«No concibo una vida fuera del Athletic a día de hoy»
Iñaki Williams asegura que se siente «orgulloso» de pertenecer a la familia rojiblanca y subraya que Raúl García «es un máster para los jóvenes»
Iñaki Williams tragó mucha bilis de pequeño y ahora saborea las mieles del éxito. Las amargura de la necesidad es ya solo un recuerdo y ... ahora el delantero del Athletic disfruta de una carrera plena y exitosa, con la camiseta rojiblanca convertida en su segunda piel. En una entrevista con el 'Diario de Navarra', el bilbaíno repasa sus años en Pamplona y en su barrio, la Rotxapea, donde convivió con la felicidad de un niño inocente y la precariedad de su situación familiar, paliada por el abnegado trabajo de unos padres que hacían lo que podían para sacar adelante a sus hijos. La madre fregaba portales, cuidaba a personas mayores y era reponedora en supermercados, entre otros empleos, y el padre marchó a Londres con la idea de sacar un dinero y pagar así el piso de protección social comprado en Buztintxuri. Los hijos, Iñaki y Nico, crecieron prácticamente sin la figura paterna durante una década. Cuando echa la vista atrás, el '9' ve muchas lagunas en su infancia, que ha ido rellenando con trabajo, sacrificio y fe. «Ahora estoy donde estoy», comenta orgulloso y apegado a unos colores que ha venerado desde pequeño. «No concibo una vida fuera de aquí a día de hoy», proclama la bala del conjunto bilbaíno.
El Athletic estará este domingo en El Sadar, campo en el que Williams aplaudió de pequeño a Osasuna. Lo hacía junto a sus amigos y apoyaba a un club al que tenía cariño, pero jamás se le olvidó que su escudo era otro y que lo llevaba grapado en el corazón. «Creces en Pamplona y te gusta Osasuna. Pero siempre he sido del Athletic. ¿Por qué? Era el raro de la cuadrilla, pero es lo que me había inculcado desde pequeño mi padrino. Me regalaba todas las equipaciones«. Han permanecido pegadas a su piel, que habla en rojo y blanco. Pronto se le vio destacar y su manera de jugar al fútbol era sencilla. «De mi clase era el más rápido. Cogía el balón, lo echaba hacia adelante y con eso ya valía». Al viento no se le puede atar. Aun así, y a pesar de entrenar muchas veces en El Tajonar, el conjunto rojillo no le quiso. Hasta que le quiso Ibaigane, pero entonces ya era tarde. «Me conocían muy bien en Osasuna, pero nunca se decidieron a ficharme. Coincidió que me quisieron cuando iba a ir a Bilbao, pero el Athletic tenía preferencia. Me daba pena dejar mi casa y mis amigos, pero estaba el sentimiento. Era lo mejor para mí. Y mira donde estoy», se sincera en el 'Diario de Navarra'.
Sin luz en casa
Atrás quedaban años de necesidad, de escasez, como cuando llegó un día del colegio y dio al interruptor. No había luz. No había dinero para pagarla. «Nos la cortaron. No se podía cocinar. Yo tenía unos 12 años y mi hermano tres. Fue una mala época», rememora, consciente de lo que tuvo que pasar hasta convertirse en lo que es ahora, un joven futbolista famoso, cotizado y rico que recoge los frutos de su trabajo. Sabe dónde está y de dónde viene, de un lugar que le ayuda a recordar que a veces hay que morder la vida para abrirse paso. Ahora disfruta bajo los focos de la élite y espera impaciente el derbi del domingo en El Sadar, donde nadie gana desde hace más de un año y medio. Osasuna encadena 31 partidos sin perder como local. «Intentaremos fastidiarles el récord. Son muy fuertes y llevan una buena dinámica. Tengo muchas ganas. Es un campo en el que he crecido viendo el fútbol. Me gusta, me trae buenos recuerdos y quiero ganarles. Pero eso no está reñido para que les desee lo mejor el resto de la temporada».
Williams reconoce que importantes clubes han contactado con él, llamadas que le halagan y le gustan. Pero hasta ahí. «Algo estaré haciendo bien cuando grandes equipos de Europa se interesan por mí. Pero no concibo una vida fuera de aquí a día de hoy. Es lo que he querido siempre. Soy muy feliz aquí», subraya. Insiste en que se siente valorado y querido en Bilbao, blindado ahora con un contrato hasta 2028 y una cláusula de 135 millones. «Me siento orgulloso de ser del Athletic», afirma con rotundidad. Cuando se le pregunta por el vestuario rojiblanco, en el que se cambia a diario junto a Raúl García, el delantero se deshace en elogios hacia el navarro. «Es un 'crack' en todos los sentidos. Es un máster para los jóvenes, él y Aduriz. En el campo puede parecer un vinagre y un molestón, pero siempre le quieres en tu equipo. Tienes que mirar todo lo bueno que tiene, que es tanto... Te lo llevarías a cualquier lado», apunta. En El Sadar lo verá a su lado, como siempre, un seguro de vida.
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