Cien ascensiones gloriosas
Gorka, hijo del legendario portero albiazul Modesto Tobalina, homenajea la memoria de su padre completando un centenar de subidas al Gorbea
mikel uriarte
Domingo, 27 de junio 2021, 05:27
El binomio formado por el Alavés y el Gorbea siempre ha ido de la mano. Son emblemas con los que identificar a Álava y a ... muchos de sus ciudadanos. En un año tan especial como el del Centenario albiazul, esa simbiosis adquiere un realce mayor. Por cada temporada de historia alavesista hay una ascensión al mítico monte. 100 años, 100 subidas. Es la conmovedora locura que Gorka Tobalina está llevando a cabo desde el pasado 1 de enero. En su caso, el reto adquiere un componente sentimental de mayor calado. Hijo del que fuera portero del Glorioso, Modesto Tobalina, este vitoriano se ha propuesto llegar al centenar de ascensiones para el próximo 11 de julio, un día después de que se cumpla el quinto aniversario del fallecimiento de su padre.
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« Es probable que si mi aita viviera aún, no lo hubiese llevado a la práctica, pero una cosa ha llevado a la otra coincidiendo además con el centenario del club. Esto ha sido el antibiótico para superar el duelo que supone perder a alguien tan especial como fue mi padre. ¿Por qué no hacer honor al aita con el cien aniversario del club? La idea es hacer la subida 99 el día 10 y al siguiente culminarlas todas», relata este vitoriano de 47 años. De momento lleva 93 y EL CORREO le acompañó el pasado jueves en los tramos iniciales de la que, hasta ahora, ha sido su última caminata.
Gorka Tobalina arrancó su ascensión desde las canteras de Murua a última hora de la tarde. Coincidió además con las jornadas más largas del año, lo que le permitió aprovechar al máximo la luz solar. Ha sido una semana más llevadera para él y es que el parón en la fábrica de Mercedes, su lugar de trabajo, le ha venido bien para poder afrontar mejor la recta final de su objetivo. «Me gusta ver el Gorbea de noche o al amanecer. Esa magia que tiene en esos momentos es algo inigualable, todo un espectáculo. Llevo cuatro subidas de día y otras tantas de noche, así que el resto las he realizado al amanecer. Compaginándolo con mi trabajo, ha resultado muchas veces ser un esfuerzo extra, pero era algo que deseaba y lo he llevado bien. Cuando trabajo en el turno de noche no puedo subir en ese tramo, así que tengo que buscar otros días para hacerlo», apunta entusiasmado Gorka.
Albiazul de cuna, Gorka confía en culminar su hazaña el próximo 11 de julio
Cerca de la meta
La montaña, en albiazul
Ataviado con la camiseta albiazul, sus bastones y un par de bidones de agua, comienza a caminar tras prestarse a una foto con una manada de caballos. No lleva comida, ni tampoco desayuna cuando afronta su jornada montañera de madrugada. «Prefiero desayunar o cenar después», explica.
Poco le importa que se le haga de noche para bajar. Conoce el monte como la palma de su mano y su mapa mental detecta sin problema los muchos recovecos que guarda el Gorbea. Un buen faro y mejor ropa son sus compañeros de aventura para los apenas cuarenta minutos de descenso. Gorka participó en su día en pruebas de montaña como la Transvulcania o en el Teide, por lo que su condición física está fuera de toda duda. Si a eso se le añade un perfecto conocimiento de la zona y una mejor orientación, la consecución del reto está asegurada. Con tanta repetición ha tenido margen de probar todas las vertientes posibles a la hora de atacar el emblemático monte, pero se queda con la zona de Zigoitia por una cuestión de proximidad con su domicilio.
«Este reto es un antibiótico para superar del duelo por la pérdida de alguien tan especial como mi aita»
En sus palabras
Cada andanza es un motivación para Gorka Tobalina. Los 1.482 metros de altura que supera cada vez que está en la cima valen por un año de vida de su Glorioso. También por cada partido que su aita Modesto jugó con la camiseta albiazul. Tiene tiempo en cada sendero de fotografiarse junto a un caballo o de contemplar el horizonte, mientras atisba la cruz. Disfruta con cada momento que vive y eso que ha pasado por el mismo punto decenas de veces. Tiene su reto cerca y en cada ocasión que se viste de corto expresa un entusiasmo mayor. El contacto con la naturaleza es lo que le apasiona de verdad. «Hay yeguas que cuando me ven se acercan. El mastín que cuida de las ovejas arriba me admite sin problemas y me permite tumbarme con él y estar cerca del rebaño, es algo increíble», describe este apasionado de la montaña.
Pretende que el próximo 11 de julio, en su último ataque, sean muchos los aficionados a la montaña, pero sobre todo seguidores del Deportivo Alavés, los que le acompañen. «Ese día me pondré de nuevo la camiseta y me gustaría que la gente también lo hiciera. Mi ilusión es ver la cima del Gorbea llena de banderas y con los colores albiazules. Creo que será un bonito momento. Si la gente se anima y lo hace será algo inolvidable», anhela Gorka.
Soñar un momento mágico
La salida de ese último ataque a cumbre está prevista para las 8.00 horas. No habrá amanecer que degustar, pero Gorka sueña con ese momento mágico en el que pise la cima más alta de Álava y respire un sentimiento en azul y blanco. Será un buen preludio para lo que muchos aficionados anhelan de cara al próximo ejercicio, sentarse de nuevo en su asiento de Mendizorroza tras casi un año alejados del templo albiazul.
También Gorka lo hará. La distancia que la pandemia ha marcado en estos meses entre el equipo y la hinchada no ha evitado que se deje de sentir al Glorioso. Ha padecido como el que más con la irregular campaña que hace un mes terminó. «Nos toca sufrir y pelear con mucho sacrificio. Los alaveses podemos presumir de ello, de la lucha y la entrega. Es nuestro sino. A ver si podemos volver al campo la temporada que viene para animar al equipo», cuenta este aficionado a la fotografía. La colección de fotos de sus ascensiones al Gorbea revela una mirada distinta y podría ser el soporte a ese libro de vivencias del último medio año que sus allegados le animan a escribir. Es la obra que puede constituir su siguiente reto vital.
Precaución nocturna y un susto con una pareja de jabalíes
Subir o bajar el Gorbea tantas veces de noche conlleva algún que otro sobresalto. Por mucho que uno conozca el terreno ha de contar con las numerosas especies animales que allí conviven y con sus ciclos vitales, además de las intenciones que manejan a la hora de preservar a sus hembras y crías. En una ocasión, Gorka Tobalina se topó con dos jabalíes a los que creyó no molestar. El caso es que, a escasos metros, acechaba la hembra con sus rayones. Los machos entendieron que debían defender su espacio y se lanzaron sobre el montañero. Suerte tuvo de encontrar a un par de pasos un árbol al que trepar para colocarse el frontal y ver mejor lo que tenía a su alrededor. Unos segundos de espera hasta que la manada abandonó el lugar.
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