su parte, para lo suyo, el Barcelona se agarra a la necesidad de esa resolución anterior firme. Ellos sí y nosotros no, sostienen.

Publicidad

Finalmente, y como el gerente del club ha señalado, el Athletic, como potencial beneficiario de la sanción a Osasuna, no tiene arte ni parte en su instrucción, y, de producirse, sólo traerá causa en un comportamiento grave en el pasado rojillo confirmado por una sentencia judicial inatacable. En esa realidad, y si acaso en el concurrente interés del trasatlántico culé, que no debería irse de rositas por sus actuaciones irregulares continuadas. La UEFA tiene que mostrar su piel fina, pero con todos, también con los poderosos. No me llamen ingenuo.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Accede todo un mes por solo 0,99€

Publicidad