Athletic 2-0 Villarreal
El Athletic continúa su marcha imparableLos rojiblancos encadenan ante el Villarreal de Marcelino su quinta victoria en una nueva demostración emocionante de juego, intensidad y carácter
Suma y sigue del Athletic, imparable, a día de hoy el equipo más en forma de la Liga y uno de los más pujantes en ... Europa. Cuatro días después de que hincase la rodilla el Real Madrid, ayer le tocó al Villarreal pasar por esa consulta de dentista sin anestesias en la que se ha convertido San Mamés desde hace casi año y medio. Un gol de Paredes en un córner al cuarto de hora y otro de Iñaki Williams en el minuto 69 firmaron la quinta victoria consecutiva de los rojiblancos, que no dejan de dar razones a sus aficionados para que se ilusionen cada día más no solo con los objetivos de la Europa League y de la Copa sino también con entrar en la Champions.
Ese gol del mayor de los Williams, que acabó de hundir a un submarino amarillo que peleaba por el empate, fue todo un retrato de lo que este Athletic. La intensidad en un quite para robar el balón representada por Vivián, el talento y la verticalidad representadas en su asistencia por Sancet, al que sólo le faltó hacer el 3-0 con un picadita en el descuento para completar un partido redondo. Yla velocidad, profundidad y sobre todo capacidad de insistencia de Iñaki Williams, el hombre que nunca se rinde. Y menos contra sí mismo.
Athletic
Agirrezabala, De Marcos, Vivian, Paredes, Yuri, Galarreta (Vesga, m. 84), Prados (Jauregizar, m .67) Williams (Serrano, m .84), Sancet, Berenguer (Nico, m. 59), Guruzeta (Unai Gómez, m. 67).
2
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0
Villarreal
Conde (Júnior, m. 72), Bernat, Logan, Albiol, Kiko Femenía, Comesaña, Baena, Pino (Denis Suárez m. 74), Parejo (Ayoze, m. 45), Gueye, Barry (Gerard, m. 45; Cabanes m. 93).
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Goles: 1-0: m. 15, Paredes. 2-0: m. 69, Iñaki Williams.
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Árbitro: García Verdura. Amonestó a Sancet y Prados por el Athletic, así como a Comesaña del Villarreal.
En el minuto 68, cuando Valverde sacó a Unai Gómez y Jauregizar por Guruzeta y Prados, más de uno pensó que el segundo capitán sería el sustituido. Al fin y al cabo, pese a su habitual trabajo estajanovista, llevaba todo el partido fallando sus remates o equivocando los últimos pases. Valverde, sin embargo, nunca deja de confiar en él y acertó. Un minuto después llegaba el gol decisivo, la mejor manera de celebrar la década que ya ha completado en el Athletic.
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Marcelino recibió ese tanto como un gancho en el hígado. Conoce lo suficiente a su exequipo y lo que supone San Mamés, y más en una noche fría y lluviosa de diciembre, como para saber que sus jugadores se habían cavado la fosa. O poco menos. Y que lo habían hecho en un tipo de jugada, robo y contragolpe electrizante, que a él siempre le ha parecido una especie de ideal estético del fútbol. Los rojiblancos, por su parte, consiguieron con el 2-0 la paz interior que deseaban y que ciertamente habían merecido. Su propuesta de partido no pudo ser más sugerente y efectiva ante un gran equipo, uno de los visitantes más peligrosos de la Liga. Salieron a toque de corneta y no tardaron nada en dominar a un Villarreal muy incómodo que sufría horrores en la salida de balón, con Parejo fuera de la corriente, y apenas lograba superar los tres cuartos de campo.
Tras adelantarse al cuarto de hora, y con un gran Sancet al frente de las maniobras, el Athletic continuó bregando y tirando millas en busca de la portería de Conde. Sus jugadas de ataque no terminaban bien. Les faltaba temple, un mejor sentido de la medida, del tiempo y el espacio. Iñaki Williams, como decíamos, no tenía su día. De este modo, la tropa de Valverde, que se había llevado un susto con un gol anulado por el VARa Gueye en el minuto 21, agradeció la llegada del descanso. Todo lo contrario que el Villarreal, mucho más entonado y profundo a partir del minuto 35. Bien mirado, este cambio de perspectiva era algo lógico. En cuanto los rojiblancos necesitaron tomarse un respiro tras más de media hora de cabalgadas y presión asfixiante en todos los sectores del campo, a los jugadores de Marcelino se les abrió el cielo. Su alivio fue inmediato, como el del náufrago que ve una gaviota en alta mar y ya imagina la cercanía de la tierra firme.
Al descanso
Gueye estuvo a punto de empatar con un voleón estupendo y, a partir de ese momento, y descontando un contragolpe peligroso de los rojiblancos que Iñaki Williams intentó terminar con un toque de espuela, al Athletic le tocó sufrir. Baena y Pino se activaron y eso suele ser sinónimo de peligro. En el minuto 40, el extremo canario obligó a lucirse a Agirrezabala en un remate picado –pareció con el hombro– al borde del área pequeña. El partido, en fin, no podía estar más abierto en el descanso. Marcelino, además, no se anduvo con medias tintas y dejó en el banquillo a Barry y Parejo para dar entrada a Ayoze y Gerard Moreno. Fue el suyo todo un mensaje de ambición que su equipo supo interpretar. En el minuto 54, a Comesaña se le fue alto por poco un cabezazo a pase de Baena.
Era un momento complicado y San Mamés lo entendió. Las gradas volvieron a arder y la entrada de Nico Williams, cuya suplencia había sido la sorpresa del once, no tanto así la de Unai Simón, añadieron gasolina a ese fuego. Que fue determinante para que el Athletic, que también agradeció el aire fresco que le aportaron Jauregizar y Unai Gómez, este último encabezando la presión como delantero centro, aumentara de nuevo las revoluciones, volviera a dominar y penalizara al Villarreal con el 2-0 como sólo penalizan a sus rivales los equipos grandes, es decir, con calidad y al menor descuido.
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