El Alavés tiene licencia para la ilusión

Numéricamente ha igualado el segundo mejor arranque de su historia en Primera: 7 puntos de 12, un balance inicial que en su día firmaron Mané (tres veces) y Abelardo, a dos del que selló el mítico entrenador de Balmaseda en la temporada 1999-00. Cifras esperanzadoras que incluso se ven superadas por las sensaciones de un equipo seguro de sí mismo, que sabe lo que quiere y lo que hace. Y que, en proceso de «construcción» aún, tiene margen de mejora para pulir un bloque con once caras nuevas y varios debutantes en la categoría.

El Alavés ha cambiado la mitad del equipo que tan sobresaliente rendimiento dio la temporada pasada, sellada con un muy meritorio décimo puesto. «Tenemos que reinventarnos otra vez», asumía Luis García antes de empezar el campeonato. Pues manos a la obra. Dicho y hecho. Con algunas lagunas lógicas de esa reconstrucción que todavía necesita tiempo, el equipo albiazul ha competido en las cuatro jornadas y lo ha hecho con el reconocible sello de su entrenador.

«Hemos consolidado una idea y un estilo que llevamos proponiendo desde hace tiempo. Estos siete puntos nos mandan el mensaje de que estamos haciendo las cosas bien», se felicitaba el madrileño tras el triunfo ante Las Palmas. El partido más redondo de un equipo que, gracias a esa idea clara de su técnico, ha sabido adaptarse a las circunstancias. Para dominar contra diez en la segunda parte de Anoeta o darle el balón a Las Palmas en Mendizorroza para hacer mucho más daño que el rival con un 29% de posesión.

Con la idea clara y un bloque de pretorianos de la pasada temporada –los Tenaglia, Abqar, Sedlar, Guevara, Blanco Benavídez, Guridi, Kike o Carlos Vicente–, Luis García ha visto ampliado notablemente su fondo de armario. No tanto en número de efectivos –el propio técnico se encarga de recordar que son los mismos–, sino en variedad de recursos. Por la propia composición de la plantilla diseñada por Sergio Fernández y la versatilidad de sus piezas. El once elegido ante Las Palmas arrojaba siete cambios respecto al que había salido victorioso en San Sebastián, pero el plan del equipo no se resintió. Incluido algún cambio de posición, el de Guridi –rinde bien donde le pongan–, que jugó más retrasado para que Stoichkov diera un registro diferente al ataque alavesista. El gaditano, activo y atinado entre líneas, dio la asistencia del primer gol.

Solo Sivera, Abqar y Carlos Vicente han sido titulares en los cuatro partidos en un plantel que, condicionado por una jornada intersemanal y sus consiguientes rotaciones, ya ha utilizado 22 piezas, incluidos Luis Rioja, traspasado al Valencia, y Pica, central del filial que debutó en Anoeta con buena nota. El mensaje de Luis García es muy claro: «En este Deportivo Alavés o compites y vas o no lo vas a rascar. Tienen que aprovechar sus momentos, si te dan media hora tienes que ir a tope. O te dejas la vida aquí o no vas a poder jugar».

El mayor número de variantes que tiene esta temporada en plantilla Luis García se ve especialmente reflejada en ataque. «Tenemos más gol en la mediapunta», reconocía. Los de Stoichkov (73 en Segunda las últimas cinco temporadas), Carlos Martín (15 con el Mirandés en el curso pasado), Conechny, Luka Romero, Carlos Vicente... Y una competencia en punta de ataque que el Alavés no disfrutaba desde hace años. «Mis equipos siempre han tenido tres delanteros», subraya el entrenador. Pero es el nivel del tercero el que insinúa la talla real de la demarcación.

Asier Villalibre fue titular en Anoeta, con un buen partido y un gol de penalti, y ante Las Palmas no tuvo ni un minuto. Claro que es difícil ganárselos con un Kike García que da muchas cosas al juego ofensivo del equipo y un Toni Martínez en estado de gracia que ya suma dos goles en menos de una hora de juego. Si el vizcaíno y el conquense se caracterizan más por un trabajo de zapa muy productivo para el equipo, el murciano tiene la portería entre ceja y ceja. Ya han visto puerta los tres. Bendito quebradero de cabeza para el entrenador.

El Alavés ha dejado dos veces la portería a cero en cuatro jornadas. Tres goles en contra, dos en Vigo y uno en Anoeta. Pero, a priori, es en la faceta defensiva donde está el mayor margen de mejora. Es la línea más cambiada –se fueron Gorosabel, Marín, Duarte y Javi López– y la que más incertidumbre ha arrojado durante todo el verano. Por el retorno de Sedlar tras grave lesión –ya va cogiendo el tono el serbio–, el estreno en Primera de Hugo Novoa o la tardía incorporación de Mouriño a una zaga que ha tenido que recurrir al joven Pica.

Lógico que surjan algunos desajustes. Pero ahí está Sivera para disimularlos. Plenamente consolidado en la elite, es uno de esos porteros que ya da puntos con asiduidad. Decisivo ante el Betis, salvador de aquel empate en Mendizorroza, e importante frente a Las Palmas. «Tenemos un porterazo, uno de los mejores de la Liga», zanja Luis García.

Y si todo lo anterior falla siempre queda Mendizorroza. Decía Mané que este estadio también da puntos. «Ayuda mucho. No sé si a ganar, pero sí a no perder», explicaba, por la «mayoría positiva» que tapa cualquier murmullo que vaya en contra del equipo cuando las cosas no van bien. Entre el curso pasado y éste el Alavés encadena seis partidos sin perder –cuatro victorias y dos empates– y solo el Girona de Míchel ha sido capaz de marcar en ese período (2-2). «Es una parte importante del estilo del equipo, de cómo vamos. Vamos al máximo y en eso la afición tiene mucho que ver», concluye Luis García Plaza.