El «traje a medida» de un vitoriano para la plaza de un pueblo de León
El alavés Iñigo Tudanca y el zarauztarra Iñigo Ocamica han ganado el prestigioso premio FAD con uno de sus primeros proyectos
nerea azurmendi
Sábado, 15 de agosto 2020, 10:42
Mimo, rigor y trabajo son términos que aparecen a menudo en la conversación con Iñigo Ocamica (Zarautz, 1992) e Iñigo Tudanca (Vitoria, 1988). Ambos se ... graduaron como arquitectos en 2016 en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de la UPV en San Sebastián y, al año siguiente, realizaron el máster en la ETSA de San Cugat del Vallés, en Barcelona. A pesar de su juventud, y de haber constituido Ocamica Tudanca Arquitectos hace solo tres años, van sumando reconocimientos a currículos que ya antes de incorporarse a la vida profesional contenían bastantes líneas destacables. Tras la selección de su proyecto 'El jardín (in)temporal' para el espacio exterior del pabellón español en la Bienal de Venecia en 2018, acaban de recibir un reconocimiento enorme e inesperado, ya que la plaza que proyectaron para Mansilla Mayor, un municipio de León, ha obtenido el premio FAD de Arquitectura e Interiorismo 2020 en la categoría de 'Ciudad y paisaje', una de las cinco que toman en consideración estos prestigiosos galardones fundados en 1958 por el arquitecto Oriol Bohigas.
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Es, salvando las distancias entre disciplinas, un logro comparable a ganar un Goya a la mejor película con una ópera prima cuyo guion se empezó a escribir cuando se enteraron de que un pueblo del que nunca habían oído hablar había convocado un concurso para renovar la plaza. «Nos presentamos, ganamos y trabajamos muchísimo, con mucho mimo y rigor...», resume Tudanca desde Barcelona, donde está embarcado en la reforma de una oficina. Ocamica participa en la conversación desde Zarautz, donde hace lo propio con una vivienda.
La nueva plaza de Mansilla Mayor, un municipio muy pequeño «con un equipo de gobierno joven, motivado, con ideas», que no parece resignarse al fatalismo de la 'España vaciada', es meditadamente sencilla, austera y funcional. Esa austeridad, que la elogiosa valoración del jurado relaciona con «la excelencia en la lectura del contexto urbano y social» y reconoce junto con «la creatividad y la calidad en el uso de recursos muy limitados en lo económico y en lo formal», no solo era una condición de partida vinculada a un presupuesto escueto, sino que tiene también algo de declaración de intenciones.
«Los límites vienen muy bien -asegura Tudanca-, porque te obligan a desnudar el proyecto, a ir a lo esencial. Esa es nuestra lógica de trabajo, no ser ostentosos y no despilfarrar, ser contenidos y hacer lo que toca». En realidad, hicieron algo más de lo que tocaba, ya que finalmente realizaron «una intervención en el doble de superficie de la que constaba en el concurso, porque nos pareció que lo pertinente, lo que pedía el sitio, era rehabilitar toda la zona».
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Arquitecto
Iñigo Ocamica
«Deberíamos hacer más partícipe a la gente. Si se le escuchara más seguro que se harían las cosas de manera más eficiente»
Arquitecto
Iñigo Tudanca
«Hay arquitectos que proyectan para otros arquitectos, pero hay que proyectar para quienes lo van a vivir»
Partipación vecinal
El proyecto 'Tierra de Campos' que les ha valido un premio FAD no solo «nos dará aire», sino que también será una tarjeta de presentación bastante explícita acerca del modo en el que conciben su trabajo. «Hay arquitectos que proyectan para otros arquitectos, pero hay que proyectar para las personas que lo van a vivir», dice Tudanca. Esa fue su apuesta para Mansilla Mayor: «Hacer un traje a medida, una plaza de pueblo con todo lo que eso conlleva. Hemos visto en muchos sitios como se alteraba la atmósfera importando plazas de ciudad que en un pueblo no tienen sentido». El proyecto «reproduce en una especie de alfombra 'patchwork'» la imagen que ofrecen los campos de Castilla y León a vista de dron, y viste esa superficie con «los elementos básicos de una plaza de pueblo: la fuente, los bancos y los árboles».
La participación de los vecinos era una de las particularidades de la convocatoria, especialmente apreciada por Ocamica y Tudanca, partidarios de que se generalice esa visión. «Deberíamos hacer más participe a la gente, es muy importante que la ciudadanía esté más implicada en todos estos procesos, y eso empieza por facilitar una información comprensible y no solo expedientes de 500 folios que a veces no entendemos ni nosotros. Y por escuchar a los ciudadanos. Si se les escuchara más, seguro que se harían las cosas de manera más eficiente», propone Ocamika.
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