Siguiendo al Alavés desde el exilio
Durante la Guerra Civil el Athletic y la Real monopolizaban las noticias futbolísticas de la prensa en el extranjero, pero también hablaba a veces de «otro equipo nuestro, el Deportivo Alavés»
Con motivo de la Guerra Civil, algunos aficionados babazorros que no comulgaban con la naciente dictadura tuvieron que marchar al exilio. Pero, ¿seguían desde el ... destierro, muy lejos de Vitoria, la evolución de su equipo? Es cierto que la prensa del extranjero recogía noticias de la Liga española, pero el Deportivo Alavés apenas aparecía. No obstante, el exilio vasco contaba con sus propia prensa, que incluía la actualidad del País Vasco, también la deportiva. El Athletic y la Real casi monopolizaban este espacio, incluyendo a veces comentarios jocosos, como cuando una revista vasca de América destacó que el conjunto aficionado de la Euskal Etxea local era «el único equipo –como el Athletic– que cuenta en sus filas con once vascos».
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Sin embargo, la prensa vasca del exilio también hablaba a veces de «otro equipo nuestro, el Deportivo Alavés». Casi siempre eran notas breves sobre resultados, jugadores o –significativamente– problemas económicos del club, pero otras veces se recordaban los tiempos de antes de la guerra, cuando los exiliados veían partidos en Vitoria. Por ejemplo, en 'Euzko Deya. La voz de los vascos en México' apareció en julio de 1955 un artículo titulado «Los misterios del amor en el Futbol». En un momento en que se decía que el franquismo utilizaba el deporte para engatusar a las masas, el periódico discrepaba de esta idea. Para 'Euzko Deya', no era cierto que «la dictadura imperante provoca estas aficiones, para desviar la atención del pueblo por los mil problemas que lo abruman y que son producto de una mala administración gubernamental».
El autor de este artículo, que firmaba con el seudónimo de 'Peru', opinaba que el fútbol estaba por encima de su instrumentalización política y unía a personas muy distintas, hecho que explicaba, recordando la grada de Mendizorroza, con un toque de humor: «Entre las muchas escenas tiernas y singulares que ofrece el espectáculo del fútbol, quizá la más humana y sorprendente es que señoras y señores que ni se conocen de vista, pero partidarios del mismo equipo, se metan unos abrazos de padre y muy señor mío cuando el árbitro pita un gol a su favor. Naturalmente, que esto ocurre entre los vecinos de la misma localidad, pero a uno le cabe la sospecha de que haya correctos caballeros, que se sitúen de antemano en lugares estratégicos, para sentirse fascinados por el triunfo y repartir abrazos a diestro y siniestro».
'Peru' recordaba un hecho que había presenciado «en los tiempos gloriosos del Alavés, que hoy parecen reproducirse, que señoras y señores de bondadoso carácter, y de intachable proceder en todas las facetas de su vida, ecuánimes hasta el paroxismo, fueran violentamente expulsados del campo por insultos y agresiones, y trasladados a la Comisaría. Pero, ¿es posible que don Fulano se ponga así, a sus años, y con hijos ya tan mayorcitos, siendo tan fino y tan distinguido?, nos preguntábamos atónitos. Y don Fulano salía gritando como una pantera. ¡Ese árbitro es un canalla! ¡Ha sido penalti! ¡Mamarracho! A mí me pueden llevar a la cárcel, pero seguiré afirmando allí lo mismo. ¡Un penalti como una casa!».
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'Euzko Deya, la voz de los vascos en México', recordaba la grada de Mendizorroza con un toque de humor
Y continuaba: «Estando presenciando el partido del Atlético de Bilbao con el Alavés, un buen amigo me dijo ingenuamente: está visto que yo no valgo para presenciar un partido. Estoy aquí sentado al lado de una señora a quien no conozco y la que respeto con toda mí alma; pues bien, apenas el Alavés metió el primer gol, ella pegó un salto, y yo otro, y nos dimos tal abrazo que ríase usted de los finales de las película. El caso es –añadió excitado– que yo me vuelvo loco en los partidos. Y si vuelve a meter otro gol el Alavés, tampoco respondo de mí (…). Pues el segundo gol viene a pasos agigantados; así que, ojito con el segundo abrazo… En efecto; aquel día se empató a dos». Este texto refleja bien la nostalgia con la que los exiliados recordaban su tierra, incluyendo la época gloriosa del Alavés de antes de la guerra.
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