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Téllez, sentado en el banquillo, junto a Javi Moreno en el partido de veteranos del Alavés. Jesús Andrade

El alavesista Téllez cuenta su vida después del fútbol: «He sido un juguete roto»

El exdefensa del Alavés se confiesa en el televisivo programa 'Y ahora Sonsoles'

I. Miñón

Viernes, 30 de mayo 2025, 18:42

Óscar Téllez es uno de los defensas más importantes de la historia del Deportivo Alavés. Uno de los míticos, de aquellos que soñaron tan alto que llegaron a hacer temblar las jerarquías europeas en la inolvidable final de Dortmund (2001). El quinto jugador que más veces ha vestido la elástica albiazul (276 partidos), solo por detrás de Astudillo (346), Manu García (308), Pablo Gómez (295) y Laguardia (285).

Internacional español cuatro veces, con José Antonio Camacho, entre 2001 y 2002, tras la estela de aquella gran final. Despuntó en el conjunto babazorro, con el que logró el ascenso a Primera en 1998, y regresó a Mendizorroza en 1999 tras un efímero paso por Valencia y Villarreal (cedido). De nuevo en Vitoria se erigió en una de las figura ilustres de la era moderna del Alavés.

Tras su retirada, en 2006 en la disciplina albiazul, llegó el sopapo de realidad. Exfutbolista con solo 31 años. Invirtió en una peluquería para su madre y negocios inmobiliarios, pero las circunstancias personales le llevaron a trabajar como portamaletas en el aeropuerto de Barajas. Con el carnet de entrenador, y tras dos breves experiencias en Madrid, dirigió al Aurrera de Vitoria en Preferente.

Pero los banquillos tampoco le brindaron cobijo. Montó autocares en Alsasua, estuvo en la fábrica embotelladora de KAS. «No tenía ningún plan para la retirada y ese es uno de los errores que cometí«, explica. Es una de las confesiones que ha hecho en el programa televisivo 'Y ahora Sonsoles', de Antena 3. De millonario a mileurista, como titulaba el propio programa.

«El dinero se acaba, yo ahora tengo dinero, pero mucho menos. Mi nivel de vida claro que ha bajado, antes ganaba 100.000 y ahora 2.0000, pero yo no he perdido calidad de vida. No me entristece, pero sí considero que he sido un juguete roto, porque yo no preparo mi salida», reflexiona el exfutbolista.

«Muy feliz»

«Yo estaba diseñado para jugar al fútbol y no sabía hacer nada más, pero cuando la necesidad te aprieta tienes que hacer otras cosas. Yo estuve en el aeropuerto o de camionero y ahora soy empresario«, precisa. Y asegura ser »muy feliz« en Vitoria, donde sigue residiendo. »Toda la gente se acuerda de mí, incluso por la calle cuando voy por ahí«.

Fue, de hecho, una de las figuras más reconocidas en el partido de veteranos que recientemente disputó el Alavés con Aurrera y Eibar, junto a otros ilustres como Manu García, Javi Moreno, Pablo Gómez... «No me hace falta el dinero», insiste.

Un giro radical en su vida. «Antes no te cohibías de nada. Era una vida desahogada y por eso tienes familia pronto. Me daba caprichos en coches que eran modelos muy especiales. Nunca miraba la cuenta corriente, solo cuando entraba el dinero». Y no es el suyo un caso único en el mundo del fútbol.

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