Javi Moreno y Guzmán arengan a Mendizorroza: «La afición va a luchar hasta el final»
Los dos exjugadores del Alavés piden otro «ambiente espectacular» en un estadio alicaído que encadena cinco partidos sin celebrar un triunfo
El Deportivo Alavés vuelve este sábado a tumbarse en el diván de la reflexión. Mendizorroza, que debería ser su fortín, ahora es una trinchera ... llena de agujeros por los que se escapan demasiados puntos semana tras semana. El estadio del Paseo de Cervantes ha perdido su embrujo, ese que hechizaba a los rivales y los dejaba a punto para que el equipo local se impusiera. Ahora, en cambio, es al Alavés al que le cuesta llevarse las victorias. El tropiezo ante el Getafe en un encuentro que no mereció perder es el ejemplo más reciente de los sorprendentes problemas del equipo en casa. Una tendencia delicada y que es obligatorio corregir. No en vano, esta jornada visita Vitoria otro de los rivales directos por la permanencia, el Espanyol.
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Los albiazules ya hablan de que ese choque es «una final». Así lo cree el máximo artillero vitoriano, Kike García, consciente de la importancia de un triunfo que puede sacar a los babazorros del descenso. «Desde el primer minuto tenemos que ir a por ellos. Tenemos que saber que en 'Mendi' ya no se nos pueden escapar más puntos contra un rival directo. Tenemos que empezar fuertes, meter a la gente y que estén con nosotros. Si queremos lograr el objetivo hay que ganar en casa», expuso el martes el ariete. También el Chacho Coudet se expresó en los mismos términos tras empatar en Butarque contra el Leganés (3-3). «Vamos a jugar una final el sábado y debemos estar a la altura».
Que Mendizorroza debe volver a ser clave lo sabe la plantilla actual, pero también jugadores que ya vivieron en sus carnes lo que es defender los colores albiazules como local. EL CORREO ha pulsado el ánimo de dos futbolistas que con sus goles hicieron temblar las gradas del estadio: Javi Moreno y Guzmán Casaseca. 39 tantos en tres temporadas (de 1998 a 2001) marcó el valenciano; 13 anotó el pacense durante sus dos agitados cursos en Vitoria (la 2012-2013 y la 2013-2014). Ambos coinciden en señalar la importancia de que el Alavés consiga puntos en casa para afrontar con mayores garantías la pelea por la permanencia.
«Bonito» para los futbolistas
«Hace tanto que jugué allí… pero recuerdo que era emocionante porque estaba lleno siempre, tanto en Liga como en la Copa de la UEFA», evoca Moreno. Vivió algunos de los mejores años de la entidad, con el ascenso a Primera de 1998 en un rol secundario y con un bienio sobresaliente tanto en lo individual como en el plano colectivo. «La animación en el campo era y es espectacular», recalca el ahora técnico de la Balompédica Linense, de Segunda RFEF. Esas obligaciones apenas le han permitido acudir en los últimos años al estadio para disfrutar del equipo, pero desde lejos mantiene intacta su percepción positiva del ambiente en las gradas del estadio vitoriano.
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El recuerdo de Guzmán está mucho más fresco en su memoria. «Es algo que siempre hablamos entre nosotros. Lo que se vive en Mendizorroza es muy bonito para los futbolistas. Es un ambiente espectacular», confirma. Aunque su mítico gol contra el Jaén fue a casi 700 kilómetros de distancia del estadio albiazul, recuerda muchas tardes en las que la comunión entre grada y jugadores fue clave. No en vano, vivió dos cursos de alta tensión: el del ascenso a Segunda y el de la permanencia sobre la bocina. Por eso, el pacense, ahora «luchando» como uno de los responsables de la cantera del Badajoz, destaca la fidelidad de la grada también en las situaciones más delicadas. «Mira que fueron años intensos, pero en ningún momento sentimos presión. Siempre estuvieron con nosotros».
Aunque ambos entienden también algunos porqués de la mala racha del Alavés como local. Si bien llegó a encadenar siete encuentros sin perder fruto también de la inercia positiva -tres de esta temporada y cuatro del curso anterior-, la derrota ante el Barcelona de principios de octubre dio inicio al bache actual. El triunfo contra el Mallorca cortó esa primera mala trayectoria, pero desde entonces el equipo encadena cinco partidos sin vencer: tres empates y dos derrotas. Su último precedente de esa duración fue en la temporada 2021-2022, saldada con el descenso a Segunda. Para encontrar uno más largo hay que remontarse al tramo final de la 2018-2019: siete partidos.
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Más allá de los datos, Moreno se apoya en su experiencia propia para entender la presión que pueden sentir los jugadores albiazules en Mendizorroza. El exdelantero dirige desde octubre a la Balompédica Linense, inmersa en la batalla por la permanencia de Segunda RFEF, y por eso recalca que «ganar es muy difícil» para equipos en ese contexto. «Yo pienso en mi caso y entiendo la situación del Alavés. En casa nos cuesta mucho porque tenemos más presión. Cada partidos es una final para nosotros», expone.
Así, asegura, no es extraño que un equipo pueda sacar más puntos como visitante. Así le sucede a su plantilla -11 en casa y 18 fuera-. El caso del bloque albiazul no es tan extremo, ya que ha logrado más puntos en casa (13) que fuera (9), pero sí que es el segundo peor local de Primera. Pero Moreno pide también relativizar. Entiende la importancia de ganar en casa por el valor que tiene para la afición, pero recalca que en situaciones tan delicadas lo determinante es, a secas, puntuar. «Para salvarse hay que sacarlos en casa y fuera», sentencia.
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Una grada «muy fiel»
Aunque Guzmán sí que ve importante crecer como local. «El Alavés se tiene que hacer fuerte en Mendizorroza», recalca. Cree que en eso ayudará el calor de la grada y tiene claro que ese impulso será inquebrantable. «La afición del Alavés es muy fiel. Seguro que el equipo va a estar luchando hasta el último partido», arenga. Bien lo sabe un jugador que logró el ascenso a Segunda con un Mendizorroza lleno hasta la bandera y que también notó el calor de los desplazados al infierno de Jaén.
Su convencimiento tiene también un componente práctico. Parte de la base de que los equipos son siempre más fuertes en casa, lo que complica sobremanera sacar puntos fuera. Además, cree que esa situación se hace más notoria en el tramo final del curso. «Cualquier equipo que pelee por no descender se va a encontrar partidos muy complicados fuera de casa», resume. Por eso, cree, un conjunto de la zona delicada como el Alavés debe hacerse «fuerte en casa». Y eso pasa por «sacar los máximos puntos posibles» como anfitrión.
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El partido ante el Espanyol será la primera prueba de redención albiazul. Después, el calendario subirá el ritmo y redoblará la exigencia en Mendizorroza. Villarreal, Rayo Vallecano, Real Madrid, Real Sociedad, Atlético de Madrid, Valencia y Osasuna tienen que pasar por Vitoria en el tramo final del curso.
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