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Atlético de Madrid 2-1 Alavés

El Alavés y la antología de la frustración

El cuarto de hora final acaba con un equipo albiazul esforzado y sólido que se adelantó en una acción aislada y solo cedió tras otro extraño penalti

Sábado, 23 de noviembre 2024

En catorce jornadas el Alavés ha recopilado ya una antología de la frustración. De pura rabia por diferentes causas. De partidos que se han escapado ... por errores propios, de duelos desequilibrados por decisiones arbitrales y, en el Metropolitano, de ver cómo la ventaja adquirida en una acción aislada se desvanecía en el cuarto de hora final. Quizás sea difícil de sostener en estos momentos –siete derrotas en ocho partidos ligueros–, pero parece al menos que la escuadra albiazul solidifica poco a poco su juego. Porque líquido y gaseoso ha sido su desempeño futbolístico en otras ocasiones, las que le han llevado a una zona muy delicada de la tabla.

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Atlético de Madrid

Oblak; Llorente, Azpilicueta, Witsel, Lenglet, Galán; Barrios, Koke (Riquelme, m. 69), Lino (De Paul, m. 64); Griezmann y Correa (Julián Alvarez, m. 59).

2

-

1

Deportivo Alavés

Tenaglia, Abqar, Mouriño (Sedlar, m. 83), Manu Sánchez (Stoichkov, m. 88); Guevara, Blanco; Carlos Vicente, Guridi (Diarra, m. 72), Carlos Martín (Conechny, m. 83); y Kike García (Toni Martínez, m. 72).

  • Goles 0-1, m. 7: Guridi, de penalti. 1-1, m. 75: Griezmann, de penalti. 2-1, m. 86: Sorloth.

  • Árbitro García Verdura (C. Catalán). Amonestó con tarjeta amarilla al local Correa (m. 45) y a los visitantes Blanco (m. 58) y Manu Sánchez (m. 69).

Ante el Atlético, todo sea poner cada cosa en contexto, Simeone utilizó en los cambios a su hijo Giuliano (una pesadilla), a dos campeones del mundo (De Paul y Julián Álvarez), a un goleador nato que decidió el encuentro (Sorloth) y al internacional Riquelme. Vamos, que la superioridad de la plantilla rojiblanca resulta abrumadora. Que casi siempre este partido va a ser un 1 en la quiniela, pero el X-2 duró 75 minutos. Por eso duele más.

Luis García Plaza había optado por introducir dos cambios respecto al choque anterior frente al Villarreal. Mouriño y Carlos Martín, ambos enlazados por trayectoria al Atlético, entraron por Pica y Abde. Extremo zurdo y central, dos posiciones sin dueño real durante los últimos meses. Por ahí, por el eje de la zaga y como compañero de un notable Abqar ha pasado también Sedlar, que aparecería en el tramo final. En el carril zurdo, Conechny ha perdido terreno poco a poco y también llegaría al césped a última hora. Todo ello en un Alavés de Sivera, Tenaglia, Abqar, Guevara, Blanco, Guridi, Carlos Vicente y Kike García.

Es decir, de un conjunto albiazul que en momentos complicados viste un traje similar al del pasado ejercicio. No son precisamente buenas noticias tras el aluvión de contrataciones del verano (once incorporaciones). Tampoco que al técnico albiazul le cueste realizar sustituciones. Se antoja que no existe una excesiva confianza en determinados futbolistas cuando se trata de duelos de gran intensidad. Y lo suelen ser casi todos. Para el Atlético, que tiró de rotaciones tras el paréntesis de partidos internacionales, la consigna parecía clara. Buscar el triunfo con el mínimo desgaste.

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0-1 y defensa firme

Colocarse por delante en el marcador ante el Atlético de Madrid es casi tan necesario como llevar bañador a la playa. Ya se sabe que de otra forma, en desventaja, el equipo de Simeone administra a cualquiera cloroformo futbolístico hasta que llega el desmayo por falta de oxígeno. Y es que cuando se habla de oficio en este deporte suele valer también el sinónimo de Atlético Madrid y resultado a favor. Lo sufrió el Alavés en los minutos finales (¿existieron en realidad?), aunque antes la escuadra local necesitó sufrir al límite.

Ante un Alavés que en una acción aislada se encontró un penalti cuando Galán levantó la mano ante el centro de Carlos Vicente. Llegaría la cruz después, en la acción de Sorloth y Abqar. Que eso se pite, que se puede pitar por reglamento, es simplemente extraño y absurdo. Quizás, vaya usted a saber, el origen se encuentre en una reunión de la International Board en un pub londinense. El delantero atlético carga contra el defensa albiazul y éste extiende el brazo sin ver el balón al ser desequilibrado. Nada de nada (tampoco falta) si se habla de espíritu futbolístico.

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El Alavés marcó pronto con el tanto de Guridi y se mostró firme. Sólo Lino, con un disparo al larguero tras un barullo en el área, amenazó hasta el descanso. El Atlético lo intentaba desde fuera porque los albiazules cerraban todos los caminos. No les daba para generar casi nada en el área de Oblak, pero sí en ocasiones para retener el balón o que Kike García ganara balones para cortar el ritmo local. Por momentos, como ocurrió durante todo el duelo, Carlos Vicente y Carlos Martín se convertían en defensores para frenar a los laterales colchoneros.

Goles consecutivos

Al cuadro vitoriano no le dio para estirarse, aunque tampoco se encogió tras el descanso pese al arreón local. La mecha la encendía un Giuliano en trance que ganaba todos los balones que le rodeaban. Sivera le sacó un mano a mano y antes Lenglet rozaba el tanto. Era una cuestión de cansancio albiazul y de insistencia rojiblanca. El Atlético seguía sin verlo claro en cuanto a precisión, pero cargaba sobre el área albiazul con la determinación del que cree. Hasta que llegó el empate en ese penalti de nueva generación.

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El cuadro vitoriano actuaba ya con tres centrales, pero no fue suficiente. Esta vez sí, De Paul y Sorloth firmaron una fina carambola a la red de Sivera. Y, claro, fundido a negro. Nada de nada, salvo otra parada del meta albiazul ante Griezmann. Otra vez a maldecir entre dientes. También, es verdad, intuición de que el equipo va armándose mejor. Pero nadie espera y nueva situación delicada ante el Leganés.

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