El primer contrincante sevillista del Alavés

Como es lógico, el Alavés, nacido en enero de 1921, no se imaginaba entonces poder jugar contra el Madrid o el Sevilla. ¿Cómo se cruzaron entonces los caminos del futbolista andaluz y del equipo albiazul? Fue el 9 de septiembre de 1921, en un partido amistoso entre el Haro Sport Club y el Alavés, disputado en la localidad riojana, el día en que se inauguraba el campo del equipo local. La sociedad de fomento 'Amigos de Haro' había donado «una preciosa copa de plata» para el vencedor. Incluso amenizó el evento, tocando la Marcha Real española al inicio, la banda municipal de Vitoria, que había sido contratada para actuar en las fiestas de Haro, en honor de la Virgen de la Vega.

Antes de comenzar el choque, el párroco local bendijo el nuevo campo. Por el Alavés, que vistió de blanco, jugaron Gómez, Infante, Mendoza, Echevarría, Peláez, Indalecio, Rico, Espada, Sarralde, Lorente y un jugador cuyo nombre desconocían los reporteros y que apareció reseñado en la prensa como 'X'. En cuanto a la alineación local, los diarios de Vitoria destacaron que hubo dos sorpresas inesperadas: «Los vitorianos advierten la presencia de Sancho en el equipo de Haro, que pertenece a un importante equipo de San Sebastián, y Barrero, de Sevilla, pero a pesar de ello no se desaniman».

Para unos jugadores inexpertos, como eran los albiazules, debió ser un 'shock' encontrarse frente a frente con dos experimentados miembros de grandes equipos: Fermín Sancho, de la Real Sociedad de San Sebastián, y Juan Pablo Barrero, del Sevilla. Sin embargo, los periódicos riojanos contratacaron explicando que también el Alavés estaba «reforzado por jugadores de fuera». De hecho, los dos equipos eran casi igual de noveles, pues el Haro Sport Club se había fundado en marzo de 1921.

El partido fue al principio embarullado, «bien sea porque el campo se les antoja muy grande o porque el piso conserva bastante humedad, que lo hace resbaladizo». El portero babazorro salvó varios «serios zambombazos», pero enseguida el Alavés se repuso y logró tres goles, todos ellos obra de Félix Díaz de Espada, al que el diario 'La Rioja' calificó como «un equipier colosal». El conjunto local sumó un gol, lo que significó un 1-3 favorable al Alavés, que mostró una «superioridad indiscutible». Como es lógico, el más aplaudido del choque fue el autor del 'hat-trick'. Destacaron también Lorente y Modesto Echevarría, «codiciosos y tenaces en el ataque y previamente duros en la defensa, constituyendo con Espada y el portero las cuatro figuras mejores de este equipo». Al final, la copa fue «entregada al capitán del equipo vencedor, señor Infante, por distinguidas señoritas de la ciudad mencionada y nuestros jugadores se retiran del campo para coger el primer tren, que estaba próximo a salir».

Pese al miedo en el cuerpo que se les metió a los componentes del equipo alavesista al ver a Barrero y a Sancho en el campo, las crónicas nada dijeron del juego desplegado por ambos. Tampoco sabemos qué hacían exactamente allí el sevillista y el 'txuri-urdin', aunque lo más probable es que estuviesen sin más disfrutando de las fiestas de Haro, lo mismo que el irundarra Daniel Echaide, que arbitró el partido. Lo que sí sabemos es que el triunfo albiazul en esta expedición provocó un entusiasmo sin precedentes. La prensa anunció que, «al conocer en Vitoria el triunfo de nuestros 'equipiers', fueron muchos los entusiastas que salieron a la estación, provistos de unas docenas de cohetes, a recibir a los vencedores. Parece ser que el éxito será festejado el próximo domingo con un banquete».