Alavés
Dituro, el portero que rescató CoudetA sus 38 años, el veterano guardameta del Elche detiene su jubilación y pisará Mendizorroza 15 temporadas después
Matías Dituro se resiste a abandonar la portería. A sus 38 años, el veterano cancerbero (Bigand, Argentina, 1987) no quiere desnudar sus manos de esos ... guantes de látex que le han defendido durante quince años. Una carrera tan extensa como nómada. Él sólo ha jugado casi tantos partidos como Blanco, Sivera, Guridi y Guevara juntos. 466 encuentros salpicados en una docena de equipos y una interminable vuelta al mundo –Argentina, España, Perú, Chile, Bolivia y Turquía– hasta que el año pasado aterrizó en el Elche para dar más cuerda a su vida profesional. Allí levantó un muro que devolvió al equipo a Primera. Y con ellos, ahora, se reencontrará con su pasado: el Alavés, su excompañero Jonny Otto y con Eduardo Coudet, su gran valedor en el fútbol.
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A sus 30 años, Dituro echó raíces en Universidad Católica de Chile. Se adueñó de la portería, ganó títulos y estaba relativamente cerca de casa. Así que empezó a labrar su retirada. Pero una llamada lo cambió todo. «Fueron dos o tres semanas de conversaciones», reveló en su presentación con el Celta en la temporada 2021-22. Al otro lado de la línea, un insistente Chacho aprepataba para tratar de convencerle. Las urgencias, con Rubén Blanco, Sergio Álvarez e Iván Villar lesionados, obligaban a peinar el mercado. Y el argentino apostó por uno de garantías. Una confianza que devolvió bajo palos: en las seis primeras jornadas detuvo tres de las cuatro penas máximas que le lanzaron.
Lo cierto es que Dituro ha conseguido revertir el sentido de las 'penas máximas'. El meta ha destacado siempre como 'parapenaltis' –obstenta el récord de siete sobre ocho en una temporada–. Esa fue también su carta de presentación en Mendizorroza en la temporada 2010-11. Se estrenó en la jornada 29 con ese penalti parado en el tiempo de descuento para sellar la victoria (2-0) ante el filial del Sporting de Gijón. Brilló con luces propias, pero también se vistió de villano en varias ocasiones. Dos tarjetas rojas en ocho partidos fueron la puntilla para que los albiazules, con Luis de la Fuente al frente del banquillo, mudasen en la portería.
Fue la crónica de una fría aventura. «Lo que más me va a costar es adaptarme al clima», bromeó en su llegada a Vitoria. Sin embargo, los acontecimientos le dejaron helado. Su fichaje se cerró en el penúltimo día del mercado de invierno. Y su inscripción se dilató diez días hasta que el club consiguió dejar atrás el problema burocrático que impedía que Dituro se colocase bajo palos. A la conclusión de la temporada terminó su primera aventura europea que afrontó como su gran examen tras debutar en el Colegio Nacional Iquitos de Perú.
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Pensión con goteras
Atrás dejaba un duro camino hasta llegar al fútbol profesional. En sus primeros pasos tuvo el balón como gran 'amigo', aunque no el único. Siempre se mostró como un chaval muy inquieto que se animaba a practicar diferentes deportes, entre ellos el tenis y el vóley. Unas cualidades que le permitieron mejorar sus reflejos, fuerza, habilidad... Las características que marcan la diferencia en la portería. Aunque su llegada fue accidentada. Empezó como central, pero la lesión del guardameta del equipo hizo que retrase la posición. Esa decisión le cambió la vida.
Aquel chaval al que apodaban como 'Cordero' por su pelo largo dejó a su familia para adentrarse en la academia de Newell's Old Boys. No fue una época sencilla. Vivía en una pensión con las goteras como compañeras de habitación, jugaba con guantes rotos, echaba de menos a los suyos... Sin embargo, aquello le reforzó. De ahí que se entienda su vocación por la portería. Le cambió la vida. Y la temporada pasada volvió a recompensar su esfuerzo. Se convirtió en el Zamora de Segunda División como portero menos goleado (33). Y a sus 38 años no quiere separar sus caminos.
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