El ayer y hoy de la grada de Mendizorroza, con la misma ilusión. Blanca Castillo / Photo Araba

Ascenso del Alavés a Primera

La familia albiazul sonríe de nuevo

Resurge potente ·

El Deportivo Alavés regala el ascenso a Primera a una afición fiel. El destierro ha sido breve para un club y una masa social que llevan el sufrimiento en su ADN, pero que también se han ganado el derecho a disfrutar como niños

Carlos Pérez de Arrilucea

Domingo, 18 de junio 2023, 13:10

Imaginen a un niño que, allá por finales de los setenta y primeros de los ochenta, camina de la mano de su padre hacia el ... estadio de Mendizorroza por esa ruta conocida que cruza el parque de El Prado, enfila el paseo de Cervantes y avista la silueta de un templo que presagia otra tarde de fútbol. El muchacho guarda su paquete de cromos en el bolsillo tras repasar las últimas adquisiciones conseguidas horas antes en la Plaza de España. Aún le cuesta entender por qué en esas colecciones no hay jugadores que vistan de albiazul, con el escudo del banderín alavesista en la pechera. El Alavés, ese equipo que el chaval comienza a sentir como suyo, milita en Segunda, lo cual le destierra de las colecciones de estampas. El Glorioso vive un época de sensaciones extremas; con saltos siempre fallidos hacia la élite seguidos de flirteos con el desastre.

Publicidad

Mientras, el chico disfruta acompañado su progenitor de la clase de Señor o de la contundencia defensiva de Morgado, cacique del área. Primero en la General, el fútbol de pie y la ración de Kas Naranja en el descanso. Más adelante, en Preferente, ya sentados y más resguardados de una climatología casi siempre adversa. Comienza a captar entonces que el fútbol es una escuela para digerir frustraciones. Las derrotas del Glorioso las asume como parte de un destino que siempre acaba con su equipo paseando cerca del abismo. Aprende pronto que sufrir por el Alavés va incluido en ese carné plastificado, en el que se va picando cada domingo la porción de un calendario que no entiende nada de meses y sí de clasificaciones, rivales de todo pelaje, partidos de tensión y chispas contadas de genialidad con el balón en los pies. Así crece el pequeño, consciente de que en esto de militar en el alavesismo no sobran las alegrías.

La máxima categoría no parecía lejos, pero un buen día la escuadra albiazul termina varado en Segunda B. Aquel chaval consumiría su niñez sin ver, ni imaginarse, a su equipo en Primera. Nada que ver con algunos de los infantes que esta temporada han poblado las gradas de Mendizorroza. Este Alavés de Luis García Plaza ha logrado convertir en un 'hasta luego' aquella lluvia de frustración y tristeza que, hace alrededor de un año, dio con los huesos del conjunto vitoriano en Segunda. Las lágrimas de entonces se han transformado en euforia y orgullo. Un fulminante borrón y cuenta nueva, una pirueta con la que esquivar lo que podría ser una larga condena para caer de pie en la élite futbolística. De alguna forma, es un regate a esa historia documentada de trasiegos fatales que ha tenido que afrontar el Alavés en su caminar cada vez que se ha visto desterrado de la máxima categoría.

Un retorno instantáneo

El club que trataba de levantarse el pasado verano tras poner fin a seis temporadas en Primera se exigió a sí mismo que volvería a lo más alto en el intervalo de un ejercicio. Dicho y hecho, después de una apuesta fuerte para construir una plantilla que ha logrado superar todas las trampas de una categoría en la que siempre hay peligro de eternizarse o envejecer a la espera de que se abra la puerta del ascensor.

Publicidad

Marcaron el objetivo de forma pública el presidente Alfonso Fernández de Trocóniz y el director deportivo Sergio Fernández y Josean Querejeta nunca ha tenido otra cosa en mente que no fuera el ascenso instantáneo. Esta vez, la jugada resulta ganadora. Al margen quedan las incertidumbres sobre lo que hubiera pasado de no haberse consumado el ascenso, cómo se hubiera planteado una temporada más en la competición de plata. La Primera División trae la prosperidad del contrato televisivo millonario. Sobre el papel, reabre un mundo de posibilidades al grupo gestor que lidera Josean Querejeta para recimentar un proyecto deportivo, económico y social que logre anclarse a Primera con cierto propósito de continuidad. No solo basta con volver, se trata de quedarse. El esfuerzo realizado durante una temporada interminable trae un premio ganado con sudor, esfuerzo, buena visión y valentía a la hora de arriesgar en la gestión del proyecto.

Mientras, aquel niño ochentero que consumió litros de Kas naranja en Mendizorroza roza hoy la cincuentena y ya ha contribuido a relanzar la decadente curva demográfica que nos hace más viejos y cascarrabias, incluso cuando vamos al fútbol. De momento, su hijo ya ha gastado un par de camisetas albiazules recién alcanzados los diez años, con las correspondientes contribuciones monetarias al 'merchandising' del club. En el juego de la 'play', elige al Deportivo Alavés y, después de los correspondientes movimientos de mercado, termina ganando la Champions en la pantalla de la consola. A Mendizorroza va menos de lo que le gustaría pero el veneno está inoculado. Ya tiene ídolos que recordar como Joselu y Pacheco. El descenso de la pasada campaña fue un disgusto, pero ya conoce un par de circunstancias de la vida que hacen llorar de verdad. Todavía concibe el fútbol como un juego y disfruta con las habilidades por banda de Luis Rioja o el toque de punta fina de Salva Sevilla.

Publicidad

el valor de un hito

Es la recompensa al esfuerzo, la buena visión y la valentía para arriesgar en la gestión del proyecto

La ambición

No basta con volver, se trata de quedarse y anclar al Glorioso con firmeza en la máxima categoría

Para él, el retorno a Primera supone pisar suelo conocido. Aún no se ha contagiado de ese pesimismo vital que suele acompañar al seguidor alavesista curtido en el fatalismo. Prefiere leer la frase impresa en el cuello de una de sus elásticas albiazules: 'El Alavés nunca se rinde'. Todavía se lía un poco con las posiciones clasificatorias y el reparto de plazas a las diferentes competiciones europeas. Se imagina a un Alavés en Primera y ya pregunta si podremos aspirar a algo más que a conservar la categoría. La explicación sobre la diferencias de presupuestos, el mercado limitado del Alavés y el historial de sufrimiento del club le devuelve a la tierra. Cosas de críos. Nadie como ellos para soñar.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Accede todo un mes por solo 0,99€

Publicidad