Entre artistas y obreros
La elevada competencia en la medular propicia combinaciones interesantes que el Alavés empieza a exprimir
No hubo ni un ligero aleteo en forma de gol que desnivelara las tablas en el marcador durante todo el encuentro. Es una pena, porque ... el Alavés mereció más en casa contra un Valencia al que superó en todo: presión, dominio, jugadas a balón parado y remates a puerta. Es verdad que no fue el asedio como contra el Elche, pero sí lo suficiente como para merecer más que un punto que sabe a poco.
Sólo en los primeros veinte minutos, el rival se subió a las barbas con algunos contragolpes peligrosos. Pero fue un espejismo, ya que, con el mismo once que en el último partido antes del parón de selecciones, el Alavés fue amo y señor del centro del campo para generar sus ocasiones. Y otra vez avanzada la reanudación, refrescó su medular e incluso pasó de dos delanteros a uno, para buscar el espacio en el área contraria. También lo hizo el conjunto che con Raba de mediapunta, como nos martirizaba con el Leganés. Hay que reconocer que las individualidades ofensivas del contrincante, con el exalbiazul Rioja a la cabeza, no eran moco de pavo. Pero enseguida la defensa alavesista dijo 'hasta aquí hemos llegado', para anular perfectamente cualquier atisbo de reacción.
Sin embargo, faltó esa chispa o suerte para perforar la portería de Agirrezabala. Tras la continuación ya despejó a córner un cabezazo de Toni Martínez y al final del duelo, observó nervioso cómo la pelota pegaba en su poste en una falta directa de Denis Suárez. Es decir, hubo de todo, con suspense hasta el descuento, ciencia ficción de no creerse que no se viera puerta y drama por no acabar ganando cuando se mereció. Mucho más no se puede pedir a nivel colectivo y a título personal, los duelos de cuerpo a cuerpo no fueron definitorios.
Lucas Boyé comienza a parecer inamovible en la delantera, donde Mariano debe espabilar
Otra vez Carlos Vicente jugó tras el descanso, y aunque parezca ya una decisión baladí, no deja impactarme, por su rendimiento en números. Sin quitar sus méritos al brasileño Calebe. Y más sabiendo que la defensa foránea no era su fuerte, ya que por algo este Valencia no ha vencido todavía a domicilio. Es importante que a excepción del sancionado central Garcés, todos los jugadores avisten su momento de titularidad, pero los pequeños detalles cuentan cuando el equilibrio es máximo.
El caso es que el Alavés no obtuvo todo su botín y que necesita más llegada, si cabe, para marcar. O, por lo menos, con más claridad. Sobre todo en Vitoria, donde está dejando escapar más puntos de los deseados, ya que fuera siempre da la cara. La próxima salida a Vallecas no será nada fácil ante un equipo que sabe a lo que juega con el balón y al que será difícil quitárselo. Pero me preocupa más que seamos efectivos en su área y no tanto con qué táctica juguemos. Que apostemos desde el principio por nuestros hombres más en forma y no nos guardemos nada en el banquillo.
La elevada competencia en el centro del campo debe ser un revulsivo para exprimir al máximo. Ayer tuvo minutos otra vez Guridi, pero lo más interesante es que en la sala de máquinas se mezclen futbolistas que se complementen con perfiles diferentes y no rotar de apuestas muy físicas a muy técnicas y viceversa, No perdamos de vista que aunque en las áreas se deciden los partidos, el engranaje intermedio puede ser tan fino como decisivo. Personalmente, a mí me costaría ver en el banquillo por decisión técnica a hombres como Sivera, Tenaglia y Carlos Vicente. Ayer, también sumó sus cien partidos el capitán Blanco, pero no nos olvidemos del vitoriano Guevara. En punta parece inamovible Boyé, pero Mariano debe espabilar.
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