1.099 días entre los grandes

Poco queda de ese Alavés. Sólo tres jugadores se mantienen en la plantilla: Fernando Pacheco, Víctor Laguardia y el capitán Manu García. El resto dejó el equipo poco después. Algunos, incluso, ese mismo verano. El inicio de lo que se convirtió en dinámica los años sucesivos. Si por algo se ha caracterizado el conjunto albiazul ha sido porque cada verano se ha visto con la obligación de reconstruirse. Las cifras así lo atestiguan. Desde el verano de 2016, la dirección deportiva albiazul, comandada por Sergio Fernández, ha acometido 47 fichajes.

El récord lo registró el primer año, con 19 altas entre verano e invierno. Tres menos, 16, llegaron al año siguiente. El pasado verano fueron 12. Aunque despacio, el club camina hacia lograr una plantilla cada vez más consolidada. En cualquier caso, este mercado que en breve arrancará volverá a ser agitado en las oficinas del Paseo de Cervantes.

Una situación ya habitual con un nexo en común, las cesiones. Una fórmula útil para atraer talento, de otra forma inaccesible, pero que obliga a reinventarse cada verano. 10 jugadores llegaron a préstamo el primer año, 8 el segundo y 7 el pasado. La aventura albiazul de la mayoría de los futbolistas se ha quedado en un año, aunque con excepciones. Ely, Sobrino, Guidetti y Pina, todos cedidos en un primer momento, pasaron a ser propiedad albiazul. Una fórmula que el club espera ahora repetir para retener a algunas de sus figuras.

Pero, más allá de la estabilidad en los nombres, el club ha caminado siempre con paso firme en una categoría que no permite errores. El debut no pesó. Al contrario. Los albiazules se reivindicaron como un conjunto sólido que terminó la campaña en novena posición con 55 puntos. Además, vivieron con ilusión la aventura copera, que les llevó a la primera final de su historia. Tras ese primer impacto llegaron dos temporadas con momentos notables. La primera, pura superación tras un inicio nefasto. La última, la que acaba de terminar, con el sueño de Europa vivo hasta el final.

Con todo, el equipo todavía busca estabilizar por completo la nave y evitar turbulencias. Las que han llegado, en gran medida, desde el banquillo. En estos tres años, hasta seis entrenadores han dirigido al Alavés. Una cifra inusual visto el rumbo tranquilo –salvo mínimas excepciones– que ha vivido el club. Bordalás no siguió tras ascender y tampoco lo hizo Pellegrino después de lograr la permanencia. Dos salidas más lógicas fueron las de Zubeldía y De Biasi. Ahora, con la marcha de Abelardo, será Garitano el timonel. Su misión y anhelo, trasladar la estabilidad del césped al banquillo.

Mendizorroza ha sido, en buena parte, protagonista y testigo de todo esto. Y ahora, con el centenario a la vista muy cerca, busca una renovación necesaria que lo sitúe a la vanguardia. Tiene cuerda para rato este Alavés, que en poco más de un mes volverá a ponerse en marcha. Será su cuarto año entre los grandes, y nadie quiere que el sueño acabe.