El derbi futbolístico entre el Alavés y el Athletic Club se disputará el 15 de diciembre en Mendizorroza, a las cuatro y cuarto de la ... tarde. Pero esto no es sino una anécdota de chichinabo frente al desafío colosal que nos espera el próximo día 24 de diciembre, donde la capital de Euskadi se juega su identidad navideña. ¿Quién da más?
Publicidad
La mismísima concejala de cultura de nuestro excelentísimo Ayuntamiento presentó la programación navideña lanzando al aire un reto que hizo reventar costuras y temblar el misterio: «El desfile de Olentzero y Mari Domingi del día 24 pretende ser el más grande de Euskadi». Con dos ovarios. Que ríete tú de las tonterías de Abel Caballero en Vigo con el chorro de luz navideño, que cuando haya gente viviendo en Marte van a tener que poner persianas en las ventanas.
En cualquier caso, ahí está el desafío lanzado por nuestra edil, como para meterle el dedo en el ojo al alkate de Bilbao. Que a ver quién la tiene más grande -la cabalgata de Olentzero, entiéndase-. El Gobierno municipal se ha propuesto «darle más identidad» a este recorrido para «ponerlo en valor», según declaró la lideresa departamental. Como si el valor y la identidad tuvieran que ver con el tamaño de la procesión.
A un servidor no es que le parezca mal esta panoplia de novedades que enarbolamos cada año para acicalar la rueda de prensa de la jurisdicción culturil. Pero a estos asesores de prensa que escriben guiones va a haber que ponerles bridas para que no incurran en contradicciones un día sí y el otro también. Porque lo que vale para un desfile navideño no puede descartarse para otro carnavalesco.
Publicidad
Si echamos la vista atrás -una semanita no más-, nos han estado dando la murga con que el desfile de Carnaval se nos ha ido de las manos, colapsa el tráfico y hay que ponerle tope a los participantes antes que ocurra una desgracia. Que desde el cuartelillo de Aguirrelanda han puesto pie en pared, y que ya vale de joderle -con perdón- el calendario de libranzas al personal uniformado.
Siete mil cien disfrazados es el número mágico que separa el orden del caos según los expertos de la seguridad ciudadana. No sé si recuerdan aquel chiste del fuerte y el vigía en pleno Far West, cuando el vigilante da la voz de alerta «¡Indios!» y el coronel pregunta por el número de atacantes. El avispado vigía responde con seguridad «Cuatro mil tres». A lo que su superior asombrado inquiere por la exactitud de la cifra. El centinela contesta solícito: «delante vienen tres y detrás unos cuatro mil, mi coronel».
Publicidad
Ahora resulta que para organizar el Carnaval hay que poner un numerus clausus de 7.100, porque delante irán cien y detrás unos siete mil, como los indios del sucedido. Mientras, para el desfile navideño de Olen y Maridomin todo es barra libre y despiporre callejero, con gran lujo y despliegue de producción. «El público podrá disfrutar de un torrente de seres fantásticos pululando sobre sus cabezas», explicó la edil. «No hemos reparado en gastos», que diría el gerente de Jurasic Park.
En esto de los criterios de desfiles, al Ayuntamiento le ha acabado por pasar como a las convicciones de Groucho Marx: «Estos son mis principios. Si no le gustan tengo otros». Y todo para acabar reivindicando el más viejo de los preceptos: el tamaño sí que importa. ¡Gora Stalin!
Accede todo un mes por solo 0,99€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión