El Alavés reparte nuevos roles en su alineación

Eran los albores de una temporada que creció en medio del debate sobre el fondo de armario. Alimentado por el propio entrenador. «En algún puesto estamos un poco justos», reconocía el técnico albiazul en septiembre. Un déficit paliado primero por la incorporación del capitán y corregido en el mercado invernal con las llegadas de Antonio Blanco y Asier Villalibre, que permiten a Luis García doblar posiciones con garantías con 24 fichas útiles. Tanto que lo que antes parecía un once tipo inalterable ya no lo es tanto.

En el 4-2-3-1 que utiliza como configuración táctica de cabecera el madrileño, el aficionado se había acostumbrado, con algunos matices circunstanciales, a una alineación formada por Sivera en la portería; Tenaglia, Abqar, Maras y Duarte en defensa; Benavídez y Salva Sevilla en el eje; Alkain, Guridi y Rioja en la línea más creativa; y Miguel de la Fuente como única alternativa real en punta de ataque. El once de la segunda vuelta, el de la reacción del mes de enero, presenta una variante por línea.

En la retaguardia se esta afianzando Sedlar, que ha adelantado a Maras en la rotación de centrales, donde el fijo es Abqar, que hace mucho que dejó de ser una sorpresa. El de Novi Sad y Duarte han sido los únicos jugadores de campo que han completado los tres últimos partidos, sellados con la primera trilogía de victorias de la temporada. Un hombre de confianza de Luis García, que hasta su lesión le alineó en las primeras siete jornadas de Liga, tanto de defensa como de pivote. Un futbolista que hace de la regularidad su bandera, con una labor oscura que apenas presenta errores.

Por delante, la irrupción de Antonio Blanco ha cambiado por completo el panorama. El cordobés ha sido titular desde su llegada –tres partidos seguidos junto a Salva Sevilla– y a día de hoy se antoja fijo para Luis García. Tanto que el otrora indispensable Benavídez fue suplente en los dos partidos anteriores a su lesión (25 minutos en total), ante el Racing en casa (3-0) y el Mirandés fuera (1-3). Cierto es que eran duelos para tener la pelota que demandaban otro perfil de centrocampista y que «otros días nos hará falta más físico», explicó el técnico, pero el jugador cedido por el Real Madrid aporta mucha claridad con el balón y sin él, gracias a una comprensión táctica que le permite abarcar mucho terreno.

Unos metros por delante, donde el fútbol acelera, Jon Guridi y Luis Rioja son indiscutibles. Con sus altibajos, son dos líderes en el capítulo ofensivo. Sin ser el de principio de temporada, el azpeitiarra conduce y divide. Genera cosas. Yel sevillano es la chispa, el percutor. El tercero en discordia ha sido uno de los caballos de batalla de Luis García durante toda la temporada. El primer elegido fue Xeber Alkain, su extremo derecho de cabecera, avalado por la verticalidad y una llegada al área que ya suma tres goles. Pero el hondarribitarra ha ido perdiendo efervescencia y protagonismo.

Alkain ha ocupado el puesto en quince de las 26 jornadas, en ocho lo hizo Jason, en dos Rioja a pierna cambiada –con Abde en la izquierda– y en una Róber González. Pero la última tendencia juega a favor del gallego, titular en los dos últimos partidos, gol incluido en Anduva, mientras Alkain encadena tres suplencias y solo quince minutos de juego en las tres victorias que ha enlazado el Alavés. Luis García ha sacrificado la rapidez del guipuzcoano por la mayor calidad y los precisos centros laterales del coruñés.

Quizás porque ahora, por fin, hay rematadores. Con Taichi Hara como testimonial elemento exótico en punta, el equipo albiazul jugó toda la primera vuelta con Miguel como único delantero (23 partidos y cuatro goles). La recuperación de Sylla (tres tantos en nueve encuentros), que se perdió quince jornada por lesión, ha permitido frenar al pucelano para que se recupere de un tobillo renqueante que forzó demasiado tiempo porque no tenía recambio. Y la llegada de Villalibre (dos dianas en su estreno) genera una competencia inexistente hasta ahora y abre el abanico de alternativas ofensivas, con la opción, reconocida por el entrenador, de actuar con dos puntas.