«El Athletic nos recompensa las miles de horas de trabajo»
Los utilleros del Rubí se han convertido en celebridades. El vídeo en el que se emocionaron porque les tocó el equipo rojiblanco ha tenido 500.000 visualizaciones
María José Palacio se asoma por la puerta del cuarto en el que trabajan Alfonso Gómez, su esposo, y José León. Observa la sesión de ... fotos con este periódico y proclama entre carcajadas compartidas. «Os habéis hecho unas celebridades. Ni en sueños os imaginabais veros en una de estas». No le falta razón. El vídeo en el que los dos se emocionaron hasta llegar al borde de las lágrimas cuando les tocó el Athletic en la Copa llevaba 500.000 visualizaciones, según los datos que les facilitó el capitán del equipo, Aitor Torres.
«Nos hemos hecho famosos, pero nuestro gran premio es jugar contra los reyes de Copas de España. Eso es lo máximo. Para nosotros significa el premio a miles de horas de trabajo por el fútbol modesto», proclama José León, de 74 años, el más veterano de los dos. Lleva 44 años en el club. «Es toda una institución en la ciudad. Lo conocen y le quieren todos los que han jugado en el Rubí los últimos 50 años. Si se presenta a alcalde, gana las elecciones», resume el presidente, Josep Alcalá.
«He dicho 'el Bilbao' en alguna entrevista y pido perdón. Me sabe mal porque me dicen que hay gente a la que no le gusta»
Gómez, de 62 años, hizo la misma función en otro equipo de la ciudad, el Olimpic Cant Fatjó durante 18 campañas. Hace año y medio «me pasé al eterno rival cuando el presidente, con el que había jugado, me ofreció el puesto», recuerda.
«Han venido a estar con nosotros los de TV3, Marca, El Chiringuito... Y ahora ustedes desde Bilbao. Es algo que nunca hubiéramos imaginado», proclama Alfonso mientras atiende las cuatro lavadoras que tienen.
Aprovechan sus minutos de gloria para ponerse reivindicativos. «Sin los utilleros el fútbol modesto no funcionaría. Los equipos no podrían ni abrir las puertas», dice León mientras muestra su fajo con más de 50 llaves. «Aquí están todas» las del club, proclama con el orgullo del que se sabe imprescindible.
Los números lo dicen todo. Ellos son los responsables de que los casi 500 chicos del fútbol base del Rubí y su primer equipo tengan todo a punto cada día. Su jornada laboral es dura. «Vengo de lunes a viernes de 16.30 horas hasta cerrar a las 23.30», explica José. ¿Por cuánto dinero? «Por 300 euros al mes», dice entre dientes.
Alfonso mete aún más horas. Entre semana están juntos, pero los fines de semana son suyos. «Los sábados y los domingos estoy en Can Roses a las siete y media de la mañana y me quedo hasta cerrar ya entrada la noche». Cobra 450 euros. «Esto no se paga con dinero», sentencia.
El presidente está con ellos. «En todos los actos de presentación anual de los equipos digo que ellos son los más importantes de nuestra entidad porque abren y cierran la puerta de Can Roses. Hay jugadores que se creen importantes, pero no serían nadie sin que los utilleros les abran la puerta, les enciendan las luces y les limpien los vestuarios y las camisetas».
«Soy del Norte», lanza de repente León.
- Vaya, ¿de dónde?
- Del Norte de África, de Ceuta, je, je. Por eso me apodan 'El Moro', que es como todo el mundo me conoce.
Llegó con 15 años a trabajar en Cataluña y antes de jubilarse se desempeñó como albañil, en artes gráficas y de vigilante. De todo se retiró, menos del fútbol. «Es lo que me da la vida», reconoce. Encima de la zona en la que trabajan hay una taquilla. Las colas les emocionan. «Ver lo que supone esto para el Rubí me pone los pelos de punta. He entrado a las siete de la mañana, las taquillas abrían a las nueve y ya había gente esperando».
De regreso al vídeo que les convirtió en los personajes de la eliminatoria, ambos lanzaban el pronóstico de que iban a ganar 1-0. Los días pasan y la euforia mengua. El jueves ya lo veían con mayor sensatez. «Es casi imposible, pero nuestros chavales van a dar la cara y ofrecer una gran imagen. Que no vengan pensando en que nos van a meter una goleada», proclama Gómez.
Antes de despedirse pide un favor al periodista. Tiene una espina clavada. En alguna de sus entrevistas se refirió al Athletic como «el Bilbao». Eso, dice, ha molestado a algunos hinchas rojiblancos que se lo han hecho saber. Gómez se muestra muy sentido. «Pido perdón por decir el Bilbao. Me sabe mal porque me enteré que hay gente a la que no le gusta», se disculpa sincero.
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