Amarga sonrisa para una racha de lujo
Análisis ·
Un Alavés esforzado y resolutivo se deja el triunfo en el descuento en Sevilla, pero encadena otro resultado de calidad en su notable recuperación clasificatoriaUna, dos, tres, cuatro y hasta cinco sonrisas consecutivas, aunque la de ayer amarga después del 2-2 encajado en el descuento, colecciona ya un ... Alavés que en el Sánchez Pizjuán añadió otro eslabón de quilates a su brillante cadena de resultados. Entre otras cuestiones, porque es el primer equipo que suma esta temporada en el estadio de este adversario de Champions League. Tres victorias ante rivales directos (Cádiz, Elche y Levante) y dos puntos más arañados frente a oponentes de alcurnia (Barcelona y Sevilla) para dar consistencia a la teoría de que aquel equipo albiazul timorato y descreído de las jornadas iniciales ha dado paso a un colectivo esforzado, sólido y eficaz.
Once puntos de quince posibles sumados para la notable recuperación clasificatoria, por los tres de veinticuatro en las ocho jornadas iniciales. Casi todo es transitorio en el universo del fútbol -las cinco derrotas en el comienzo de Liga así lo atestiguan-, pero rachas como la actual, por resultados y también dinámicas positivas que elevan la autoestima, son las que sostienen a medio plazo a equipos modestos cuya obligación es aprovecharlo todo.
Para culminar el banquete de ayer sobraron un par de minutos, donde incluso pudo llegar la derrota, pero con perspectiva el empate sabrá mejor. Para un Alavés que extrajo petróleo del balón parado, mejoró en las combinaciones en la primera parte y, curiosamente, cedió en el mejor escenario, cuando el agua complicaba el trabajo local. Aunque la lluvia también ayudó, en el bote, a que Joselu anotara el penalti que supuso un punto.
Un delantero que en una entrevista publicada por este periódico hace apenas una semana ya apuntó, algo más que entre líneas, que esta temporada será el punto final de su etapa alavesista. Si no hay un giro drástico en los próximos meses, algo que parece improbable dadas las obvias diferencias con el club tras su frustrado traspaso al Sevilla, el gallego de Stuttgart dejará pronto de dominar el espacio aéreo de Mendizorroza. De ser ese hombre diana al que sus compañeros, cuando las ideas se nublan o el adversario aprieta, lanzan dardos de larga distancia para tratar y casi siempre conseguir que su cabeza dé continuidad a las jugadas. De ser una garantía de gol incluso en un equipo como el alavesista, que en muchas ocasiones ve el área contraria como el vigía de un barco que avista tierra: allá a lo lejos. De ser el jugador, no conviene olvidarlo, que anotó ante el Betis y frente al Granada en los decisivos partidos que confirmaron las peliagudas salvaciones en las dos últimas campañas. Un delantero poderoso y solidario, de los que se gana lo que cobra, y que aspira a cerrar su tercer ejercicio albiazul como el máximo goleador histórico de la entidad en Primera. Suma tras el de ayer 28 tantos (11+11+6) y tiene desde hace tiempo en su mirilla telescópica a Javi Moreno (29).
No parece además descabellado pensar que el Alavés necesitará que caiga ese récord de hace dos décadas si quiere evitar los agobios clasificatorios. Tampoco que el club vitoriano habrá amortizado a un futbolista que recaló en la ciudad tras una gris campaña en el Newcastle inglés y que el delantero, revalorizado, libre y con 32 años de edad al final de este ejercicio, tratará de conseguir el contrato de su vida. Si como dice el jugador alguien rompió promesas a la hora de facilitar su salida en agosto, convendremos en que no será el aficionado albiazul de a pie el que ejerza de acusación popular por disfrutar de Joselu una tercera campaña. Quizá sí porque no existan una cuarta y una quinta.
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