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E.C.

El canon futbolístico

miguel gonzález san martín

Lunes, 28 de septiembre 2020, 19:49

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Unai López solicitó la titularidad de la mejor de las maneras: en el campo, con dos goles para los que se requieren clase, serenidad y precisión, y una gran visión del juego, la necesaria para postularse como el futbolista que se ocupe del rumbo del equipo en el centro del campo y sea su centro de gravedad. Ya sé que es fácil apuntarse al elogio después de esos dos goles, tan estupendos en la ejecución como necesarios para elevar el ánimo del equipo, pero lo he pensado siempre. El Athletic no anda sobrado de creatividad como para renunciar a la visión panorámica y el toque preciso de Unai López, un jugador de noventa minutos, que no ha permanecido siempre entre algodones precisamente sino que se curtió en el fútbol recio cedido en el Rayo y el Leganés.

A veces se habla de ganar o de perder centímetros al optar entre un futbolista y otro, como si en el fútbol fuera imprescindible la condición atlética o ajustarse a alguno de los diversos cánones griegos, como si hubiéramos olvidado demasiado pronto a la generación de los pequeñitos como Xavi o Iniesta, que se hicieron los amos del juego más brillante en su equipo y en la selección. El legado de Luis Aragonés fue la apuesta por los pequeños futbolistas de clase que se hacían gigantes con el balón. Hasta entonces el modelo de medio campo mezclaba a los creativos con los destructores, y de estos últimos había al menos uno y a veces más, en función del entrenador y el rival. Luis se dio cuenta de que también se defiende mejor con el balón en los pies, se la jugó para demostrarlo y le salió.

Días atrás, a propósito de la crisis del Barcelona, Arturo Vidal arrimó el ascua a su sardina argumentando que en el fútbol mejor de ahora mismo, el representado por el Bayern de Munich, lo importante es la velocidad, la intensidad y la potencia, que siempre se impondrían a la mera habilidad técnica. No lo creo. El fútbol, como la Historia, suele ser pendular. Las civilizaciones nacen, crecen y entran en decadencia, pero algunos modelos de belleza se vuelven clásicos y renacen. Los futbolistas alemanes siempre fueron fuertes, rápidos y poderosos, muy competitivos, pero tuvieron que inclinar la cabeza ante la selección de los pequeños Xavi, Iniesta, Cazorla y Silva. Más aún, no fue casual que el Bayern fichara a Guardiola y que Löw variara el modelo alemán para que sus futbolistas siguieran siendo potentes, pero aprendieran a tocar más y mejor. La demostración mayor del éxito del fútbol habilidoso, inteligente y chispeante, frente al meramente atlético, es que hasta los más recalcitrantes equipos ingleses se pusieron a jugar desde entonces «como en el Continente».

En el partido con el Eibar, se vieron algunos otros destellos. Capa volvió a subir la banda con peligro, dio un gol y estuvo a punto de meter otro. Williams supo frenar y elegir la mejor de las opciones posibles, que no era desde luego la más habitual, tirando un pase perfecto a Unai López en el primer gol. Villalibre se movió con soltura, dio constante sensación de peligro y tiró un pase perfecto para Williams en el gol frustrado. Morcillo volvió a demostrar que tiene clase y además que le pega muy bien al balón. Una pena que no le saliera el remate en la jugada ensayada para él, lo que prueba que el entrenador confía también en esa faceta de su juego.

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