Olatz, Charlie o Hilda...Otras voces valientes de la lucha contra el cáncer en redes sociales

La 'influencer' Elena Huelva ha fallecido este martes a los 20 años tras una larga lucha contra el cáncer. La joven sevillana, diagnosticada a los 16 de un sarcoma de Ewing, visibilizó en redes sociales su enfermedad para concienciar sobre la necesidad de investigar. 'Mis ganas ganan', ha sido el lema que ha llevado por bandera. Tres palabras que se han convertido en una lección de fortaleza para las más de 841.000 personas que siguieron su ejemplo de optimismo y lucha diaria a través de Instagram.

Huelva no es la primera joven que ha compartido su enfermedad en redes sociales. Otros enfermos de cáncer también han usado esta plataforma para visibilizar su caso, para reclamar más recursos para la investigación o como ventana al mundo para aliviar su dolor y sobrellevar la soledad. Con su incansable demostración de superación y visibilización de una enfermedad que todavía necesita mucha investigación, estos 'influencers' han ayudado a otros pacientes a continuar con su lucha y al resto de personas a valorar más la vida.

Olatz Vázquez, periodista vizcaína de 27 años, se convirtió en abanderada de la lucha contra el cáncer cuando decidió contar su experiencia como desahogo y también para denunciar cómo el coronavirus estaba afectando a la Sanidad. «Por la pandemia se han diagnosticado un 21% menos de casos», esgrimía. Entre ellos, el suyo. «Estuve año y medio escuchando que no tenía nada grave». Sufría un cáncer gástrico con metástasis abdominal. Se lo diagnosticaron ya muy avanzado.

Retrató con su cámara sus últimos meses y cosechó una inmensa ola de afecto. Su fiel comunidad -reunió a más de 61.000 personas en Instagram y 51.000 en Twitter- lloró su pérdida el 3 de septiembre de 2021. Olatz falleció a las tres de la madrugada, «serena y tranquila», como era ella. Su familia decidió mantener activa su cuenta de Instagram, donde sigue recibiendo palabras de afecto. El viudo y la hermana de la joven publicaron en octubre «un bellísimo» libro que recoge su testimonio vital y fotográfico. «Para Olatz, por regalarnos tantos recuerdos que nunca olvidaremos y enseñarnos que hasta de lo más terrible se puede hacer arte», reza la dedicatoria.

El pasado agosto fallecía a los 20 años Carlos Sarriá, conocido por el pseudónimo de Charlie. El 'influencer' alicantino, que también sufría un sarcoma de Ewing, se abrió una cuenta en TikTok, donde llegó a cosechar más de tres millones de seguidores, para normalizar su enfermedad. Su humor le convirtió en referente para muchos adolescentes, que le veían como «un chaval normal con cáncer». «Adiós perros, nos vemos en la otra vida», publicó en la descripción de su último vídeo en esta red social, en el que se despedía de sus incondicionales, agradeciéndoles su apoyo con estas palabras: «Me habéis hecho muy feliz». Compartió sus ingresos, sus tratamientos, las tardes en las que no podía salir porque el cáncer le impedía estar al sol... Y lo hizo con sentido del humor, una herramienta que le permitió quitar hierro a los peores momentos de la enfermedad. «Tanta gente apoyándote, que no te conocen... te da un poquito de fe en la humanidad, y eso mola», decía el joven.

Hilda, que sufre metástasis, no pierde la sonrisa en ninguno de sus vídeos de Tik Tok, donde supera los 1,4 millones de seguidores. La vida de esta tinerfeña de 51 años cambió cuando en 2014 le diagnosticaron un cáncer de mama por el que ha pasado casi una decena de veces por el quirófano. Pese a las muchas intervenciones, la enfermedad se le fue extendiendo derivando en una metástasis que le ha afectado incluso al cerebro. Sin embargo, ella jamás ha perdido la sonrisa. Ni las ganas, ni la actitud.

«Le queda entre un año y año y medio de vida», le dijeron en 2021 tras las últimas pruebas que mostraban el avance de la enfermedad. Pese a este diagnóstico, ella eligió sonreír y quedarse «con el lado más bonito de las cosas». «La vida, ese regalo diario que me está dando el no perder mi sonrisa, mi fuerza y mi ánimo... ese milagro que me hace estar aquí», dedica a sus seguidores, que desde la distancia no la sueltan de la mano.

El bloguero malagueño Pablo Ráez también logró un gran impacto compartiendo su tratamiento para la leucemia, y animando a sus seguidores a hacerse donantes de médula ósea. Su labor provocó un formidable aumento de las donaciones: el número de donantes de médula durante 2016 creció en un 36% en todo el país, un 80% en su comunidad, Andalucía. El joven falleció a principios del año siguiente, pero su ejemplo emocionó a todo el país. Y su lucha sigue viva, ya advirtió que estaba «dispuesto a cambiar el mundo».

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