Vienen semanas de altura

Es el delicado contexto numérico, más allá de las sensaciones futbolísticas, desde el que la escuadra albiazul parte hacia semanas de altura. Las que arrancan en pocos días en Villarreal, con visitas posteriores a Atlético de Madrid y Barcelona, y el teórico oasis del choque intercalado en Mendizorroza frente al Almería. Es el áspero itinerario antes del siguiente paréntesis liguero a mediados de noviembre.

Con obligaciones a consecuencia de ese mal balance de puntos en un inicio de competición donde pocas veces han cuadrado las condiciones para lograr resultados. Escasez de gol (cuatro en el choque ante el Sevilla y solo tres -dos de ellos en propia puerta- en los ocho encuentros restantes; cuestiones arbitrales donde al Alavés se le ha tratado como a un novato, momentos puntuales adversos que han decidido encuentros igualados (Cádiz, Rayo Vallecano, Getafe, Osasuna). Un peso que solo se quitará de encima el equipo vitoriano si es capaz de sumar a corto plazo en escenarios inesperados. Como en el Estadio de la Cerámica, por mucho que el conjunto castellonense llegue igualado a puntos con los albiazules y sin dar una a derechas en su propio estadio.

Crecer como equipo es el objetivo declarado del técnico alavesista, consciente de que será el colectivo el que deba marcar diferencias para lograr el objetivo. Y es que el inicio de campaña parece dejar claro que Guevara es la única individualidad realmente destacada del conjunto vitoriano. Es decir, un futbolista que podría ser titular en buena parte de los equipos de la categoría. El resto, muchos jugadores debutantes y apenas algunos con extensa experiencia en Primera (Gorosabel, Duarte y Kike García), atraviesa esa fase de adaptación que pasa costosos peajes.

«Nos están haciendo daño con muy poco», resumió Luis García Plaza sobre un Alavés que defiende de forma ordenada e intensa, pero sin acabar tampoco de blindar su portería. Aquel rocambolesco gol en propia puerta de Rafa Marín en Balaídos, el extraño tanto encajado frente al Betis, los 'penaltis' y 'no penaltis' sufridos ante Rayo Vallecano, Getafe y Celta... Demasiadas circunstancias adversas.

Se agota el mes de octubre y llega en breve noviembre. Dos fechas que suelen resultar clave a la hora de analizar la trayectoria de los equipos y también la salud deportiva de los entrenadores. Raro es el conjunto que cambia la dinámica de forma drástica más adelante. La buena noticia es que no hay dudas respecto al fin último del Alavés en esta temporada: la permanencia después del sufridísimo ascenso del pasado mes de junio.

Y ya se sabe que la proporcionalidad entre los recursos de la plantilla y los objetivos evita frustraciones innecesarias. A recordarlo se ha dedicado lógicamente un Luis García Plaza que evitó cualquier euforia tras las dos victorias iniciales y ha avanzado que la carrera de fondo hacia la salvación se encuentra plagada de obstáculos. Claro que tras cinco encuentros sin ganar urge una alegría que despeje las nubes y deje ver el sol.