Alavés 0-2 Osasuna
Todo le sale mal al AlavésEl equipo albiazul cae por falta de eficacia ante un Osasuna que rompió el duelo con un golazo y aprovechó después la superioridad numérica y el otro fútbol
Casi todo lo que podía salir mal lo hizo. El Alavés desaprovechó un notable inicio de partido con juego y opciones ofensivas para tomar ventaja. ... Después encajó un golazo que rompió el duelo y más adelante, en el minuto de oro del partido, ya tras el paso por los vestuarios, Hagi debió empatar en una oportunidad clarísima. Sin embargo, el contragolpe posterior acabó en expulsión rigurosa de Blanco. En apenas sesenta segundos se escaparon la mayor parte de las opciones de reacción. En superioridad numérica, Osasuna utilizó el otro fútbol y las pérdidas constantes de tiempo con la connivencia del colegiado Figueroa Vázquez. El Óscar al mejor actor fue para el exguardameta albiazul Herrera. Nada extraño dada su trayectoria reciente. Sin duda, ya está preparado para unirse al Getafe de Bordalás.
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Alavés
Sivera; Tenaglia (Gorosabel, m. 55) Marín, Sedlar, Duarte; Guevara (Karrikaburu, m. 83), Blanco; Sola, Hagi (Benavídez, m. 55), Rioja (Alkain, m. 83); y Kike (Samu, m. 55).
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Osasuna
Herrera (Aitor, m. 80); Peña, Catena, David García, Juan Cruz; Iker Muñoz (Torró, m. 63), Moncayola, Aimar; Rubén García, Arnaiz (Mojica, m. 63; Areso, m. 68) y Raúl García (Budimir, m. 68).
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Goles: (0-1) J. Arnaiz (36'), (0-2) A. Budimir (90')
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Tarjetas: Rubén Peña (43'), Juan Cruz (55'), Ander Guevara (64'), S. Omorodion (65'), Sergio Herrera (71'), Antonio Blanco (49')
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Árbitro: Jorge Figueroa Vázquez
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Espectadores: 19.035
El tercer partido en nueve días había deparado las lógicas rotaciones. En el caso del lesionado Guridi, Blanco tomó su puesto en el eje del equipo. Se estrenaba en la titularidad Tenaglia y volvían a ella los habituales Duarte, Rioja y Kike García. Destacaba la continuidad de Rafa Marín en el centro de la zaga tras el autogol en Vigo e igualmente la de un Hagi que parece consolidarse, aunque de nuevo se mostró atascado cuando se trata de decidir. Como todo el equipo, la verdad. Para Osasuna, con siete cambios en el equipo, tampoco era una tarde sencilla tras perder el pasado jueves frente a Atlético de Madrid. Jagoba Arrasate, ayer en un palco por su sanción, buscó piernas frescas. Dejó fuera incluso al goleador Budimir, que acabaría por sentenciar a pocos minutos para el final.
Se trata sin duda del primer momento delicado de la temporada. Un Alavés que se las prometía felices con seis puntos de los doce primeros disputados en la Liga ha sumado solo uno más en los últimos cuatro partidos. Su situación clasificatoria no es ni mucho menos extraña, otra cuestión es que tras un inicio brillante en Mendizorroza han llegado dos derbis que se han atragantado. Quizás aún peor el de Osasuna, donde cualquier acción podía haber cambiado el signo del choque. Como ese disparo cruzado de Hagi tras jugadón de Guevara, como ese cabezazo de Rioja que salvó Herrera sobre la línea poco después del 0-1...
Problemas ofensivos
Y es que el Alavés amaneció como debía. Con los ojos abiertos y, pese al tremendo calor de la sobremesa, hipermotivado para apretar de firme en campo contrario y robar en zonas peligrosas. También con una frenética actividad en el centro del campo para ganar las segundas jugadas y evitar cualquier intento navarro de acercarse a Sivera. Algo más de veinte minutos que debieron servir para abrir el marcador. No llegó el acierto en el área y, es verdad, volvió a quedar claro que al equipo le cuesta mucho transformar la ventaja en ataque en opciones claras de gol. Las estadísticas hablan por sí solas en este capítulo. Seis goles en los ocho primeros encuentros ligueros. Cuatro de ellos en el primer partido en casa. Desde entonces, un tanto en propia puerta del valencianista Cenk y la diana de Samu en Balaídos. Las cuentas comienzan a advertir de que no se trata de una circunstancia puntual. De que todo será necesario para encontrar vías de ataque. El balón parado, una de las referencias de los equipos modestos, tampoco suma por el momento.
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Al partido llegaban Alavés y Osasuna 'picajosos' con los colegiados. Tras los penaltis pitados y no pitados para los albiazules en sus desplazamientos y después de un gol legal anulado a los osasunistas ante el Atlético. Sin duda, los navarros se llevaron el triunfo a los puntos en la presión arbitral. Dejó jugar mucho Figueroa Vázquez, lo único que hizo bien, pero permitió que los navarros convirtieran la segunda parte en una jota. Toda acción dudosa caía del lado visitante. A Samu le cayó una tarjeta pese a que fue él quien recibió una falta, Juan Cruz solo vio la cartulina cuando discutió de forma reiterada con el árbitro y el auxiliar... Incluso el colegiado señaló un penalti ya en el descuento por presunta mano de Rafa Marín que el VAR le ayudó a anular. Hay que tener ganas de pitar una mano cuando no ha existido. En fin. Si el Alavés era el año pasado un equipo respetado en la Segunda División, ahora carece de es pedigrí. Más vale acostumbrarse.
Tras la gran oportunidad de Hagi taponada por Herrera y la expulsión de Blanco, poco había que hacer en el apartado futbolístico. Se trataba de tirar de coraje y de piernas para remontar con diez jugadores. Luis García Plaza recurrió al triple cambio con Gorosabel, Benavídez y Samu ya sobre el campo. Pese a las buenas intenciones, Osasuna mantuvo la solidez y apenas llegó una oportunidad para Duarte tras la dejada de Samu cerca de área rival. El rival aprovechaba la ventaja para presionar sobre la circulación de balón alavesista y neutralizar a los vitorianos lejos de su área. A cambio, los navarras dejaban pasar los minutos y amenazaban con alguna contra. Hasta que apareció Budimir para recoger un balón cerca de Sivera y cruzar el balón cerca del palo. 0-2. Apenas diez minutos por delante. Sufrimiento.
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Mucho sufrimiento para un Alavés ya sin fuerzas y a merced ya de las triangulaciones de Osasuna en un descuento (10 minutos) infinito y con el 0-3 rondando la portería de Polideportivo. Desolación albiazul por un choque que pudo tomar cualquier camino y acabó por ir en dirección prohibida para los albiazules. Hora de levantar la cabeza. Cuando llegan los problemas es la hora de medir la esencia de los equipos.
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