La locomotora alemana 'Hulla' en pleno recorrido por el trazado minero de Utrillas.

Vapor en Utrillas

La centenaria locomotora 'Hulla' se ha convertido en un importante reclamo turístico para las Cuencas Mineras

Mikel Iturralde

Domingo, 7 de diciembre 2014, 02:04

Con el agotamiento de las minas de carbón en los albores del siglo XXI, las Cuencas Mineras de Utrillas cayeron en una profunda depresión que afectó a su industria, economía y población. Sólo en dos décadas, perdieron algo más de mil habitantes -en la actualidad viven en esta comarca 3.268 personas- que buscaron otras tierras donde labrarse fortuna. Sin la perforación de los yacimientos y con pocas posibilidades para cualquier cultivo -escasa profundidad de los suelos, elevados desniveles en el relieve y temperaturas extremas-, los habitantes de esta zona turolense se volcaron en la búsqueda de otras actividades lucrativas que compensaran las pérdidas ocasionadas por el cierre de las explotaciones mineras. Y aún andan en ello.

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Desde finales del siglo XVIII se conoce la vinculación de esta comarca con los yacimientos de lignito. Fábricas de cristal, sobre todo, aprovechaban la extracción del mineral. Sin embargo, el gran crecimiento se produjo en los inicios del siglo XX con la extracción del carbón del lignito y la construcción del ferrocarril de vía métrica. Minas y Ferrocarril de Utrillas (MFU) es la empresa con mayor incidencia sobre la cuenca, que alcanzó la prosperidad en torno a la Primera Guerra Mundial por las dificultades que el Reino Unido pasó para extraer el mineral. Unas 1.500 personas trabajaron directamente en las minas durante las décadas de los 70 y 80, hasta llegar a las 150 con el cambio de milenio. En 2002 cesaron las actividades extractivas.

Renunciando a su historia, como recelosa por el sufrimiento que el cierre de las instalaciones mineras provocó en la cuenca, Utrillas buscó otro tipo de actividad para abandonar la depresión que casi la sume en una profunda melancolía. Los parajes son adecuados para el tratamiento de otro de los productos que ha hecho famosa esa tierra, el jamón. Y las otroras naves mineras van siendo sustituidas por inmensos almacenes donde se seca y se trata el pernil hasta adquirir ese característico aspecto que lo ha hecho tan famoso. Conviene recordar que fue el primer jamón con denominación de origen de España. Algunas de las empresas más importantes de la industria cárnica se han establecido en la zona.

Sin embargo, la revitalización de las Cuencas Mineras viene de la mano de un proyecto turístico. Al menos de cara al exterior. Un pequeño tren minero se ha convertido en un importante reclamo para esta comarca. Desde su inauguración en 2012, un pequeño ferrocarril ha transportado más de 10.000 viajeros durante las 38 jornadas en las que ha circulado. Hasta el municipio turolense se han desplazado visitantes de todas las partes de España e incluso del extranjero (Francia, Alemania e Inglaterra), atraídos por la idea de conocer en funcionamiento el motor de vapor que impulsó la revolución industrial.

Una pequeña estrella

El recorrido actual parte del Pozo Minero Santa Bárbara, enclave minero de gran interés arqueológico en donde se han rehabilitado y pueden visitarse el edificio de los vestuarios de los trabajadores, la sala de calderas que producían vapor para la mina, el castillete que servía para sacar el mineral y las primeras escuelas con las que contó Utrillas, construidas por Minas y Ferrocarril de Utrillas en 1903, que han sido musealizadas albergando una colección de lámparas mineras y la recreación de un aula de una escuela de los años cincuenta.

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La estrella de este pequeño ferrocarril guarda estrecha relación con la minería. No solo por su nombre, 'Hulla', sino también porque trabajó en el transporte de material de MFU desde su adquisición en Alemania en 1903. Esta pequeña 020T fue construida por Orenstein & Kopell con el número de fábrica 1.166. Como viene ocurriendo en nuestro país, la locomotora fue adquirida en 1986 por José María Valero, un gran coleccionista particular que ha salvado de la chatarra varias de nuestras mejores joyas ferroviarias; sufragó los primeros arreglos y mantenimiento. Posteriormente se hizo cargo de esta centenaria pieza la Asociación Zaragozana de Amigos del Ferrocarril y Tranvía (AZAFT), uno de los grupos más activos en el mantenimiento de piezas históricas. La restauración de la 'Hulla' se hizo en dos partes: la primera en 1987 fue estética y la segunda funcional, en 2000, cuando se reparó la caldera y se terminó de ajustar el rodaje y los cilindros. Además de rodar por la vía de pruebas de la AZAFT, la 'Hulla' fue invitada hasta en tres ocasiones al Museo del Ferrocarril de Gijón. Desde su restauración funcional ha estado guardada en Ejea, donde se disponía de cuarenta metros de vía para poder hacer encendidos de mantenimiento, controlados y gestionados por personal de AZAFT.

El 31 de marzo de 1966 circuló el último tren por la línea del ferrocarril que, desde 1904, unía Zaragoza con Utrillas y sus minas. Un largo recorrido que era completado por otros 7 kilómetros de una vía de 60 centímetros de ancho que subía desde la zona de los lavaderos a los pozos mineros. Dispuso de 127 kilómetros de vía métrica, con 11 estaciones. Un ramal de 1.000 metros enlazaba su terminal en Zaragoza con la de la línea Madrid-Zaragoza-Alicante (MZA fue la segunda más importante del país después de Norte), lo que le permitía transbordar carbones. La actividad minera siguió en este confín turolense, pero no la ferroviaria.

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El tren minero de Utrillas se ha convertido en un museo rodante donde la ciencia cobra vida. Este tipo de parques, donde circulan trenes de vapor, son un recurso turístico muy común en los países europeos más sensibilizados con la conservación del patrimonio industrial. Actualmente, esta tendencia está despertando en España, de forma muy discreta. Es un proyecto pionero que plantea la recuperación de un tramo histórico de ferrocarril y que emplea una locomotora de vapor original de la línea. Además del trabajo desinteresado de la AZAFT, la intervención del Ayuntamiento resulta vital. El Consistorio trabaja en la ampliación de la línea. A los 600 metros iniciales, se añadieron en primavera otros 400 para completar un trazado de un kilómetro, aunque aspiran a duplicarlo en cuanto se resuelva el litigio con un vecino que se niega a que el tren atraviese sus tierras.

Final por Santa Bárbara

La temporada de vapor acaba el 6 de diciembre. Es día grande en la Cuenca Minera, que aún rinde homenaje a la patrona Santa Bárbara. A la alegría por la festividad se une el éxito de esta segunda etapa del tren minero que desde marzo ha transportado a más de 4.500 viajeros en los 16 encendidos que se han realizado de la locomotora 'Hulla'. El récord de asistencia se produjo el 16 de abril, día en el que este modesta máquina transportó a más de 600 viajeros, con 30 trayectos a tren completo a lo largo de la jornada. Otra locomotora, una Deutz MLH 322 que se utilizaba para transportar el carbón en el interior de la mina, también recorre las vías del trazado, junto al tranvía, el coche que usaban los dueños para recorrer la explotación.

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El trabajo en la zona se inició hace ya unos once años. Agotadas las opciones de futuro con la minería, se planteaba una apuesta por la recuperación y puesta en valor de los restos de este legado minero como soporte de un proyecto de dinamización económica. En primer lugar, afrontaron la restitución de todas las escombreras y zonas destrozadas por la actividad minera. La segunda parte se centraría en actuar sobre las instalaciones que aún quedaban en pie pertenecientes a la empresa Minas y Ferrocarril de Utrillas. Poco a poco se han ido recuperando algunos de los viejos edificios vinculados a las minas, dándoles nuevos usos ligados a la interpretación y puesta en valor de este legado industrial. Así, en el antiguo hospital minero se instaló el nuevo museo minero. Junto a éste se ha creado también un centro de congresos y se ha rehabilitado la casa de la dirección de MFU como albergue municipal.

La labor realizada hasta la fecha, que incluye trabajos documentales como la recuperación del archivo de MFU, ha permitido rescatar la Mina Santiago creando un parque a la entrada, previendo en un futuro el que sea posible la visita al interior mediante un tren de baterías. Se ha reconstruido el castillete del pozo Santa Bárbara y se han restaurado sus instalaciones anexas, incluyendo el edificio del vestuario y el que alberga dos calderas Borsig que movían las ascensores del pozo minero. En la misma zona del Pozo Santa Bárbara se ha recuperado el edificio de las Escuelas.

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A pesar de ser un proyecto en construcción, el tren se ha convertido en un importante reclamo turístico para las Cuencas Mineras. El ferrocarril pretende ser el hilo integrador de los diferentes espacios expositivos de la historia de Utrillas, constituyendo un completo parque museístico temático donde se expliquen las instalaciones de exterior de una empresa de estas características.

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