Valencia 2-2 Alavés
La fragilidad acaba con el cuento de NavidadTras un choque accidentado, el Alavés deja escapar el triunfo ante un rival directo en el minuto 97 y se condena a seguir en el límite
Era un cuento de Navidad casi perfecto cuando Jordán embocó el penalti a dos minutos del final. Tras un duelo discreto entre necesitados, solo había ... que resistir para despedir el año deportivo con el turrón más sabroso: un triunfo que aliviara momentáneamente las incertidumbres y dejase tocado a un rival directo. Ni así, porque en ese larguísimo descuento (11) fruto de un choque trufado de lesiones y también de intervenciones del VAR, la fragilidad del Alavés volvió a aparecer para acabar con las ensoñaciones. Y para regresar a las dolorosas realidades.
Valencia
Dimitrievski; Foulquier, Mosquera, Yarek, Rioja; Fran Pérez (Sergi Canós, m.44), Guerra (Pepelu, m.78), Barrenechea (Dani Gómez, m.78), Diego López; André Almeida y Hugo Duro.
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Alavés
Sivera (Owono, m.54); Pica (Sedlar, m.80), Abqar, Diarra, Manu Sánchez; Blanco, Jordán; Carlos Vicente, Carlos Martín (Tomas Conechny, m.81), Guridi (Stoichkov, m.17 por Guevara m.80); y Kike García.
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Goles. 0-1, m.7: Carlos Martín. 1-1, m.70: Rioja, de penalti. 1-2, m.88: Jordán, de penalti. 2-2, m.98: Dani Gómez.
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Árbitro. Alberola Rojas, del Comité castellano-manchego. Amonestó a Mosquera (m. 87) y Pepelu (m. 102) por parte del Valencia, y a Carlos Martín (m. 22), por el Alavés.
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Incidencias. Decimoctava jornada de LaLiga EA Sports disputada en Mestalla ante 37.586 espectadores.
Van ya demasiados partidos donde ni siquiera dos goles a domicilio sirven para ganar. Ni de una ni de otra manera se va esa sensación de que el equipo puede soltar en cualquier momento la caja y romper la vajilla completa. Con 0-1 y un duelo más o menos controlado, un error de Owono tras la lesión de Sivera, favoreció el empate de penalti y alentó a un colista moribundo. Después, con casi todo resuelto, un centro frontal derribó a toda una muralla de defensas alavesistas para regalar sin explicación dos puntos. En fin.
Con tres centrales y 0-1
No es ya una casualidad lo que sucede con este Alavés. En Mestalla cerró una de esas series que producen sudores fríos. En los choques disputados ante los cinco adversarios que ahora se antojan directos por la salvación, los que se encuentran por debajo y por encima en la tabla (Leganés, Getafe, Espanyol, Valencia y Valladolid) la cosecha se resume a dos puntos de quince. Con tres derrotas y dos empates. Si la pasada campaña la solidez se basó en la solvencia ante iguales, ahora los problemas se podrían resumir en la incapacidad para manejarse ante este tipo de adversarios. Aunque probablemente sería resumir demasiado. Más vale que el paréntesis liguero y el mercado de invierno sirvan para taponar grietas. En esta primera parte del ejercicio, cada vez que la tirita ha tapado una herida ha aparecido otra sobre la piel albiazul.
Coudet había sorprendido de inicio con la inclusión de Manu Sánchez y Pica en el once para cubrir las obligadas ausencias de Tenaglia y de Mouriño, con problemas físicos de última hora. Todo ello para cambiar el dibujo habitual y colocar sobre el césped una defensa de cinco hombres. Con Diarra como central zurdo y Carlos Vicente en la función de lateral adelantado. De sus pies partió el centro que acabó el 0-1 de Carlos Martín casi sin que los jugadores se hubieran atado las botas. Escenario ideal en un Mestalla que abucheaba a sus jugadores, pedía la marcha de Baraja y también la de la directiva.
El Alavés, acomodado en su ventaja, se movía con soltura en la zaga de tres centrales. Aunque otra vez le faltó colmillo ofensivo para ejecutar a un oponente sonado en el cuarto de hora inicial. Pero precipitado e impreciso, el conjunto local chocaba en todos los frentes con el sistema defensivo albiazul. Ni en balones largos hacía daño ni profundizaba por las bandas. Apenas el exalbiazul Rioja amagaba con su persistencia por la izquierda desde su nueva posición de lateral. Acabaría por marcar de penalti y pedir perdón a la zona de la grada alavesista.
Dos penaltis
Como en casi todos los duelos entre menesterosos cualquier detalle marca y el meta Dmitrievski negó el 0-2 a Stoichkov, que había sustituido al lesionado Guridi. Fue el primero de los accidentes. Después llegaría la lesión en la mano de Sivera y finalmente los calambres de Pica. Tres relevos obligados y una reducción de las ventanas de modificaciones que obligó a Coudet a meter de golpe en el césped a Sedlar, Guevara y Conechny. Stoichkov se convirtió entonces en el sustituto-sustituido. Una figura que siempre duele y suele acarrear consecuencias.
Rioja había igualado tras el penalti de Owono y el Valencia tomó oxígeno. Tampoco demasiado. El conjunto ché vive con respiración asistida. Volvió el equilibrio y los miedos y el duelo debió decidirlo el tanto de Jordán. Después de una inesperada y certera aventura ofensiva de Diarra que acabó en otro penalti. Mosquera lo arrolló al tratar de evitar un remate y el 1-2 tras el exquisito lanzamiento de Jordán pareció decisivo. Claro que nada lo es con este Alavés al que tampoco le daba para intimidar en ataque. El cuadro local se destapaba en defensa con descaro al acumular hombres arriba, pero el cuadro albiazul resultaba incapaz de provocar un constipado definitivo. Muy justitos ya Kike García y Carlos Vicente, los más activos en ataque, y sin demasiadas noticias individuales del resto de la ofensiva. Nunca hubo amenaza real de 1-3 y tampoco capacidad ni oficio para evitar agujeros. Por uno muy grande, entre Sedlar y Owono, se coló Dani Gómez para amargar la sobremesa. Se va el 2024 futbolístico y después de tres empates consecutivos desde la llegada de Coudet no hay demasiadas cosas que celebrar. Más bien muchas que arreglar. Y es que el cuento de Navidad, aunque vaya a ser largo, necesita un final feliz para mayo.
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