Luis García: «Se ha hecho justicia»

Su futuro personal queda en un segundo plano. Lo primero es bajar revoluciones, disfrutar y procesar las emociones que deparan 50 partidos de una temporada de once meses y medio. Luis García no habló sobre lo que sucederá con él a partir del 1 de julio. Solo una certeza que lo marca todo: con el ascenso, tiene otro año más de contrato garantizado. Ayer no salió de ese discurso. Pero sí que quiso hacer un autorreconocimiento de méritos. «Creo que he hecho una de las mejores temporadas como entrenador. Me lo ha dicho Pedro (Rostoll, el segundo técnico del equipo), que lleva catorce temporadas conmigo. Y he tenido un grandísimo vestuario», explicó. También una confesión. El desgaste psicológico ha sido enorme. «Mentalmente he terminado agotado. Esta temporada ha sido muy exigente para mí». También por una cuestión tan humana: la soledad. «Es la primera vez que he estado separado de la familia y me ha costado llevarlo sin ver tanto tiempo a mis hijos. Tenemos que estar otro año separados», dijo, en la única concesión a su posible futuro en Vitoria la próxima temporada.

Para valorar un final tan cinematográfico e inverosímil, recurrió a algo que ha recalcado durante semanas. «Ha sido la tónica de toda la temporada». Es decir, partidos cerrados, en los que pasan pocas cosas y cuesta un mundo imponerse. Pero cree que su equipo fue mejor ayer. «Creo que hemos controlado el partido completamente. Y creo que en la eliminatoria hemos sido mejores. Hemos leído bien el partido», celebró. También un detalle importante, el desgaste. «Creo que hemos llegado físicamente muy bien y que si entrábamos en la prórroga íbamos estar mejor que ellos. Si el partido se hacía largo se iba a inclinar. Porque tampoco es fácil jugar con la responsabilidad de que te vale el empate», explicó. El último ingrediente, el trabajo defensivo. «Han salido fuertes y les hemos controlado muy bien. Abqar y Sedlar han controlado a los bichos de arriba del Levante. Hemos tenido el tempo del partido. Al campo se ha trasladado lo que teníamos en la cabeza. Después era acertar o no acertar. Por sensaciones era como en Las Palmas: 'les vamos a ganar'», aseguró.

«Al final ha sido de la manera más rocambolesca». También la forma de que el penalti fuera señalado y la reacción del banquillo. «En el campo, ante la reacción de mis jugadores, digo que algo ha pasado. No me he dado cuenta, me ha sorprendido que lo hayan puesto en el videomarcador. Luego me vienen con la tablet y me dicen que es penalti. Están las interpretaciones, es verdad. Pero creo que es penalti», explicó. Luego, la decisión de elegir al lanzador. «No estaba Salva y además faltaba otro tirador. Ha ido Luis, pero después ha querido 'el barba'», con premio gordo para Villalibre. «Espero que traiga la trompeta». El aludido, tranquilo pese a que toda la temporada se condensaba en la acción más cruel del fútbol. «Estaba con mucha confianza. Por la cabeza se te pasa el fallar, pero me gusta mucho tirar penaltis. No tenía claro por dónde iba a tirar. Cuando ha pitado tenía claro que lo iba a meter». Tan fácil como eso.