La explosión de un almacén de pirotecnia destruye tres edificios en Berantevilla
El estruendo se sintió a varios kilómetros y el incendio calcinó un camión. Un empleado avisó de un «chispazo», lo que evitó más daños que los materiales
La explosión de un almacén en una empresa de pirotecnia sobrecogió a los vecinos de Berantevilla y de la Cuadrilla de Añana este miércoles durante ... algo más de una hora. Fue el tiempo que transcurrió desde que se produjo un estruendo ensordecedor, que provocó un incendio y una densa columna de humo visible desde varios puntos del municipio, hasta que los servicios de emergencia confirmaron la ausencia de heridos. «Ha sido tan fuerte que parecía que se nos caía el edificio», relataba a EL CORREO una trabajadora del Ayuntamiento, en plena calle Mayor, a dos kilómetros del lugar del incidente.
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Al filo de las 11.00 horas, el polvorín de Valecea, a las afueras de la localidad, estalló con unos 800 kilos de productos con material inflamable. La detonación y el fuego que originó destruyeron tres pequeños edificios (el almacén se llevó la peor parte y el resto vio cómo volaban sus tejavanas) y el camión que se encontraba efectuando la descarga, que quedó calcinado. Con todo, el suceso quedó en un susto, más allá de las pérdidas económicas de la empresa familiar, todavía por cuantificar. Uno de los cinco empleados que se encontraban en las instalaciones en el momento del incidente advirtió el primer «chispazo», lo que le permitió avisar a tiempo para que no hubiera trabajadores en la zona cuando se produjo la explosión.
La explosión en la Pirotecnia Valecea de Berantevilla, en imágenesVer 23 fotos
La rapidez en la respuesta era especialmente relevante por el tipo de material que almacenaba el edificio incendiado. «Una vez que se produce la primera inflamación, se lo lleva todo», explicaba a este periódico Aitor Valdecantos, gerente de Pirotecnia Valecea, quien se mostraba aliviado por que 'sólo' hubiera que lamentar pérdidas materiales. «Ha funcionado todo y no ha habido que lamentar daños personales. Ahora mismo lo que hayamos perdido nos da igual y lo analizaremos mañana; lo importante era la gente», aseguraba el responsable de la quinta generación de la compañía, todavía con el susto en el cuerpo.
Tras la explosión principal, que fue la que alertó a los vecinos y a los bomberos de la zona (acudieron efectivos del parque de Nanclares de Oca, Espejo y de Miranda de Ebro a modo de apoyo), se sucedieron otras pequeñas detonaciones. Pese a tratarse de estallidos menores, mantuvieron en alerta a los vecinos, que todavía desconocían el alcance del accidente y sólo podían observar la columna de humo desde la N-124 o las piscinas. Los servicios de emergencia, por su lado, tardaron cerca de una hora y media en dar por controlado el fuego y «asegurar la zona» (hacia las 12.25 horas), aunque antes ya habían confirmado la ausencia de heridos.
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Los primeros bomberos en llegar, del parque de Nanclares, se encontraron con que «varias casetas seguían explosionando y ardiendo», explicó Alberto Amenabar, director gerente de los Bomberos de la Diputación de Álava. «Automáticamente se han puesto a trabajar con agua y espumógeno, tratando de enfriar y apagar las casetas que habían ardido», detalló a este periódico. No es la primera vez que esta empresa sufre un incendio, aunque quizás sí el más aparatoso. En mayo de 2021, uno de sus edificios se quemó. El fuego, detectado de madrugada, afectó a un almacén de productos químicos. En aquella ocasión el incendio no se propagó a otros módulos de las instalaciones.
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