Odias la camisa de manga corta, pero este verano no saldrás sin ella de casa
Las hawaianas prometen ser lo más de lo más en festivales y chiringuitos
Sobre las camisas de manga corta para hombres pesa una maldición. Es, por distintas razones, una de las prendas más denostadas. Pocas veces las hacemos hueco en nuestros armarios. Los prescriptores (más bien censores) de tendencias las aborrecen. Entienden que no tienen ninguna razón de ser, ni siquiera en verano; en teoría, su tiempo de juego, para combatir el calor.
Sin embargo, nunca se les ha dado la más mínima opción. Resulta extraño que ningún creador se la haya jugado. Curiosamente, la alemana Jil Sander, epítome del minimalismo, es la única diseñadora que se ha arriesgado alguna temporada. Pero sus cortas miras, por su empeño en dirigirse a un público de alto poder adquisitivo, han abortado cualquier intento de girar el rumbo, popularizarlas y convertirlas en piezas fetiches.
Sin embargo, esta actitud puede tener los días contados. Es más, algunos expertos han utilizado el altavoz de importantes revistas de moda para tirarse a la piscina y anunciar lo que parece inevitable: si eres de los que odias estas camisas, prepárate para los meses que se avecinan porque no saldrás de casa sin ellas. Por fin, llega su momento. Cuentan con una ventaja: las hay desde 15 euros.
Los estilistas de 'GQ' defienden que 2019 será un verano de inflexión porque pasaremos de aborrecerlas a contemplarlas como una de las principales opciones del verano, junto con las camisas de lino, los polos de punto y las camisetas. Es más, insisten en que, si hasta hace unos años era una prenda despreciada, más propia de padres, guiris y de gente sin gusto ni pudor, hoy son pieza clave para justificar los looks estivales de los más guapos.
La influencia del cine
Como siempre, el cine ha jugado sus bazas. 'Call me by your name' elevó a lo altares del buen gusto los estíos italianos de la mano de Timothée Chalamet y Armie Hammer. Y de paso sirvió para ensalzar estas camisas porque ambos actores las lucían sin parecer unos turistazos de cuidado o recordar al Antonio Alcántara (de la serie 'Cuéntame'). Antes que ellos se las echaron encima James Dean, Elvis Presley y Marlon Brando. Y después artistas como Ryan Gosling o Harry Styles. Vale, no todos pueden presumir de estilo, pero la realidad está ahí: vuelven lisas, aunque también cobrarán protagonismo con estampados de rayas, de flores y, por supuesto, con motivos hawaianos. Su verdadera razón de ser.
Oliver Cheshire, el famoso modelo inglés, acaba de lanzar su propia firma – CHÉ– y demuestra cómo a 40 grados a la sombra es capaz de mantener su porte con estas camisas. Los nuevos modelos llegan con los hombros perfectamente encajados, los cuellos ligeramente abiertos y relajados, estilo cubano y sin botones, para subrayar el aspecto más formal de la informalidad por antonomasia, las mangas amplias y las siluetas holgadas. ¿Por qué? Los estilistas de 'GQ' opinan que nadie quiere estrecheces cuando el sol más calienta. Aseguran que Zara y Prada apuestan por las de silueta cuadrada.
Los expertos esgrimen que la mala fama de estas camisas deriva del inapropiado uso que muchos hombres hacen de ellas al vestirlas en contextos en los que sería mejor optar por unas de manga larga, ligeramente remangadas. Por supuesto, desaprueban su uso para reuniones formales, bodas o eventos elegantes. La estilista Maialen de Arroiabe aconseja llevarlas con vaqueros, pantalones cortos o estilo chino, sandalias y zapatillas tipo Converse.
Con tanta promoción, es evidente que estas camisas tendrán asegurada su presencia a la orilla de las playas, sobre tumbonas y en las barras de los chiringuitos más bulliciosos combinadas con trajes de baño. Pero no son pocos los que las ven también en las ciudades vistiéndolas con trajes a serios ejecutivos. A esta moda se apuntan hombres como el actor y bailarín británico Tom Holland, el modelo Oriol Elcacho, el top Nicholas Hoult y Rami Malek, la estrella estadounidense que llevó a la pantalla grande la vida de Freddie Mercury.
Razones suficientes para pensar que nunca se puede decir que no a ninguna tendencia, ni siquiera a las más desenfadadas y festivaleras. Y no hay cosa más divertida en este mundo que una hawaiana, por mucho que les pese a tantos.
