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Un plano Alavés fue incapaz de pasar del empate en Vitoria ante un Celta que vino con lo justo, por las bajas de sus mejores hombres como Aspas y Mingueza. Se desperdició una gran oportunidad de volver a sumar de tres en tres, cuando el ... partido se puso de cara nada más comenzar. Un penalti de los que antes no se pitaban por una mano en el área rival hizo que el VAR nos echara otra mano, por fin. Y en el único disparo a puerta alavesista en todo el partido, el pichichi Kike abrió la lata, aunque también pudo acabar expulsado al final.
Con semejante bagaje ofensivo y más en Mendizorroza, está casi todo dicho, por más que Guridi no acertara en una clara ocasión tras la reanudación, ni que el capitán Benavídez aprovechara su titularidad por la única baja de Blanco en la medular. Y el recuperado Carlos Martín tampoco tuvo opción hasta la segunda mitad, con Conechny desdibujado en su banda. Pero es que ayer no se salvó ni el colectivo, que es el punto fuerte de esta plantilla, jugando de forma conservadora, sin recursos y sin ideas.
Habrá que esperar otros brotes verdes, porque además de mantener el descenso a un solo punto, lo más preocupante es la imagen de impotencia mostrada ayer ante un contrario que sólo reaccionó un poco tras la reanudación con una igualada desde fuera del área. Otra vez la pregunta de si el portero Owono pudo hacer algo más, pero como todos sus compañeros e incluso el técnico Coudet. Porque su discípulo Giráldez en el otro banquillo reaccionó tras el descanso tocando más teclas de la partitura. Pero es que el Chacho hizo sólo tres cambios.
Y dos delanteros, como Villalibre y Toni Martínez, este último sin apenas tiempo, por lo que me preocupan las alternativas para todo lo que resta de temporada. Y si en el Villamarín le ganó la partida a su maestro Pellegrini, esta vez no vi ninguna mejoría respecto a su antecesor Luis García. Y encima queda sólo una semana para finiquitar el mercado de invierno, el cual no es milagroso y más cuando nos hemos debilitado en las alas. Han marchado recambios ofensivos, que es de lo que presumíamos esta temporada y estas soporíferas tablas pueden servir para despertar a más de uno. Porque tal desencanto se entiende cuando te enfrentas a un rival que te defiende con tres centrales y no eres capaz de dominar la medular. Y cuando el cuadro celeste está plagado de canteranos que se te suben a las barbas, más por ti que por ellos.
El caso es que en este entrante mes de febrero nos jugaremos buena parte de la temporada, con salida a Barcelona y donde más de uno pensara en no venir goleados. Será baja el principal zaguero Abqar, pero nos queda el consuelo de que el Celta sólo ha ganado en Las Palmas y que los canarios vencieron en la ciudad condal. Y también en la hora de comer dominguera nos vendrá el rocoso Getafe que se paseó en Anoeta, donde también nosotros ganamos. Y después de este rival, que a día de hoy se jugará la permanencia con nosotros, llegarán otros dos del mismo pelo en las comidas del sábado, como un Leganés al que habrá que rendir cuentas y la visita a Vitoria de un Espanyol que marca la línea roja. Vaya tres finales tan tempranas sin llegar la primavera, pero no queda otra que reaccionar cuanto antes, tanto en calidad como en cantidad.
Esta temporada parece que hay un grupo mayor de sufridores, para lo bueno y para lo malo, pero intentemos no volver a jugar con fuego. Toca dar otra vuelta de tuerca para equilibrar al equipo y ante todo competir ante todos, sin arrugarse ni especular y sí ir con valentía para asegurar los tres puntos y puntuar en otras ocasiones, no como ayer.
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