Túnez, un invitado incómodo
La entrega y la ilusión de Euskal Selekzioa no bastaron para doblegar a un combinado que dio una lección de efectividad
IGOR BARCIA ibarcia@elcorreo.com
Jueves, 29 de diciembre 2011, 09:09
A la marea de pasión por Euskal Selekzioa que inundó anoche San Mamés sólo le faltó una cosa, una ola de goles para el conjunto tricolor. Porque el combinado vasco se quedó seco ante una seria, correosa y efectiva Túnez. Los de Sami Trabelsi dieron una lección sobre el campo de lo que debe ser un trabajo solvente para sacar un partido adelante. El espectáculo quedó reservado para la grada, donde miles de aficionados que una vez más prácticamente abarrotaron 'La Catedral' escenificaron la tradicional comunión con sus colores. La fiesta no fue completa por la derrota, pero el público homenajeó puesto en pie a sus jugadores al término del choque. El objetivo, el de reivindicar Euskal Selekzioa, estaba más que cumplido.
Después de que el pasado año se rescatara el encuentro del combinado vasco tras dos inviernos de parón por diferencias políticas, ayer se volvió a constatar el tirón que tiene la Euskal Selekzioa, capaz de llenar 'La Catedral' y envolverla en una fiesta donde las peticiones por la oficialidad y la independencia no faltaron. Para este encuentro, a diferencia del celebrado en 2010, el ruido político había sido menor en los días previos, y eso se dejó notar en el ambiente, con menos tensión y más espacio para la diversión. Los aficionados, fieles a su cita con la tricolor, no cesaron de apoyar a los suyos y protagonizaron grandes momentos, como el mosaico que acompañó la salida de los jugadores de ambas escuadras, o la imparable ola que recorrió las gradas allá por el minuto 20 de partido. Apenas un par de borrones, como las bengalas o los múltiples petardos que atronaron en el campo, pese a los esfuerzos desde la Federación vasca por reforzar la seguridad y evitar multas posteriores.
En realidad, hubo momentos en los que pareció que se jugaban dos encuentros diferentes. Mientras sobre el césped los jugadores de verde se tomaban el partido con la mayor seriedad del mundo para batir a una correosa Túnez, en la grada la gente jaleaba consignas en favor de la oficialidad e independencia y cánticos en favor de una selección a la que les gustaría ver con mayor asiduidad que la de un partido a finales de año, donde el intenso calendario competitivo permite un resquicio para la aparición de Euskal Selekzioa.
Ayer era esa oportunidad de que miles de seguidores pudieran animar a sus jugadores, y pusieron todo su empeño en llevarles en volandas. Lo que pasa es que sobre el césped se encontraron a un invitado de lo más incómodo. Túnez, en plena preparación para la Copa de África y que se estrenará el 21 de enero en Guinea Ecuatorial y Gabón, se tomó el duelo tanto o más en serio, si cabe, que los locales. Ya había alertado Sami Trabelsi que para ellos era una buena oportunidad para calibrar su nivel ante un rival europeo, y desde el primer minuto demostraron que ellos, anoche, estaban para pocas fiestas.
Falta de acoplamiento
José María Amorrortu, que estrenó su cargo de seleccionador, y Mikel Etxarri formaron con un once donde Aduriz fue el único punta, respaldado en las bandas por Xabi Prieto y Gabilondo y con Zurutuza jugando por detrás del delantero del Valencia. A Euskal Selekzioa, como suele suceder, le costó arrancar, adoleciendo de falta de acoplamiento entre jugadores que sólo se encuentran una o dos veces al año. Por contra, la selección africana se mostraba como un bloque sólido y sin fisuras, cuyos futbolistas se emplearon a fondo y obligaron al homenajeado Iturralde González a pedirles calma en más de una ocasión. El delantero Jomaa se llevó la palma en este apartado, con media docena de faltas en la primera media hora.
Poco a poco, los jugadores de la tricolor se hicieron con el control del choque. La pelota, en esta primera parte, casi siempre corrió por la banda derecha, donde el trío formado por Iraola, Zurutuza y Xabi Prieto compuso una sociedad interesante que trajo las mejores noticias para los de Amorrortu y Etxarri. Sin embargo, y por mucho empeño que puso, Aduriz apenas gozó de balones claros para romper la defensa africana.
En la segunda parte llegó el carrusel de cambios. Hasta siete novedades tuvo el once de Euskal Selekzioa a su vuelta de vestuarios, que sirvieron para revolucionar el partido. Porque con Toquero, Susaeta y, sobre todo, la pareja formada por Mikel Rico y Barkero, el combinado vasco pareció tener una marcha más en su juego. Con más ritmo e intensidad, pareció que el partido se iba a quedar en casa.
Pero lo que sucedió en este periodo es que los de Amorrortu y Etxarri pusieron el juego y las oportunidades y Túnez, los goles. Ahí se pudo ver el oficio de la selección invitada a una fiesta que reventó deportivamente con dos zarpazos, uno de M'Sakni mediada la segunda parte y otro de Chadly en la recta final, con los jugadores de la selección tricolor volcados y desaprovechando una oportunidad tras otra.
Ni Agirretxe, ni Toquero ni todo aquel que lo intentó fue capaz de marcar, de batir al meta visitante. La efectividad, anoche, fue cosa de Túnez. Los africanos ganaron sobre el césped. Porque en la grada, Euskal Selekzioa había vencido mucho antes de que diese comienzo el partido.