Un gol en el descuento mantiene al Mirandés en la pelea
Un gol de Lambarri en el minuto 91 despierta la ilusión de la remontada en un Anduva que agradeció a sus héroes su irreprochable trayectoria copera
J. C. BERDONCES
Miércoles, 1 de febrero 2012, 17:14
El sueño copero del Mirandés sigue vivo. También en esta ocasión hay un protagonista estelar, al margen del bloque que es el secreto del éxito rojillo. Se trata de Lambarri. El delantero emuló a su compañero Caneda, que hace una semana desataba la euforia en Anduva ante el Espanyol, y logró en el descuento un gol que mantiene a su equipo en la pelea en las semifinales de la Copa del Rey.
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El tanto del punta, uno de los tres bilbaínos de la plantilla junto a Muneta y Alain, hacía justicia a la meritoria segunda parte de los locales, que en ningún momento se arrugaron ni se dieron por vencidos. Y no era fácil porque en apenas media hora, la inicial, parecía difuminarse su sueño copero.
Ese fue el tiempo que necesitó un Fernando Llorente en racha y que reivindica un sitio en la selección para disputar la Eurocopa -seguro que ayer Vicente del Bosque, en las gradas de Anduva, tomó buena nota del estado de forma del delantero del Athletic- para hacer dos goles y fulminar la posible salida en tromba de los pupilos de Carlos Pouso.
La brillante trayectoria del conjunto rojillo en la competición en la que ha liquidado a tres rivales de Primera división -Villarreal, Racing de Santander y Espanyol- no pasa desapercibida para nadie. Mucho menos para un estratega del fútbol como Marcelo Bielsa, que salió con todo e impidió, al menos en el primer tiempo, que los Caneda, Infante, Martins y Muneta jugaran como en ocasiones precedentes.
De hecho, el técnico argentino salió con todo. Recuperó para su once inicial a Muniain y Herrera, ausentes el sábado en Vallecas por decisión del propio Bielsa que les dio descanso, y también volvieron Javi Martínez después de su lesión y De Marcos tras su sanción. Estaba claro que el entrenador del Athletic no se fiaba del Mirandés a pesar de la diferencia de categoría.
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Y ese mensaje de 'cero confianzas' lanzado en los días previos caló hondo en sus pupilos. Porque Iturraspe, Herrera, Susaeta y De Marcos comenzaron a adueñarse del centro del campo y a buscar combinaciones con Muniain y Llorente. Mientras que el cuadro rojillo bastante tenía con sacudirse el dominio vizcaíno.
Dos tantos de Llorente
La superior condición física del Athletic se notaba en la presión, en cada balón dividido, en la práctica totalidad de lances del juego. Pese a todo, Pablo buscó sembrar la incertidumbre en el área de Iraizoz antes de cumplirse el cuarto de hora con una incursión de las suyas, pero se perdió en regates. Más directo fue De Marcos en el minuto 17, que ganó con claridad la línea de fondo tras superar a su par y se sacó un preciso envío al segundo palo que Llorente solo tuvo que empujar a la red con la cabeza.
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El delantero riojano se convirtió en una pesadilla para los de Pouso, sobre todo para esa pareja de centrales que forman Caneda -el héroe de cuartos de final ante el Espanyol- y Corral que tan buen rendimiento ha ofrecido durante toda la trayectoria copera del Mirandés. Volvió a aparecer en el minuto 26, recibió un pase en carrera, se deshizo precisamente de Caneda en la frontal, tiró dos amagos a la defensa y se sacó un remate suave pero colocado que entró junto al poste. 0-2 antes de la media hora. Partido sentenciado, eliminatoria encarrilada y casi decidida.
Pese a todo, el conjunto local salió de los vestuarios en el segundo tiempo decidido a dar una satisfacción a su público, sino en forma de goles sí a base de esfuerzo y entrega, sus verdaderas señas de identidad. La grada, de Anduva, engalanada para una cita histórica entendió ese guiño y, como dice la canción, empujó y llevó en volandas a su equipo.
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Pouso movió el banquillo y dio entrada a Lambarri, revulviso una semana antes contra el Espanyol, en sustitución del vitoriano Nacho Garro. El planteamiento era claro, presionar más la salida de balón del Athletic, tratar de robar y sorprender en velocidad y, sobre todo, mejorar en el juego aéreo. Así, precisamente, llegaba la primera ocasión del Mirandés, en un balón suelto en la frontal que Mujika finalizó con un zurdazo seco que salió alto tras estrellarse en el travesaño.
Iraizoz se emplea a fondo
Once minutos más tarde, en el 74, Iraizoz tenía que emplearse a fondo para despejar un remate de Caneda tras un saque de esquina botado por el recién incorporado José Ángel. El partido, en ese tramo final, se había convertido en un 'toma y daca' entre un Mirandés que buscaba el gol por todos los caminos y un Athletic confeccionado para el ataque y para tener la posesión.
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Mayor mérito tiene, por lo tanto, el segundo tiempo de los de Pouso, por ese motivo. Porque los rojillos no rehuyeron la pelea, a pesar de la desigualdad en el marcador y de la diferencia de potencial. No en vano, lanzaron siete corners durante el segundo tiempo y vivieron más tiempo cerca del área de Iraizoz que defendiendo la portería de un Nauzet que pasó desapercibido durante la segunda parte.
Y cuando Anduva se preparaba para despedir con la mejor ovación a su equipo llegó otro momento álgido. Lambarri recibió un balón peinado dentro del área y sin pensárselo dos veces cruzó con la zurda, a la media vuelta, superando a Iraizoz. Ese 1-2 deja la eliminatoria abierta. Con otro matiz añadido: el Athletic ya no está imbatido en la Copa. El Mirandés se ha encargado de batirle.
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