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«Dios nos ha regalado este momento único en nuestra vida y para la historia»
La Diócesis de Vitoria suma tres nuevos diáconos, dos de ellos un padre y un hijo, en una solemne ceremonia celebrada por el obispo en la Catedral Vieja
Hace siete años que Ramiro Alfaro, Patxi y Josu Antón empezaron a formarse para el diaconado. «Sentimos una llamada», recuerdan. «La vocación venía desde hace ... muchísimo tiempo, pero los frutos han salido cuando Dios ha querido», matiza Ramiro, sobre una sensación que, de alguna forma, comparten los tres. Así las cosas, tras superar meses y meses de formación teológica y filosófica, estos cristianos han pasado este sábado a tener un nuevo cometido en la Diócesis de Vitoria, el de ejercer de diáconos.
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Esta figura eclesial (que puede ser temporal o permanente) es un servicio dentro de la Iglesia que permite presidir celebraciones eucarísticas, funerales, bautismos y otras sacramentales con las excepciones de la confesión y la consagración.
Hasta ahora había nueve en la ciudad y, aunque su ordenación es algo que se produce cada cierto tiempo, la emoción ha aflorado este sábado de forma especial durante una misa solemne celebrada en la Catedral de Santa María porque entre estos nuevos colabores del obispo de Vitoria, Juan Carlos Elizalde, se encuentran un padre y un hijo, Patxi y Josu.
Esta figura eclesial permite efectuar bautizos, matrimonios o funerales pero no realizar confesiones
«Yo siento una emoción terrible», ha confesado Patxi sobre esta nueva relación religiosa, después de que Elizalde les haya preguntado durante la celebración por su vocación y les haya consagrado como diáconos en un encuentro que se ha alargado durante más de dos horas y que ha abarrotado la nave central de la Catedral.
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«Es algo que supera cualquier expectativa. Ninguno de los dos imaginábamos que pudiera pasar algo así hasta que Dios ha cuadrado las cosas para regalarnos este momento único en nuestra vida y en la historia de España», ha celebrado Josu, ya que es poco habitual -o casi único- que se den casos así.
Paso previo al sacerdocio
Para el joven, esta función será, sin embargo, algo temporal. Hace ocho años que Josu decidió que quería unirse a la Congregación de la Pasión (pasionistas) y, desde entonces, forma parte de la comunidad que custodia el Santuario de Nuestra Señora de Angosto, en el Valle de Valdegovía. Así que, de alguna forma, este es un paso previo al sacerdocio.
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Con todo, él cree que esto ya es algo «grande». «Es que es cuando empiezas a dar bendiciones, a poder hacer matrimonios, bautizos, funerales, ya pastoreas en cierta manera. Así que luego será como casi un complemento más. Esto es todo lo que necesito ahora», asegura Josu.
Por su parte, el reto para Ramiro está, según considera, en «servir a Dios como él quiere que le sirva, no como yo estaba sirviéndole, que era mi manera». «Nos va a poner escalones, nos va a poner obstáculos, pero los vamos a superar», afirma. Elizalde, por su parte, les ha indicado que ésta es una «vocación que os compromete», pero que, también, para los diáconos temporales, «da un sentido distinto al matrimonio y a la familia». «Es una nueva efusión del espíritu», ha subrayado.
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