Athletic 7-1 Valladolid
El Athletic destroza a un Valladolid en caída libreEl equipo de Valverde, con un fútbol ofensivo espectacular y Nico Williams en su mejor versión, firma una goleada de escándalo
Siempre se ha respetado a los colistas en San Mamés y no sólo por una simple cuestión de espíritu deportivo y buena educación. Es que ... los portadores del farolillo rojo han dado al Athletic los suficientes disgustos a lo largo de la historia como para que no se les tome nunca a la ligera, ni siquiera cuando su estado es más lastimoso. Pues bien, la manera con la que los rojiblancos mostraron su respeto al Valladolid fue pasarlo por encima como una apisonadora, sobre todo en una primera parte espectacular. La goleada fue de las que obliga a ponerla en su lugar buscándole un precedente. En el nuevo San Mamés, de hecho, no lo hay. Debemos remontarnos al 3 de abril de 1994 con aquel 7-0 al Sporting en el que Julen Guerrero marcó cuatro goles.
Se podrá decir que los pucelanos están en fase terminal, que ya tienen asumido el descenso y que, hoy por hoy, con una defensa que tiene la consistencia del papel de liar, son víctimas propiciatorias para un 'pimpampún' demoledor ante cualquier equipo grande. Es cierto. Ahora bien, el mérito de la tropa de Valverde no sólo tuvo que ver con que pasara por encima a su rival sino con la forma de hacerlo. Desde el pitido inicial, su fútbol reunió las mejores virtudes. Fue intenso, inteligente, variado, profundo e insaciable. Tuvo incluso momentos de lujo y el adorno de goles fantásticos como el 2-0 de Nico Williams tras un maravilloso eslalon en paralelo desde la banda izquierda, y el 4-0 de Sancet en el descuento de la primera parte, con un voleón formidable a pase de Jauregizar.
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El bermeano, por cierto, abrió el marcador, dispuso de otras dos buenas ocasiones y dirigió a los suyos con mucho criterio. Ya es un fijo para Valverde, que pasada la hora de juego, cuando le sustituyó por Ruiz de Galarreta, tuvo una curiosa charla con él en el área técnica. Se trataba de comentar la acción que dio pie al gol del Valladolid, justo en el arranque de la segunda parte. Fue una jugada ensayada. Al bermeano se le quedó corta la apertura a la banda y provocó un contragolpe que los rojiblancos defendieron mal. Por cierto, en un partido sobresaliente, el único pero que se le pudo poner al Athletic fue la defensa de esas contras. Apenas fueron cuatro, lo que habla bien de lo poco que concedieron los leones, pero todas ellas, comenzando con la primera en el minuto 33 que acabó con un gol de Sylla anulado por el VAR, crearon mucho peligro.
A cuchillo
El Athletic se metió en faena sin ningún preámbulo. A cuchillo. Como debe ser. La intensidad de su presión y la velocidad en la circulación provocaron un cortocircuito inmediato en un Valladolid que intentó sostenerse con una defensa de cinco, Juric muy encima de Sancet y evitando pérdidas con continuos saques largos de Hein. El goteo de llegadas y ocasiones de los rojiblancos fue incesante desde un primer remate alto de De Marcos a los tres minutos. El gol se cantaba y llegó en el minuto 9, con un zurdazo esquinado de Jauregizar a pase de Nico Williams. En ventaja, el Athletic siguió a lo suyo, merodeando siempre con peligro la portería rival, ya fuera por las bandas o por el centro. El sufrimiento de los castellanos era patente. Recordaba al de esos marineros que no dan abasto para achicar el agua de un embarcación que se hunde, llena de agujeros.
Athletic
Simón; De Marcos (Lekue, m.75), Vivián, Paredes, Yuri; Jauregizar (Galarreta, m.64), Vesga; Nico (Canales, m.68), Sancet (Berenguer,m.68), Iñaki; y Maroan (Guruzeta, m.64).
7
-
1
Valladolid
Hein; Pérez, Sánchez, Aidoo (Comert, m.65), Torres, Candela (Machís, m.46); Chuki (Moro, m.46), Juric, Mario (Grillitsch, m.61); Sylla y Marcos André́ (Nikitscher,m.68).
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Goles: 1-0, m.10: Jauregizar. 2-0, m.33: Nico. 3-0, m.43: Maroan. 4-0, m.45+2: Sancet. 4-1, m.47. Sylla. 5-1, m.66: Nico. 6-1, m.69: Guruzeta. 7-1, m.87: Iñaki.
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Árbitro: Soto Grado (Colegio Castellano-Leonés). Amonestó a Vivián, Galarreta y Mario. Expulsó por doble amarilla a Juric.
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Asistentes: 47.715 espectadores en San Mamés.
Aunque hubo un momento en el que el juego se aplatanó un poco, dada la superioridad tan manifiesta de los locales, se reactivó tras el tanto anulado al Valladolid, al que siguió justo después el 2-0, uno de esos goles que merecen un marco para ser contemplados y admirados como lo que son: un pequeña obra de arte. Necesitaba el pequeño de los Williams ese gol, que era el segundo que marcaba en Liga, en una temporada en la que no estaba teniendo el papel de estrella que debe tener. Este domingo lo tuvo. Y no sólo con ese gol, sino con la asistencia a Jauregizar en el primero, otro tanto precioso que significó el 5-1, y una constante impresión de desequilibrio. Si Álvaro Rubio había preparado algo para contenerle, el tiro le salió por la culata. No hace falta ni decir que esta versión de Nico, provocando incendios como un pirómano frenético, fue una noticia magnífica para su equipo ahora que se dispone a afrontar un momento clave de la temporada.
El Athletic salió a por todas desde el principio y no dio opciones a un Valladolid desastroso en defensa
En realidad, todo el partido en general, culminado con una de esas goleadas que remiten a tiempos muy lejanos, fue una gran noticia para el grupo de Valverde. Sus pupilos disfrutaron de lo lindo. Hubo momentos de felicidad para todos. Maroan, por ejemplo, se estrenó como goleador haciendo el 3-0 tras una gran asistencia de Berchiche. El chaval no estaba acertado. Se le veía pasado de revoluciones, cuerpeando en exceso con todo el que se le ponía por delante. Parecía dispuesto a meter el hombro hasta contra los postes. Su sacrificio y su insistencia, sin embargo, le dieron el premio del gol, que por otro lado también recibiría Guruzeta, y bien que lo necesitaba, autor del sexto a pase de Iñaki Williams. Y hablando del segundo capitán rojiblanco, también él acabaría redondeando la faena y marcando su primer tanto en 2025.
Nico Williams necesitaba un gran partido y lo logró justo ahora que empieza lo más duro del calendario
El disfrute de los jugadores y de los aficionados con una goleada extraordinaria, curiosamente, no se tradujo en un ambiente de ánimo y alegría equivalente en las gradas. Fue lo único negativo de una tarde casi perfecta. Y el problema no fue tanto la Herri Harmaila, que pareció volver a la huelga de silencio, sino el resto de las tribunas del campo, es decir, esa inmensa mayoría que decidió asistir al espectáculo en plan contemplativo salvo cuando pitó algunos cánticos de la grada de animación. La gente se divirtió, por supuesto. Estuvo atenta para aplaudir a los jugadores destacados cuando eran sustituidos, como ocurrió con Jauregizar y Maroan, con Nico y Sancet, y sobre todo con De Marcos, al que Valverde le cambió para que la afición se volcara con él tras el anuncio de su retirada. También estuvieron atentos los hinchas para recibir a Guruzeta o celebrar regresos como el de Ruiz de Galarreta. Pero no había fiebre en las gradas, como decía Nick Hornby, y de ese no puede tener solo la culpa una pequeña minoría.
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