«Yo nací siendo un abuelo»

- El pique de todos los años, de a ver quién viene más a Bilbao, lo voy ganando yo.

- No hay Aste Nagusia sin Goyo.

- Le recuerdo, porque tienes hemeroteca, que cuando no hubo Semana Grande por la pandemia yo sí estuve.

- Es un virus.

- Ja, ja. Seguramente, un auténtico virus.

- ¿Aspira a ser el nuevo Pedro Osinaga?

- Sería un honor. Osinaga siempre me ha parecido un apellido que suena muy bien en vasco y en japonés.

- El Osinaga 2.0. vendrá al menos con nuevos espectáculos.

- Claro. Soy como un virus de la gripe que cambia cada año.

- ¿Le obsesiona el orden?

- Soy muy maniático. Ordeno los libros por temáticas. También las perchas.

- Explíquese.

- Todas en el mismo sentido. Lo mismo hago con las camisas.

- Goyo, me da un poco de miedo. Recuerda al protagonista de 'Durmiendo con su enemigo'.

- Me di cuenta que me desesperaba el desastre y decidí volverme ordenado. Pero, vamos, no lo soy por naturaleza; lo soy vocacional, que es aún peor.

- ¿Cómo ordena las camisas?

- La parte de los botones tiene que estar mirando siempre hacia mi izquierda. No puedo tener una camisa colgando mirando los botones hacia mi derecha.

- ¿Ha acabado igual que su abuelo?

- ¡Es que yo nací siendo abuelo! Al parir le dijeron a mi madre 'ha tenido usted un yayo'...

- ¿Sigue considerándose un océano de sabiduría con solo un dedo de profundidad?

- Y cada día más seco, por el cambio climático. Ja, ja.

- ¿Qué latiguillo usa con más frecuencia?

- Lo he heredado de mi padre y es 'para los efectos'. Que viene a ser 'para que conste'.

- ¿Continúa creyendo que Dios es vasco y de Bilbao?

- Bueno, hay quien dice que es de Vitoria, porque es hombre y Dios 'alavés'.

- ¿Es necesario que responda siempre de forma graciosa?

- Si quieres vender entradas, es inevitable. Todo el mundo espera de ti que seas muy gracioso, como todo el mundo espera de un político que cambie de opinión.

- ¿Si dejas que sean los demás los que te digan lo que puedes hacer, estás perdido?

- Hace ya tiempo que estamos todos jodidos respecto a eso.

- ¿Qué canción le gustaría que sonase en su entierro?

-Ufff, lo tengo complicado.

- Dígala, aunque no la vaya a oír.

- Por ejemplo, 'El canto del gallo', que sería 'El canto del Goyo' en este caso, de Radio Futura.

- ¿Qué es lo peor que han dicho de usted?

- Que no tengo gracia.

- ¿Dónde le gustaría estar ahora mismo en lugar de atender esta entrevista?

- En alguna isla, sinceramente.

- ¿En cuál?

- En cualquiera de la Polinesia o Micronesia. Bora Bora, Tahití... Me gustaría ir, además, con un pintor impresionista.

- Destinos cercanos, ¿eh?

- Sí, sí. Muy cerca.

- ¿Alguna vez ha deseado que cayeran las siete plagas sobre sus adversarios?

- No tengo adversarios ni rivales, están todos muertos. Esto lo dijo el general Padilla, que me hace siempre mucha gracia. Yo solo peleo conmigo mismo para intentar, aunque te suene ñoño, dar lo mejor de mí. Me divierto con lo que hacen los compañeros y me produce mucho cariño, en serio.

- No solo ha sonado ñoño, también muy pelotero.

- Ja, ja. Lo pasamos muy bien cada vez que tenemos que compartir escenario.

- ¿Le gustaría sucumbir al hedonismo?

- Si es un hedonismo de fast food, no. Yo creo en un hedonismo sosegado y relajado. No hay mayor hedonismo que la tranquilidad. Disfrutar de ella un tiempo largo es un lujo de muy, muy ricos.

- ¿Va a hacer todo lo posible para vivir muchos años?

- No. Por suerte para mí, me voy haciendo a la idea de que esto es una cuenta atrás que llevo bien. El año pasado sacrifiqué a uno de mis cuatro perros al hacerse mayor. Poco a poco, ellos también se han hecho a la idea.

- ¿Cambia de bando o milita siempre en la misma trinchera?

- Yo intento militar. Pensaba que militaba en el de las personas sosegadas, pero no podemos ser sosegados porque eso significa ser tibios y equidistantes.