El contexto para marcar territorio

Tal vez por el escenario o tal vez por el teórico favoritismo del Valladolid, los visitantes lograron reaccionar y hacerse con el control de la posesión. Aunque con la dificultad añadida de tener un jugador menos en la parcela ofensiva -Pacheta tuvo que sacar otro central por el delantero Narváez para equilibrar a su equipo- y un Alavés crecido por el favorecedor escenario. Así, apenas logró generar ocasiones de peligro durante la primera mitad. Algún disparo desviado y tímidos centros que atrapó un seguro Owono. Bagaje similar al del equipo albiazul. Sin embargo, los pucelanos sí que consiguieron generar cierta inquietud al borde del área. Sobre todo, desde la banda izquierda del ataque. Ahí castigaron al perfil Arroyo-Balboa, que cometieron alguna pérdida peligrosa y se fueron al descanso con tarjeta. Una posible fuga de agua que un prudente Luis García taponó dando entrada por ellos a Tenaglia y Salva Sevilla.

Las peculiaridades del Valladolid permitieron al Alavés encontrar más espacios en campo contrario. Espacios para correr, buscar transiciones y enlazar en la línea de tres cuartos. Ahí emergió, sobre todo, Róber. El extremeño pudo participar mucho partiendo desde dentro y no desde una banda, como suele hacer en Liga, y su juego lo agradeció. Si hasta ahora acostumbraba a ser un futbolista demasiado irregular, con detalles pero cierta inconsistencia, este miércoles fue mucho más continuo en sus prestaciones. Con algunos baches, pero con una solvencia creadora que el equipo agradeció para oxigenarse tras los ataque visitantes. En esa zona, Róber pudo conectar bien con un Jason algo más discreto, pero también con detalles y que, como él, buscó meterse hacia dentro. No fue extraño ver a Róber más retrasado y Jason en su parcela.

El Alavés salió reforzado tras el descanso y en algunos minutos dispuso de buenas ocasiones para ampliar la brecha. Ahí emergieron nombres más discretos en la primera parte como Abde y Javi López. Con detalles que recordaron al extremo que irrumpió a comienzos de temporada en el caso del primero y un notable dominio de toda la banda en el contexto del segundo. El escenario era propicio para él y lo aprovechó. Solo esa falta de puntería para que Sylla, Róber o el propio Abde marcase el segundo hizo que el Alavés sufriese algo al final. No tanto por los disparos de Valladolid, ya que Owono apenas tuvo que intervenir, sino por sus acercamientos, en especial por medio de un Kenedy que entró de refresco y comprometió a la zaga vitoriana.

Aunque la Copa es secundaria, clasificarse para octavos frente a un equipo de Primera debe servir de refuerzo anímico para el Alavés en el arranque del año. Sobre todo, con el fin de corregir la mala racha en Liga. La primera parada, el exigente duelo de este sábado frente al Burgos en Mendizorroza.