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Mikel Urdangarin maduro, seguro y gozoso con la BOS
Mikel urdangarin (abandoibarra) ·
El cantautor euskaldun disfrutó en Abandoibarra de su primer concierto con la Sinfónica de Bilbao, con la que dará más fechas y editará un disco titulado 'Badena eta ez dena'Hemos estado dos años sin fiestas de Bilbao y tampoco ha sido para tanto, exceptuando la ausencia de los toros. Y es que conciertos ha seguido habiendo en la capital, incluso durante los meses más severos de precauciones y restricciones pandémicas: mascarilla, distancia de seguridad, imposibilidad de viajar al pueblo de al lado… Pero aquí estamos de nuevo, ante una Semana Grande que se prevé pluviosa, pasada por agua (veámoslo en positivo: todo estará más limpio), y eligiendo cada jornada entre las tres propuestas municipales nocturnas, que serán cuatro a partir del miércoles, cuando se sume el escenario del Parque Europa, más enfocado hacia la chavalería.
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El primer sábado de la Aste Nagusia se podía acudir a la Plaza Nueva, al ya tradicional encuentro de reggae (no reguetón), al 29º Bilbao Reggae Splash, donde se celebró un homenaje a Roberto 'Dubby Ambassah' Martínez, dinamizador de este ritmo jamaicano en Euskadi, cuya memoria honraron varios músicos locales, caso de Bita de Akatz. Y como rockers que somos la curiosidad nos empujaba a La Pérgola, a la actuación de los cantantes madrileños de duduá Tennessee, gestados allá por 1978, o sea que no son tan, tan longevos o carrozas, pero más garantía ofrecía una cita especial, casi única, el estreno de la colaboración entre el cantautor euskaldun (aunque canta letras ajenas: Kirmen Uribe, Unai Elorriaga, Gerardo Markuleta…) afincado en Vitoria Mikel Urdangarin (Amorebieta, 1981) respaldado por la BOS (Sinfónica de Bilbao).
Urdangarin, que está viviendo una muy buena racha creativa ahora que también toca el piano (no lo hizo este sábado, ¿eh?), y la Bilbao Orkestra Sinfonikoa, dirigida por Iker Sánchez Silva, dieron el primer concierto de una minigira llamada 'Badena eta ez dena', el mismo nombre del disco resultante que se publicará a final de otoño con el ánimo de significar la intersección entre el centenario de la sinfónica y los 25 años del cantautor en la música.
El sabatino fue un encuentro de 88 minutos, ¡con tres bises!, para 16 piezas (contando la obertura instrumental orquestal y el tercer bis, que repitió la orquestación más sencilla: 'Munduari begiratzeko'). Las canciones han sido rearregladas para la orquesta por Bingen Mendizabal, uno de los máximos colaboradores de Mikel y el único que recibió el sábado una frase en castellano: dijo que le quiere y que sabe que siempre ha tenido un hueco en su corazón, pero que desde este trabajo el hueco se ha ampliado al tamaño de una sala de estar con vistas al casco viejo. Y es que en verdad tiene mérito, esfuerzo y elaboración la orquestación, que remitió por momentos a Morricone ('Itsasoan euria', 'Euria ari du'), Nyman ('Haitzetan','Hauskor'), e incluso a John Williams por mor de lo cinematográfico de la mayoría de las partituras ('Agian irailean', 'Anek idatzi dit zutaz'…).
Mikel no se mostró nervioso salvo quizá en su primera intervención, 'Hiru ahizpatik bigarrena'. El resto del tiempo se le vio feliz, disfrutando del momento, seguro de sí, sin usar el vibrato vocal, paseándose por el tablado como un crooner y ampliado en la gran pantalla de la derecha. La pega es que podría haber elegido mejor el vestuario, acogido al lema de la arruga es bella, pero es que parecía un poco pobre comparado con el protocolo en la indumentaria de los maestros de la sinfónica. Aunque para arrugas las que se han dibujado en su rostro juvenil hasta hace poco, ahora que se ha dejado un bigote propio de pistolero maduro y crepuscular de western de Walter Hill.
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La cita estuvo bien, la orquesta sonó por encima del vocalista (en todos los sentidos), y este no se arredró, sino que lo disfrutó, lo gozó. En contadas ocasiones cada uno de los dos elementos pareció ir por distinto camino (el inicio de 'Hauskor', pero Mikel medró hasta destacar este tema en el repertorio). En general la sensación resultó muy buena, con dos loables valses ora al modo de unos Oskorri de lujo ('Kontatu berriz') ora cuasi recitado ('Bazkalosteko kafea'), sugerencias de un Rufus Wainwright con menos capacidad vocal ('Egun argian', donde se le vio muy emocionado a Mikel), algún momento en el que Mikel se impuso sobre el acompañamiento ('Badira hiru aste', su canción más oída en Spotify, con casi dos millones, otra en la cual al principio cada parte fue por su lado; en este canción se halla la frase escogida como título del próximo álbum: «Bizitzak sarri erakusten du / Badena eta ez dena / La vida a menudo muestra / lo que es y lo que no es»), y ya en los bises con un 'Kideari' solemne en el que leyó parte de la letra y con la indiscutible cima de la cita que fue un 'Non geratzen den denbora' musicalizado por Fernando Velázquez (el de las bandas sonoras de 'El orfanato', 'Lo imposible'…).
Ojalá podamos presencial algún otro concierto de esta serie de Mikel & BOS. A ver si nos coincide.
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