Evitar que el bache sea un socavón
El conjunto albiazul ha encajado dos derrotas consecutivas, algo que la pasada campaña no ocurrió hasta el inicio de la segunda vuelta
Dos derrotas consecutivas, algo que la pasada campaña no sucedió hasta el inicio de la segunda vuelta, han colocado al Alavés en la primera encrucijada ... de la temporada. Si una de las varas de medir el carácter de los equipos suele ser su capacidad de reacción, el conjunto vitoriano afronta en cuatro días el primer test importante de personalidad. Después del desastre de San Mamés, uno de esos partidos que por descorazonadores hielan la sangre de los aficionados, la escuadra de Asier Garitano se juega la tranquilidad en apenas cuatro días. De jueves a domingo. Con el doble duelo ante Real Sociedad y Mallorca que determinará si el bache actual se tapa o al menos se parchea con algún resultado positivo o, en caso contrario, se convierte en socavón de grandes proporciones.
En definitiva, si desde el amanecer de la temporada la escuadra vitoriana, ahora con un solo punto de margen sobre las posiciones de descenso, debe afrontar una realidad más o menos cruda en su pelea por la salvación. Nadie duda de que se trata del único objetivo, pero verse pronto en terreno pantanoso significa, como bien experimentó este equipo hace dos temporadas, una tensión añadida que siempre se quiere dejar para otros.
«Sabíamos que íbamos a sufrir, pero esperamos que sea lo menos posible», resumía Víctor Laguardia después del choque en Bilbao. Del tono y las palabras de uno de los capitanes del Alavés se deducía que la desazón exterior también se palpa en el interior tras ver cómo la escuadra albiazul resultaba, por primera vez, incapaz de presentar verdadera batalla en un choque liguero. La de un equipo que no encuentra el modo de adquirir cierto equilibrio defensa-ataque. «Nos tienen que ir bien los resultados cortos», asumía en el inicio liguero Garitano. Tampoco hay otra solución mientras el conjunto albiazul resulte intrascendente en la generación de juego y oportunidades. Dos goles a favor en cinco partidos y un disparo a puerta en los últimos 180 minutos avalan esa teoría.
Las citas del jueves y el domingo adquieren una trascendencia mayor para huir de las urgencias
La pobre imagen ofrecida ante el Athletic y la concatenación de partidos abren las primeras incógnitas del ejercicio en lo que se refiere a sistemas y alineaciones. El Alavés se ha abonado en este inicio liguero al 7+4 y 8+3. Es decir, siete u ocho jugadores de la pasada temporada en el once, los que constituyen el núcleo defensivo, y las caras nuevas (Aleix, Joselu, Lucas Pérez o Rioja) en la zona ofensiva.
Motor y alas cortadas
Pero más que nombres todo apunta a un problema de transmisión. Conseguir que el motor físico del equipo, su principal valor, se convierta en alimentación para todas las piezas. Como se consiguió, sin alardes, en las segundas partes ante Espanyol o Sevilla. Que futbolistas de alto nivel, como sucedió el domingo, resulten incapaces de controlar el balón o pasarlo en condiciones a pocos metros no parece algo normal. Más bien cabe atribuirlo a un «mal día» en todos los sentidos, como apuntó Garitano. Trabajo también para el entrenador, con la necesidad de hallar soluciones tácticas para dar una mínima fluidez ofensiva al equipo. En Bilbao, ante un equipo eminentemente físico, ni siquiera quedó el recurso de los balones largos peinados para tratar de dar continuidad al juego. La nada resultó desoladora.
La ausencia de un mínimo volumen de juego en el eje del equipo deja con pocas opciones a los extremos
El Alavés, que ha vivido en los últimos años de un juego sencillo y práctico que desembocaba casi siempre en las bandas, ve ahora cómo esa virtud aparece con cuentagotas. Ni a través de las combinaciones ni en acciones individuales logra el equipo vitoriano desestabilizar con una mínima frecuencia a sus adversarios. Como resultado, un solar en el área para los rematadores. Por ahí, lograr llevar el balón con rapidez a las alas y percutir pasa una de las obligaciones de mejora. Al menos, lograr esa habitual acumulación de centros que explore la inquietud de las defensas adversarias. Y esperar que los Aleix, Rioja o Burke, marchitados en la intrascendencia general, florezcan.
Porque de pretemporada en plena temporada, el Alavés afronta ahora jornadas determinantes para tratar de levantar la cabeza. No es que perder ante el Sevilla y en Bilbao sea algo inesperado para una escuadra albiazul en formación. Las preocupaciones llegan por la desorientación de la primera mitad en Mendizorroza y la absoluta inoperancia exhibida en San Mamés. Tiempo de reflexión interna y obligaciones inmediatas para tratar de reconducir la situación. En una competición que no espera a nadie y este jueves sumará otra prueba de altura ante una Real Sociedad pletórica.
Entrenamientos por la tarde antes del duelo en Donosti
Como era previsible en esta semana de doble partido, no hay descanso para la plantilla, que ayer realizó una sesión de recuperación en Ibaia. El cuerpo técnico albiazul ha modificado, no obstante, el calendario habitual y el equipo alavesista se ejercitará por la tarde tanto hoy como mañana, antes del choque en Donosti del jueves (21 horas). También el sábado, antes de recibir al Mallorca, habrá una sesión vespertina. En una semana complicada, el club ha decidido que solo realizará comparecencias públicas estos días el técnico Asier Garitano.
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