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Con el Chacho Coudet, el Alavés sólo ha perdido a domicilio en Liga contra el Barcelona y por un solo gol y ha logrado una ... única victoria ante el Betis, porque ayer volvió a empatar en Mallorca. Con esta igualada, después de empezar pronto perdiendo, parece haberse ganado otra bola 'extra' en la próxima visita el sábado del Villarreal a Vitoria. Porque la clave de la salvación está claramente en Mendizorroza y no es normal que todavía no hayamos ganado con el técnico argentino.
Con doce partidos por delante queda mucha temporada, pero la siguiente salida en viernes a Las Palmas –antes del parón de selecciones– marcará bastante el signo de la campaña. Aquí ganamos por dos goles al equipo canario –que ahora nos saca un punto en la tabla– y es una evidencia que no se puede perder allí para además mantener el 'average' a favor. Pero insisto en que el quid de la cuestión pasa por sacar ya los tres puntos al calor de la afición y hacerlo de manera sucesiva.
Con el solitario punto de ayer, no hemos salido todavía de los puestos de descenso y estamos también a expensas de la progresión del Valencia hasta el final del curso, porque el Leganés sí sumó tres de una tacada. El caso es que en Son Moix, el Alavés empezó el partido bien asentado sobre el campo, con la entrada en el once de dos cromos repetidos, como un lateral izquierdo más ofensivo como Manu Sánchez y Carlos Martín actuando de mediapunta. Más que de segundo delantero, como Toni Martínez en la última derrota ante el Espanyol y que sustituyó ayer al lesionado y autor del empate, cómo no, Kike García. Fue ya tras la reanudación en un centro-chut tras el semi-fallo de Carlos Martín, que puso las tablas en el marcador. Y la verdad es que hasta entonces y pese al golazo en contra ante el que Sivera no pudo hacer nada, el Alavés no reaccionó nada mal.
Tuvo más posesión del balón y el último fichaje de Aleñá le ha dado más poso en la medular, así como combinaciones y llegadas en campo contrario. De esta forma, ejecutó más córners que el adversario, aunque el tanto encajado fue en un rechace tras saque de banda rival. Aun así, fue el Mallorca quien pudo sentenciar antes la contienda al contragolpe y también marcar después del empate, con algunas ocasiones más claras. Creo que el contrario llegó con más peligro cuando lo necesitó y ambos equipos jugaron demasiado a expensas del resultado, sin desdecir la buena labor de cada oponente. Es decir, el Alavés apretó para igualar el tempranero gol en contra y el Mallorca lo volvió a hacer para intentar ganar.
Puede ser que por el temor a perder el punto que tanto estaba costando conseguir, el Alavés se echó al final para atrás con el riesgo que ello conlleva. De hecho, acabó con una defensa de tres centrales mediante el debut de Facundo Garcés, para contener al poderoso Muriqi, que acabó acompañado por Larin, mientras que Diarra se situó como carrilero izquierdo tras iniciar esta vez el partido desde el banquillo. También, el vitoriano Guevara reforzó la medular, pero como vemos, todas las sustituciones fueron conservadoras para mantener el empate.
Es así como se consiguió frenar la sangría de puntos perdidos al final de los partidos, con epílogos donde se han desperdiciado hasta ocho puntos y sólo ganado tres, con un déficit de cinco, que ayer no se podía volver a consentir. Y lo más importante fue no perder fuera, después de ir en desventaja, para intentar hacer buena de una vez por todas esa regla inglesa no escrita de puntuar a domicilio para luego ganar en casa.
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