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Una de las piezas que más llama la atención a los visitantes del Museo del Athletic Club es un león disecado, que representa el apodo con que se conoce a los jugadores rojiblancos. La historia de este león tiene que ver con el Deportivo Alavés, aunque obviamente el origen del apelativo es muy anterior. Aunque a veces se ha identificado con el estilo luchador y de furia que caracterizó pronto al fútbol vasco, todo indica que la referencia a esa fiera procede de la denominación del campo de San Mamés, inaugurado en 1913.
El estadio tomó su nombre del lugar donde se levantó, junto a la Casa de Misericordia, también conocida como Asilo de San Mamés porque allí había antes una ermita y un convento del mismo nombre. Según el martirologio católico, este santo, cuya fiesta se celebra el 17 de agosto, es un mártir de Cesarea de Capadocia (la actual Turquía), que murió en el siglo III, bajo el emperador Aureliano. Su existencia consta por fuentes bastante cercanas a su muerte, pero apenas dan datos sobre él. Relatos posteriores añadieron que vivió en el campo, conviviendo con las fieras e incluso que, por ello, amansó a los leones con los que sus verdugos trataron de darle muerte. Por ello, suele representársele con un león. Con el tiempo, su devoción se extendió a occidente y llegó a España por el Camino de Santiago.
Se desconoce el momento exacto en que comenzó la identificación entre los leones y el Athletic, pero estaba ya extendida cuando el Alavés jugó sus primeros partidos oficiales con el conjunto vizcaíno. Por ejemplo, en 1934, cuando el once babazorro se impuso al rojiblanco en la Copa Vasca, 'La Libertad' ironizó así sobre el diferente potencial entre ambos equipos: «Parecían los 'cachorritos' y los 'leones'. Estos, confiados en su superioridad, no hicieron caso al principio, pero al ver que los 'cachorritos' infundían respeto, trataron de hacer valer toda su autoridad, que de nada les sirvió. Por una vez los 'papás' sucumbieron ante el gesto viril de sus 'chicos'».
Cincuenta años después, en 1984, era presidente del Alavés Juan Arregui Garay que, además de ser un importante empresario, era un gran aficionado a la caza. La practicaba no solo en España sino también en África y en otros continentes y, de acuerdo con la legislación entonces vigente, tenía un impresionante museo de animales disecados en su propia fábrica, incluyendo varios leones. Era el famoso 'Safari' de Arregui, que era visitado por centros educativos o incluso por los 'famosos' que acudían a Vitoria. El presidente babazorro era muy amigo de su homólogo bilbaíno, Pedro Aurtenetxe. Una apuesta entre los dos presidentes es el origen del león que hoy se exhibe en el Museo del Athletic.
Según se explica en su propia web, en alguna ocasión, el dirigente alavesista «había bromeado por el hecho de que al Athletic Club le faltara un león de verdad que, expuesto en algún lugar destacado, representara la garra asociada a su juego y simbolizara el sobrenombre de los futbolistas rojiblancos. Cuando el Athletic ganó la Liga en la temporada 1982/83, Arregi felicitó a Aurtenetxe, aunque añadió la chanza de que el campeonato se había conquistado de casualidad y que resultaba imposible que sucediera de nuevo. Arregi apostó a que el Athletic no ganaría otro título y se comprometió a regalar un león a los bilbaínos si lo lograban. La temporada siguiente los leones conquistaron el doblete, Liga y Copa, y Arregi, como buen vasco, cumplió su palabra».
Curiosamente, Arregui no fue la única persona amante de la caza mayor en África relacionada con el Alavés. Ángel Garaizábal Bastos, hijo del presidente albiazul del mismo nombre, fue un médico militar y deportivo, conocido en toda España, cuya afición le deparó un destino trágico. Murió en julio de 1973, cuando se disponía a realizar un safari en Mozambique, a manos del FRELIMO (Frente de Liberación de Mozambique), un grupo guerrillero que luchaba por la independencia de la entonces colonia portuguesa.
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