Víctima de sus propias miserias recurrentes
En la jornada decisiva, el Alavés vuelve a pecar de falta de fútbol y pegada para cerrar su nefasto bagaje como foráneo
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Un equipo reincidente en una gravísima falta de pólvora que le costó el partido
El día que se jugaba la vida, en la jornada en la que solo le valía ganar, el Deportivo Alavés realizó tres disparos de cierto ... peligro en noventa minutos. Joselu transformó el primer tiro a puerta, el guardameta local sacó bien un cabezazo de Jason que de haber entrado habría sido anulado y, ya en la segunda mitad, Lejeune estrelló en la madera una falta lejanísima. Un bagaje paupérrimo que, lejos de ser una excepción, no hizo sino confirmar la norma de la temporada. El Alavés es un equipo inofensivo, con problemas tanto a la hora de generar ocasiones de cierto peligro como de convertirlas. Ayer, más allá de ciertos fogonazos, no tuvo manera de sorprender al que todavía es, de largo, el equipo más goleado de toda Primera División. Un epílogo elocuente.
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Un agujero negro futbolístico que tampoco encontró antídoto
Una de las causas de esa crónica falta de gol sobre la que se ha cimentado el descenso es la incapacidad albiazul de tener un plan de partido definido. Durante todo el curso, el Alavés no ha sabido cómo quería jugar. Un agujero negro futbolístico que ha absorbido las pequeñas pinceladas que ha mostrado con cuentagotas. Desde verano, cuando Calleja no encontró mimbres para jugar a lo que quería, el Alavés ha caminado en la indefinición. La versión propositiva, la de un equipo valiente con el balón, no logró encontrar otros matices por el camino. Ni siquiera restos de ese equipo que paliaba su falta de fútbol con verticalidad, garra y férrea defensa. Ayer encajó tres goles, de nuevo, con excesiva facilidad.
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Ni individualidades ni colectivo: Joselu marca, pero nadie destaca
Joselu marcó su decimocuarto tanto de la temporada. Aunque su bajón en el tramo final, como el del resto del equipo, ha ensombrecido su curso, el gallego ha respondido sobradamente con una cifras muy por encima del mínimo exigible. Cantidad por encima de la calidad individual del resto de integrantes de la plantilla. La apuesta de Velázquez volvió a ser gris. Si contra el Espanyol habían destacado Miguel y Jason, ayer volvieron a una versión mundana. La de todo un equipo que tampoco ha paliado la falta de cohesión con pinceladas individuales.
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Zarandeado por un rival con portero de emergencia y muchas rotaciones
El Levante controló el encuentro, sobre todo en la segunda mitad. Los granotas, también descendidos, superaron en todas las facetas al Alavés sin ni siquiera un rendimiento excelso y con un planteamiento alternativo. Su portero, Alejandro Primo, es un juvenil de 17 años que entró en el equipo por las bajas de los otros dos guardametas. De inicio, solo repitieron dos jugadores de su anterior once.
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Un triunfo fuera en toda la temporada condena al peor visitante de la Liga
El Alavés necesitaba hacer algo casi insólito: ganar fuera de casa. No lo logró y cerrará el curso con una nefasta estadística. Solo ha vencido en uno de sus 19 encuentros como foráneo. Fue en octubre, frente al Cádiz.
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