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La tienda de Itsaso Ugarte en Noja está en una casita de madera que hace esquina y que es «preciosa».

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La tienda de Itsaso Ugarte en Noja está en una casita de madera que hace esquina y que es «preciosa». Fotos: Hontza

Marca de moda del País Vasoco

La firma vasca de moda sostenible que conquista hasta a Tarifa

Itxaso Ugarte aprovechó la pandemia y su mundanza al valle vizcaíno Carranza para dar un impulso a Hontza, una idea que le rondaba la cabeza desde hacía años. «Me gusta crear, con tres años ya modificaba las camisetas de mi madre a tijeretazos»

Lunes, 1 de mayo 2023, 17:04

En la esquina «más bonita de Noja», todos los fines de semana y festivos hay una casita de madera que abre sus puertas. Es la tienda de Itsaso Ugarte. «Cuando la vi, me quedé fascinada y me dije que ahí tenía que abrir yo mi negocio», dice con una sonrisa. Se llama Tippishop y la creó como punto de venta físico de su marca, Hontza. Por ella dejó casi todo.

Selfi de Itsaso Ugarte
Imagen - Selfi de Itsaso Ugarte

En 2020, el año de la pandemia, el parón le sirvió para ordenar sus ideas. Tenía claras varias cosas, pero la fundamental era crear «algo que fuera de aquí, de Euskadi, y con materias orgánicas». La idea fue cogiendo forma durante meses y a finales de ese año, se lanzó.. Dejó su trabajo como profesora en la ikastola de Carranza y fundó la firma.

«Más que la moda, lo que me gusta es crear», dice. De hecho, no le gusta dejarse llevar por las tendencias, tiene un estilo propio desde pequeña. «Con tres años le cogía las camisetas a mi madre y se las cortaba para cambiarlas. A mi hermana pequeña le pintaba, la vestía…» No paraba quieta. Así que lo que hace ahora no es nada extraño para una personalidad como la suya. «Soy muy activa».

Hontza comercializa ropa «de calidad, ecológica y fair wear». Es decir, además de ser moda sostenible en el apartado más medioambiental, se preocupa que todo el proceso de fabricación y venta sea transparente y se respeten también los derechos de todos los trabajadores que participan en su proceso.

Interior de la tienda de Noja, que Itsaso lleva sola. Hontza
Imagen principal - Interior de la tienda de Noja, que Itsaso lleva sola.
Imagen secundaria 1 - Interior de la tienda de Noja, que Itsaso lleva sola.
Imagen secundaria 2 - Interior de la tienda de Noja, que Itsaso lleva sola.

No ha sido un camino fácil. «Producir aquí con nuestros parámetros es un poco difícil. Es limitado. Hay fábricas que se dedican solo a trajes de baño (Portugalete), otro solo a tema deportivo…». Por eso, ahora, sus prendas se hacen fuera. Las sudaderas, su prenda estrella, vienen de Bélgica y son de algodón. También tiene un chubasquero hecho con PET, poliéster reciclado, que ha tenido mucho éxito. «Se hace con parte de la basura que se recoge del mar». Su objetivo a medio plazo es conseguir proveedores 'kilómetro cero' que patronen sus diseños.

Con la ayuda de la familia

Lo que sí ha conseguido que sea 100% vasco es la serigrafía. El logo y el nombre de la firma se serigrafían en una empresa de Ortuella. «Se llama Karai impresiones y es de mi tío», dice. Es un «negocio de toda la vida», con dos décadas de historia en el que la propia Ugarte ha crecido «con el olor de la pintura». Valora mucho poder hacerlo así, en familia, «con gente en la que confías, que te aconseja y que sabes que no te va a fallar», admite.

El diseño de la imagen de la firma también es cosa de esta joven emprendedora. «Se trata de un búho, aunque se puede entender de muchas maneras: una flecha, una ballena, un guerrero…» La idea era que fuera algo «conectado con la naturaleza». El medio natural es para esta creadora algo fundamental. «Me lo inculcaron mis padres», remarca. Y sus tíos, que la llevaron a esquiar desde bien pequeña. «Mis primeros esquíes eran superpequeñitos y amarillos», ríe. Desde entonces hasta ahora esa conexión rige su vida. «Se reforzó cuando me mudé de Trapagaran a Carranza», indica.

Además de ser educadora infantil y haber creado su propia marca de ropa, Ugarte también es monitora de esquí y snowboard. Todo ello la convierte en alguien «un poco nómada». Durante la temporada de nieve, se muda a alto Campoo para trabajar y vive en su furgoneta con su inseparable Bimba, una cachorra de raza Braco de Weimar que no se separa de ella ni a sol ni a sombra.

Una camiseta diseñada por Ugarte. Hontza

«Te acostumbras a vivir con muy poco y eso es muy enriquecedor. Te das cuenta con poquitas cosas somos tan felices». Y no solo a nivel personal, también en lo profesional le ha servido para seguir creciendo. «Cuando estoy allí no dejo de vender, me llevo las sudaderas en un tupper», relata. Y se las quitan de las manos.

«Necesito que me frenen»

El estilo de Hontza es ropa casual en colores pastel (azule, naranjas, verdes, blancos…) que permiten a sus usuarios hacer todo tipo de actividades. Es ropa libre, en el más amplio sentido de la palabra. «Y de la que dura». No es fast fashion: «Todo el mundo, incluida yo, compramos ese tipo de ropa, no juzgo a quien lo hace, pero es bueno que cada vez haya más concienciación de que no es lo mejor».

Ugarte se ocupa de todo lo que conlleva el negocio. Confirma que le cuesta delega y que a veces se queda corta para las muchas cosas que conlleva uan empresa así. Pero es feliz porque ve que de su idea original a la real no hay tanta diferencia. Su empeño y su falta de miedo son claves para ello. Lo aprendió de su amama, Conchi, la estanquera de Ortuella. «No solo vende tabaco, también bisutería, juguetes, colonias… Es la tienda de toda la vida».

En ese local jugaba con las cajas, acompañaba a la abuela a hacer pedidos, se ponía detrás del mostrador para atender… «Me encantaba», admite. Alguna vez ya le dijo a Conchi que lo mismo se quedaba con el negocio, pero la mujer siempre le aconsejó estudiar. También le dijo otra cosa que lleva a rajatabla: «Te dediques a lo que te dediques, intenta ser la mejor».

Con estos mimbres se fue forjando su carácter. «Yo más que necesitar empujones necesito que me frenen», se ríe. Pero es que ese arrojo es clave en el éxito de Hontza. Empezó vendiendo en mercadillos, abrió una tienda en Castro, luego otra en Noja… Y no le importa dar pasos atrás si ve que no puede con todo. «Por eso cerré el local de Castro, porque estoy aprendiendo».

las sudaderas son la prenda estrella de la firma. Hontza

El trampolín de Tarifa

Además de en Noja, la ropa de Hontza la podemos encontrar en Tarifa. Todo ocurrió por casualidad. «Conocí a los dueños de EbroKite en la temporada de esquí, hicimos buenas migas». Acabó en el pantano del Ebro aprendiendo a hacer kitesurf con ellos y la conexión fue tan buena que al volver a su casa, se llevaron un pack con varias prendas.

Tuvieron mucho éxito. «De vez en cuando les sigo mandado cajas. Los colores y el diseño pegan mucho para allí». La experiencia es tan buena que le gustaría crecer por ese lado, pero no a corto plazo. «Aquí es donde te das cuenta de que tienes que frenar y pensar antes de lanzarte», admite. «Esto es una carretera con curvas».

Mientras estudia cómo llevarlo a cabo, se dedica a su tienda de Noja, que pretende convertirla en una especie de clúster de pequeños artesanos. «Cómo a mí me recibieron tan bien cuando iba con mis cajas de sudaderas por ahí, me gusta hablar con creadores para que vendan sus productos allí».

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