Unai Simón encaja el primer gol en el Amistoso ante el Arsenal, que ganó por 3-0 en Londres. AFP

¿Cuán importante es empezar ganando el primer partido de Liga?

Fútbol ·

El catedrático en Antroplogía Social subraya que la importancia de la primera jornada radica en qué lecciones sacar del resultado

Alberto del Campo Tejedor

Viernes, 15 de agosto 2025, 00:07

Aficionados, entrenadores, incluso los propios futbolistas, consideran vital ganar el primer partido de Liga. Efectivamente, los psicólogos respaldan que «empezar con buen pie» insufla confianza ... al equipo, otorga autoridad al entrenador e ilusiona a la hinchada. El tópico no es más que la adaptación al fútbol del refrán que afirma que «lo que bien empieza, bien acaba».

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Sin embargo, la cuestión es más compleja. La estadística respalda la importancia de una primera victoria para los equipos que aspiran al título. La temporada pasada, el Barcelona arrancó con victoria ante el Valencia, mientras que el Real Madrid no pasó del empate en su visita a Mallorca. Fue sintomático, dado que en 94 años de Liga solo cuatro veces un equipo se alzó con el título liguero sin haber ganado en sus dos primeros partidos. En las últimas nueve temporadas, el campeón de Primera no perdió ninguno de sus primeros cinco partidos. El que empieza 'enchufado' suele ser el que se lleva, al final, el gato al agua.

Sin embargo, la estadística solo muestra la tendencia mayoritaria. El Atlético ha ganado varias Ligas a pesar de que comenzó perdiendo. Así ocurrió en la temporada 1950/51, en la que cayó ante el Athletic por cuatro goles o en la 1972/73 cuando debutó con derrota ante el Valencia en el Calderón. Acaso para ciertos clubs, la épica de remontar un pésimo inicio constituya una seña de identidad y un acicate para superarse.

En todo caso, mostrarse ganador o no en las primeras jornadas tiene mucho que ver con cómo se planifica la temporada. Algunos entrenadores, temerosos de que les despidan si las cosas se tuercen pronto, apuestan por que sus equipos lleguen al debut liguero al 100% de su condición física. Irremediablemente, el equipo empezará a declinar al cabo de unos meses, dado que el cuerpo humano no aguanta mantenerse durante mucho tiempo en su nivel óptimo. Casi todos los años, algún equipo modesto acaba la primera vuelta entre los diez primeros y después se hunde, incluso hasta descender. Así que el aficionado de un equipo humilde que ve cómo, en el primer partido, su equipo domina al rival con un increíble despliegue físico, tal vez deba preocuparse: la alegría no durará.

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Por otra parte, un traspié en la primera jornada también puede tener sus ventajas, aunque solo en algunos casos; por ejemplo, cuando el equipo, tras realizar una magnífica pretemporada, llega con exceso de confianza. La derrota puede sacudir y provocar que los jugadores espabilen. La única vez que la selección española se alzó con la copa del mundo, en Sudáfrica 2010, el combinado nacional cayó ante Suiza en su primer partido. Vicente del Bosque no señaló a ningún jugador y en el siguiente encuentro solo realizó un cambio, convenciendo a sus pupilos de que debían seguir jugando de la misma manera y de que el tropiezo les serviría de revulsivo.

La cuestión, por lo tanto, no es tanto ganar o perder en la primera jornada, sino qué lecciones sacar del resultado. Si el equipo vence sin requerir un esfuerzo sobresaliente, la victoria puede ser contraproducente: genera la impresión en los futbolistas de que están 'sobrados' de fuerza y calidad. Si el equipo lo ha dado todo en el campo y muerde el polvo, el entrenador tendrá que explicar qué ha ido mal, para que no cunda la desconfianza.

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Hay ejemplos significativos. El Athletic lleva cinco temporadas sin ganar su primer partido. La última vez que lo hizo fue el 16 de agosto de 2019. Los rojiblancos acabaron el torneo en el puesto once, con un pésimo final de Liga en que cayeron en cuatro de sus últimos cinco partidos. Por el contrario, el actual míster no suele comenzar bien el campeonato. Pero después, su equipo se rehace. Los tipos tranquilos como Valverde no van con prisas, pues saben que lo más relevante es la perseverancia y el esfuerzo continuado.

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