El fútbol debe ser más que fútbol y un futbolista más que un futbolista. Sin ningún género de dudas, Manu es más que un jugador ... de fútbol. Lo que se admira se imita. El verdadero líder consigue que las personas de su alrededor crezcan. En una entrevista comentaba: «… no aprovechar la influencia que tiene el fútbol en la sociedad sería injusto. Tenemos esta relevancia por el apoyo que recibimos a diario de los aficionados. Cada individuo que forma parte de este negocio debe preguntarse si con sus actuaciones está devolviendo lo que la sociedad le ha dado. Desde jugadores, técnicos, periodistas deportivos u organizadores hasta los directivos. Aparte de la innegable visión empresarial debe existir una conciencia social que determine nuestras actuaciones. En mi caso soy muy consciente de que los jugadores somos ejemplo para muchísimos niños que nos idolatran y están atentos a nuestras conductas, es muy importante ser conocedor de nuestra posición. En mi caso soy Licenciado en Administración y Dirección de Empresas por la Universidad del País Vasco... El hecho de continuar con mi formación académica se lo debo a mis padres, siempre le dieron una gran importancia y estuvieron vigilantes para que no la descuidara».
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No se puede ser una persona de éxito si tu vida personal es un desastre. A veces vemos alguno de los que han llegado a pesar de ser poco rigurosos profesionalmente hablando, pero lo que no vemos son todos esos miles que teniendo talento para llegar no lo han hecho.
Como decía Einstein: «Uno debiera guardarse contra aquellos que sermonean habitualmente a los jóvenes con la importancia del éxito como principal propósito en la vida. No, el éxito es el placer de trabajar, el placer de sus resultados y el conocimiento del valor del resultado para la sociedad». Todos sabemos que Manu no es un prodigio de virtudes técnicas, (eso siempre puesto en el contexto de la máxima categoría del fútbol mundial), pero siempre suma. Por sus virtudes competitivas y su entrega en el campo. Por su liderazgo en un vestuario y fuera de él tirando del carro en los momentos difíciles. Y sobre todo, por lo emocional, por ese sentido de pertenencia que contagia a los demás, y que tan necesario es en este club con tan poco arraigo alavés en su estructura.
El peor crimen que puede cometer un miembro de cualquier club no es ser un inepto, sino desleal al poder: lo importante es ser fiel al jefe. Y Manu es incómodo a cualquier jefe, por su personalidad, por su liderazgo, por su coherencia intelectual, y paradójicamente en este caso por fidelidad alavesista, que a veces desde dentro de este club no está bien visto. Manu siempre representará el ADN y los valores del este Club.
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