El Alavés es víctima de un atropello
Desde el Monte del Pico ·
Vallecas marca el segundo punto crítico de la temporada de un equipo albiazul arrollado antes del descanso y sin capacidad de reacción ante un contrincante simplemente superiorVíctima de atropello. Vallecas marcó ayer para el Alavés el segundo punto crítico de la temporada. Nueva derrota ante un recién ascendido que ofrece y ... ha ofrecido durante la temporada un fútbol de alta escuela, vertical y preciso, y se dispara en la clasificación de Primera. Por contra, solo dos puntos albiazules de los quince últimos disputados para apuntar al cierre de 2021 con temblores y sudores fríos tras un duelo donde apenas existieron opciones. Nada que sorprendiera demasiado ante un adversario lanzado que liquidó con rapidez y naturalidad al equipo de Calleja, limitado como casi siempre en ataque, apenas un disparo peligroso de Luis Rioja mientras existió partido, y permeable de nuevo en defensa.
El 3 de 24 en las ocho primeras jornadas exigía una reacción continuada para asomar la cabeza en la tabla y el equipo alavesista, hace ya casi dos meses, sólo cumplió con una de sus obligaciones. Una buena racha -11 puntos de 15- para volver ahora a asomarse al fondo de la clasificación tras la debacle copera del martes en Linares a la que se unió ayer otro siniestro total en el barrio madrileño.
Hay tres objetivos para el Alavés en uno cada vez que arranca la competición. El primero, olvidado ya, el de vivir un ejercicio plácido en el medio de la tabla. El segundo, cada vez más complicado, lograr una mínima holgura clasificatoria para sufrir lo justo. El tercero, prácticamente garantizado a estas alturas, ejercer de equilibrista sobre el alambre y esperar a que el incontrolable viento de las últimas jornadas no acabe en accidente irreparable allá por el mes de mayo.
Por tercera campaña consecutiva el Alavés se apresta a sentir cómo la adrenalina de la obligación invade cada uno de sus partidos. Aquella deriva que arrancó con el fútbol post-pandémico en junio de 2020 sigue vigente para un grupo que vive con lo puesto y necesita refuerzos de forma urgente en el mercado de invernal. Quizás exista esa plantilla tan «capacitada» como el director deportivo apunta cada ejercicio por obligación. Quizás los recursos para contratar jugadores, como evidentemente no puede decir el responsable de los fichajes, quedan lejos cada verano de lo que es exigible para evitar un drama tras otro. El Rayo Vallecano, por futbolistas y por estado de forma, dejó ayer claro que entre los dos equipos media una gran distancia. Es difícil de digerir.
Qué contar sobre un encuentro donde uno de los conjuntos voló por encima del otro y el segundo, el albiazul, pareció encontrarse en modo avión. Es decir, en una parálisis permanente para frenar a un adversario intrépido, de calidad y que cuajó una primera media hora de partido sin trabas. Pérdidas alavesistas para facilitar las conocidas y peligrosísimas transiciones rayistas e, incluso, nueva concesión a balón parado para que Catena, entre una niebla de defensas albiazules, encontrara el sol con el 2-0. Apenas un tramo inicial del partido y la posibilidad de puntuar quedaba reducida a una quimera. Por el resultado y también por sensaciones. Ahí, con apenas media hora de juego, pudo pitar Mateu Lahoz el final. El resto resultó insulso. El conjunto de Iraola, por obligación tras un ejercicio de duplicar los pulmones durante 45 minutos, bajó el ritmo. El Alavés, con más campo y posibilidades de mover el balón, apenas inquietó. Más cerca el 3-0 que el 2-1.
La realidad de una escuadra vitoriana que pena en este momento por la máxima categoría a la espera de si el resto de resultados le dejan un poco más arriba o más abajo dentro del furgón de cola de la clasificación. La Navidad deportiva, a la espera de la visita del martes al Villarreal y ya en la segunda situación crítica de la temporada, promete carbón.
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