La buena suerte
Ya nos gustaría poder estar en dos sitios a la vez para sacarle todo el jugo a las fiestas
Se acuerdan de cuando quedábamos en un sitio a tal hora y no había móviles? Si tienen menos de cuarenta entrarán en modo pánico. Pues nos encontrábamos. Era un milagro similar a localizar a Wally, el de la camiseta rojiblanca, en todas las calles de Bilbao. Marijaia tampoco tiene GPS, pero se mueve con libertad y renace de sus cenizas tras dos años con más alegría que nunca después de tanto virus, como nos recuerda el alcalde Juan Mari Aburto, que no para, en su epístola a los bilbainos.
En pleno ecuador de la semana lo podemos poner más complicado, dejamos el reloj en casa. Si oyes la diana y el txupin son las diez de la mañana y si escuchas a nuestra maravillosa banda son las doce. Y por supuesto, un estruendo en el cielo marca las diez y media de la noche, una hora fantástica ayer para decidir si gritábamos ¡Viva Suecia!, descubríamos el resplandor de la luna con el folk gallego de Luar na Lubre o nos pegábamos un atracón de rancheras con un mariachi imperial, entre otros. Y es que hay nueve escenarios oficiales, aunque todo Bilbao tiene banda sonora propia según la zona por la que te apetezca quedar con esa cuadrilla que tarde o temprano se perderá.
La mayoría confunde dinero con fortuna y la suerte con el juego. La verdadera suerte reside en el factor humano, poder dar un beso manchego, abrazar a un ser querido y compartir un buen chiste. Qué difícil es decir un 'te quiero' y luego nos sabemos el estribillo de 'Aserejé', vamos a dar ese gran paso para la humanidad. La risa es el Heraldo de la buena suerte y el mejor antídoto para olvidar dolores pasados. Desde luego que también es la Aste Nagusia de la inflación y debemos arrimar el hombro porque serán «más carillas» que de costumbre, pero nadie se debe quedar en casa porque hay medio millar de actos en el programa de fiestas de los que no llevan IVA. Que Marijaia esté con todos vosotros.
Para los taurinos llegan los trajes de luces de bajo consumo, pero con más relumbrón. Aunque no tengamos el don de la bilocación nos gustaría estar en varios escenarios a la vez. Hoy me pido los concursos gastronómicos porque me recuerdan a olores clásicos de portal, como cuando entre San Juan y San Pedro abría su perfumería el Tilo del Arenal. Hasta el momento 'eau' de patatas en salsa verde, y ayer el tradicional campeonato de tortilla de patatas en donde algunos jurados discutían sobre si la cebolla entra dentro de los cánones.
Con o sin, los aromas superaban a los de Pravia. Ese es el único pintxo que queremos ver, es simplemente cuestión de educación y de valores. Los únicos pinchazos permitidos son los 'likes' (me gusta) en cualquier aplicación festiva; los otros son un delito canalla.
Hasta el momento nuestro Botxo guarda su solera y ambiente. Así como no existen dos ojos iguales, ni siquiera dos txipirones en su tinta similares. Bilbao solo hay uno y es de quien lo trata bien. Sintámonos afortunados, qué vivan las canciones de Bilbao y qué viva su alegría.