«La magia debe generar conflicto en el cerebro»
El festival del ilusionismo de Vitoria desenfunda una edición que revelará los resultados de un sector reinventado durante la pandemia
Enfrentar a un mago a un interrogatorio puede llegar a ser una tarea imposible. En cualquier momento se saca un as de la manga y ... deja al interlocutor sin respuesta. Es lo que los ilusionistas hacen en sus espectáculos: distraer al público para sorprenderle. Pero aquí no hay truco, Jose Ángel Suárez, director del Magialdia, se sienta y responde una a una a las preguntas de este mazo. Revela algunos secretos de la 33 edición de Magialdia que volverá a ilusionar a la capital alavesa desde este sábado.
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- ¿Cuál es el truco para sobrevivir a la pandemia?
- Cuando el año pasado estalló la pandemia pensábamos que todo se venía abajo. Pero hicimos una apuesta arriesgada y tomamos la decisión de que si se podía lo haríamos, en las condiciones que fuesen. Aunque fuese por teléfono. No se podía parar, porque el problema luego es remontarlo. Luego tuvimos la suerte de que en la fecha que lo hicimos se abrió una ventana. Ahora, todavía no nos acercamos a lo de 2019, pero vamos a hacer algo muy grande.
- ¿Y hay quien en este tiempo ha guardado su baraja de cartas y ha abandonado la profesión?
- En contra de lo que pueda parecer, no conozco a nadie del mundo profesional que haya dejado la magia. Mejor o peor, pero todos siguen. No hay desbandada. El truco ha sido reinventarse. Y la respuesta es optimista. La gente está deseosa de ver espectáculos. En Magialdiaraba hay pueblos en los que hemos tenido más espectadores que habitantes. Esto te distrae la mente.
- Y el ilusionismo ahora inundará Vitoria, la capital fiel seguidora de esta cita.
- En Vitoria hay afición a la magia. Un festival como este no se soportaría sin afición. Es bonito, pero también nos implica mucha responsabilidad, porque el público vitoriano tiene mucho criterio, es exigente.
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- ¿Cómo lleva un mago asombrar a la gente, pero no verla boquiabierta por la mascarilla?
- La mascarilla es un horror. El mago vive su trabajo de las reacciones que genera en el espectador, alimentan su forma de trabajar. Oyes que se ríen, pero no es lo mismo. Y a veces influye, porque el espectáculo pierde su ritmo y puede llegar a acortarse.
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- ¿Y cuál es el secreto para que la magia nunca defraude?
- La magia necesita un espectador inteligente; un niño, por ejemplo, tiene otra visión de la realidad. Porque lo que estás creando es un conflicto al cerebro. Ves cosas que son imposibles y gracias a tu conocimiento sabes que es imposible. Ves a Copperfield volar y sabes que es imposible, pero ahí está el tío, volando. Ese conflicto hace que la magia sea interesante. Hay gente que solo quiere pillar el truco y otro se deja llevar. Para mí la gozada es esa última, los que se centrar en disfrutar del espectáculo. Y por una razón muy sencilla, porque no va a ser capaz de resolverlo.
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- El público ve el resultado, ¿pero cómo nace un mago?
- La magia nace de la curiosidad y de la afición del que busca ser mago. En Álava estamos viendo que hay cantera. Lo más cómodo puede ser empezar por las cartas. Ese mundo luego es aplicable a cualquier otro campo de la magia. Y el abanico para hacer un espectáculo es muy amplio. Puedes terminar hasta llevando cuatro trailers.
- O en un escaparate, como vemos cada año por las calles.
-Cogemos números visuales que ya existen y se pueden hacer en un escaparate por sus características. Esos números pueden necesitar meses, o incluso años, de preparación.
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