El guiño alavés de la entidad que el territorio demandaba
Desde el inicio de su presidencia en el banco vasco, Anton Arriola ha tratado de evitar que pueda darse una imagen de entidad bilbaína
Hay pocas cosas que puedan enervar más a un alavés que, cuando plantea una inversión a su gestor del banco, este le responda con un « ... no puedo hacer nada, eso lo tienen que decidir en Bilbao». Era el principal temor cuando se fraguó la integración de las tres cajas vascas en Kutxabank. Un movimiento, además, que tras la crisis financiera, centró la gestión de los bancos en ahorrar costes centralizando servicios y buscando sinergias. El resultado, muchos centros de decisión de la antigua Vital se trasladaron a Bilbao.
La sensación que se encontró el presidente de Kutxabank, Anton Arriola, cuando llegó al cargo a finales de 2023 fue, precisamente, la de cierto enclaustramiento de la entidad en Bilbao, con poca presencia institucional en Gipuzkoa y Álava, lo que podía generar un peligroso sentimiento de lejanía.
Arriola no tardó en hablar con la política de los gestos. En el caso de Vitoria llegaron en forma de una inédita reunión de la comisión ejecutiva del consejo de administración de Kutxabank. El órgano de gobierno de la entidad celebró su sesión y participó en una visita con los miembros del patronato de la Fundación Vital. El mensaje del presidente destacó que «Álava es un territorio que tiene enorme potencial y en el que Kutxabank quiere continuar acompañando a instituciones y empresas alavesas». Nueve meses después, además, celebró en el palacio Europa la reunión anual de directivos del banco.
En esa estrategia de cercanía el deporte no podía quedar de lado. Más, cuando Kutxabank figuraba ya como patrocinador de los dos clubes de referencia del fútbol vasco: Athletic y Real Sociedad. Desde Vitoria se había intentado durante la anterior presidencia alcanzar algún acuerdo para el Alavés, pero sin demasiado éxito.
Tras el cambio, el nuevo contexto facilitó las cosas, aunque esperando a los plazos adecuados, ya que otras entidades financieras figuraban en el listado de patrocinadores del club babazorro. La compra de la sede en Salburua por parte del grupo Alavés-Baskonia terminó de engrasar las relaciones y preparar el terreno para que, llegado el momento oportuno, pueda materializarse el último guiño alavés del banco vasco.
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