Diarra, cómo un mal despeje hunde un partido correcto
El central repite, ahora en línea de cuatro, pero cierra de la peor manera posible su quinta titularidad seguida
Minuto 90. El Deportivo Alavés se encaminaba a otro empate, el cuarto consecutivo en Liga desde la llegada del Chacho Coudet. Un punto correcto ... ante un adversario poderoso, un Girona autor de un fútbol afilado pero que no había disparo entre los tres palos en todo el partido. Hasta que un mal despeje de Diarra en una jugada sin aparente peligro lo cambió todo y dejó al Alavés de vacío.
El epílogo más triste y cruel para un equipo que había tenido en su mano con dos remates de Conechny la posibilidad de tomar el mando en el marcador. Pero, sobre todo, el plantel vitoriano estaba a punto de lograr una valiosa portería a cero que le permitiera seguir construyendo su irregular seguridad defensiva. Pero los errores se pagan caros.
El perfil del partido es el del mismo Diarra. El central maliense había cuajado un partido correcto. No sin altibajos, algo habitual en la trayectoria de un jugador tan irregular como él, pero solvente en tareas defensivas y propositivo con el balón. Lo que se le demandaba a un jugador al que de nuevo le tocó ocupar otro rol del que estaba acostumbrado.
Diarra disputó el encuentro como central en defensa de cuatro y como acompañante de Abqar. Una posición inusual para un jugador que había compaginado durante la primera mitad de la temporada los puestos de lateral izquierdo y de central en defensa de tres. Así lo había sido con Coudet. Carrilero ante Osasuna y Athletic y marcador central ante el Valencia.
Físico y salida de balón
Su reposicionamiento ante el Girona le daba la oportunidad de cuajar un buen partido en una temporada con más sombras que luces. Aunque sus mejores momentos habían llegado también en el centro de la defensa, donde puede poner al servicio del equipo tanto sus privilegiadas dotes físicas como el atrevimiento para sacar el balón. Así marchaba el partido, sin apenas errores destacables, cuando erró con el despeje del gol visitante.
Un fallo grave, letal, pero también un castigo demasiado grave para un jugador que hasta entonces había cumplido. Sin Mouriño, con Sedlar en un mal momento, Garcés recién llegado y solo Pica como alternativa, Diarra tenía la oportunidad de opositar al puesto de acompañante de Abqar. Una prueba que tenía aprobada hasta que llegó el fatídico minuto 91.
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